Intermedio: Take a Picture

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—¡Señorita Hayashi, es usted asombrosa!—exclama uno de los Hunters.

—¡Señorita Hayashi, por favor entrénenos!—pide otro.

Estoy rodeada de cazadores admirando mi hazaña al destruir el nido de demonios que se escondía entre las maquinarias del barco. Escuchar tantos halagos me hace sonrojar.

—Muy bien, muy bien, por el momento no puedo entrenar a muchos Hunters, pero no descarto la posibilidad de hacerlo—confieso.

Ellos continúan con su cara de cachorros esperando algún cumplido de mi parte. Ser tan popular entre los Hunters a veces puede ser algo incómodo.

—Está entrenando a Williams, ¿no es así?—pregunta otro cazador.

Afirmo con mi cabeza.

—Maldito tipo con suerte, espero que sepa el increíble lujo que es entrenar con usted—añade otro más.

Hablando de Frank, parece que se ha marchado. Siento mi corazón encogerse, no me ha visto en acción esta vez. Él es un buen chico, valiente, atento y sobre todo con ganas de mejorar cada día. Claro, no es perfecto, todos tenemos imperfecciones y una de las suyas es que a veces puede ser un poco testarudo. No es alguien que yo definiría como el arquetipo de héroe, pero tampoco es desagradable.

Hemos estado viviendo juntos durante un buen rato y nuestros lazos se fortalecen cada día, así como nuestra confianza, pero hay algo que todavía no tengo la suficiente valía para mostrar: mis sentimientos. Todos me ven fuerte e imponente, los que saben cómo fui en el pasado creen que ya lo he superado, pero en ocasiones siento que sigo siendo la misma niña cobarde que fui en mi infancia. La Sociedad de Hunters me moldeó fuerte para el mundo, pero no tuve mucho tiempo de hacerlo conmigo misma.

Bueno, está bien, tampoco soy tan cobarde como antes. Pero si hablamos de sincerarme con alguien más... creo que sí que tengo un poco de problemas para hacerlo.

Y dicho esto, me gustaría ser más cercana a Frank. Yo... realmente disfruto su compañía, es agradable pasar el tiempo con él. Sin embargo, estoy consciente de que todavía tiene un problema, y es Leonore.

No quiero desprestigiar su memoria ni mucho menos, pero Frank vive muy afectado por lo sucedido hace más de un año y mientras no pueda superar eso nada funcionará. Además, tengo miedo de confesar mis sentimientos, la última vez que lo hice cometí algo espantoso, algo que me perseguirá hasta el final de mis días. Un pecado tan horrible que tengo que esconder a toda costa, debo impedir que alguien como Frank se entere o podría alejarse para siempre. Hasta el día de hoy cargo con la culpa de haber sido capaz de cometer esa atrocidad, de haberle quitado la oportunidad de vivir a alguien tan inocente...

Las voces de los demás Hunter me hacen reaccionar y abandono mis pensamientos.

—¿Eh? ¿Quién eres tú?—pregunta uno de los cazadores.

De la puerta se asoma un sujeto que instintivamente me hace encender las alarmas. Tiene una armadura negra y blasfema. La he visto antes. Cuando regresé de explorar una mansión habitada por un OAPP escala rojo, inmediatamente me dirigí a buscar información sobre el demonio que acabó con la base de Utah: Frank. Y en las cámaras de seguridad él aparecía usando esa misma armadura. No cabe duda, esta persona es un demonio de clase B.

—¡Es como Williams! ¡Mátenlo!—grita uno de los Hunters.

Al instante varios cazadores se lanzan sobre él mientras yo extiendo mi látigo para atacarlo. Sin embargo, el demonio reacciona rápido y usa una cámara fotográfica que tiene entre sus manos. El flash es cegador y me hace sentirme confundida. Los Hunters caen lentamente, uno a uno, como si estuvieran desmayándose.

La Promesa de Charlotte: Diario de Entrenamiento © | #1.5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora