—¡Ahora!—exclama Scarlet.
Mis movimientos son increíblemente veloces y precisos. Como una tormenta corro y realizo el recorrido más difícil del entrenamiento. Los cientos de obstáculos y marionetas de demonios son fácilmente esquivados y derrotados por mí. No me tardo mucho en llegar al final del recorrido dando por finalizada la pista de manera muy satisfactoria.
—Lo hiciste... ¡Lo has logrado!—exclama Scarlet.
Guardo mi cuchillo y me jacto del logro. Han pasado ya más de dos años desde que comencé a entrenar con ella y el día de hoy finalmente he concluido el entrenamiento Hunter nivel Scarlet. Ella asegura que me he vuelto increíblemente poderoso, pero yo no creo que sea así. El parche en mi ojo izquierdo me recuerda que siempre habrá alguien más fuerte... y para mí ese alguien es la chica parada frente a mí.
—Frank K. Williams, es un honor para mí anunciar que has finalizado de manera satisfactoria el entrenamiento Hunter. Eres todo un cazador hecho y derecho—dice con emoción.
—Muchas gracias por todo, Scarlet, no lo hubiera hecho sin ti—contesto.
—Lo has hecho muy bien, Frank. Pero todavía hay una última cosa que me gustaría enseñarte.
—¿Eh? ¿Qué cosa?—pregunto intrigado.
Ella sonríe y se acerca a mí. Se arrodilla quedando justo frente a mi pantalón y comienza a desabrochar mi cinturón... ¡¿Eh?! ¡¿Qué significa esto?!
—Voy a necesitar algo muy débil como esto para mostrártelo—continúa poniéndose de pie.
Retiro las manos que había llevado a mi rostro para esconder mi confusión. Por un momento en verdad pensé en otra cosa de la que no me siento muy orgulloso de haber creído.
—Muy bien, seguro que recuerdas el incidente del barco—rememora extendiendo mi cinturón.
—Claro, como olvidarlo.
—De seguro recuerdas lo difícil que era cortar la piel de ese demonio de blanco, muy pocos cazadores lograron siquiera introducir sus cuchillos en la carne—comienza su explicación.
—Sí, pero tú parecías poder cortar incluso sus extremidades sin ningún tipo de dificultad—recuerdo ese día.
—Eso es porque usé una técnica de combate que se ha pasado de generación en generación por la familia Hayashi.
Recuerdo que mencionó eso cuando me contó lo de su padre.
—Es una técnica muy exclusiva y extremadamente difícil de dominar, yo fui la última de su linaje en aprenderlo, incluso siendo adoptada. Cuando realizas un ataque, pones toda tu fuerza física para lograr mover tu cuerpo y concretar dicha ofensiva, ¿verdad? Pues la técnica familiar Hayashi no usa la fuerza de tu cuerpo para atacar, sino la de tu alma—explica lo mejor posible.
—¿A qué te refieres?—cuestiono asombrado.
—La fuerza del alma es mucho más fuerte que la del cuerpo humano, nuestros caparazones de carne y hueso están muy limitados, pero si logras concentrarte lo suficiente, puedes usar la fuerza de tu espíritu y no la de tus músculos para realizar un ataque—continúa su explicación.
Estoy completamente sorprendido de que algo así exista.
—De esta forma puedes usar un simple cuchillo de cocina para cortar a un demonio sin necesidad de armas benditas, pues es tu alma la que se conecta con el plano físico. Y al usar tu fuerza espiritual para atacar, puedes lograr partir en dos algo tan resistente y denso como el acero... con el cuero de un simple cinturón—finaliza mientas usa el cinturón como si se tratara de su látigo.
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La Promesa de Charlotte: Diario de Entrenamiento © | #1.5
PertualanganAfila tu cuchillo y prepara tu boleto, el St Michael está a punto de zarpar... Han pasado tres meses desde el incidente de Utah. Leonore se ha ido, Alice ha dejado de ser una amenaza y los remordimientos de Frank lo torturan cada día hasta que Scarl...