Capítulo 1.

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Barranquilla - Colombia

Febrero  2017.

DERECK

La alarma pitó como lo hace diariamente, me levante de la cama para empezar un nuevo día de clases, Entrar a una nueva escuela no es fácil, personas nuevas, maestros nuevos todo nuevo.

Al terminar de bañarme me siento a un lado de la cama para revisar mi cell, pero un sonido percato toda mi atención.

—¡No! ¡Maldita sea! —grite al ver que había partido mis lentes.

¡Maravilloso! Primer día de clases y estaba empezando mal.

—Cariño ¿ocurrió algo? —pregunto mi padre detrás de la puerta.
—No, tranquilo, solo que dañe mis lentes.
—Dereck ¡Por favor! Ya son 3 lentes que te he comprado últimamente.
—Si papa lo sé perdón, no volverá a pasar —dije mientras me comenzaba a cambiar.
—Está bien, Ya puedes bajar, el desayuno está listo —dijo mi padre. Alejándose un poco de la puerta.

Me termine de cambiar y baje a la cocina.

—Ten, fue lo que me ocurrió rápidamente para que no fueras a clases sin tus lentes. —dijo mi padre dándome los lentes remendados con cinta.
—Papa gracias, pero no pienso ir así a clases.
—Entiendo, pero por lo menos te las pones para las clases.
—Si tal vez, gracias papa.
—De nada campeón, iré a calentar el auto para llevarte.

—Hijo perdón, no te podré llevar a clases el auto se averió —dijo mi padre mientras terminaba de alistarme.
—No pasa nada papá, puedo ir caminando sin ningún problema —Conteste.
—Hijo, pero no tienes tus lentes.
—Si papa lo sé, tranquilo sé cómo cuidarme no te preocupes —dije. —Te quiero. —me despedí dándole un beso en la frente.

Salí de casa, la verdad no veía mucho así que caminaba lentamente para así no cometer alguna locura, no pensaba ir caminando con mis lentes remendados con cinta.

—¡Hey cuidado! —grito un chico agarrándome del brazo.

Quede un poco confundido ante aquel suceso.

—¿Estás loco o que mierda? ¿No ves que casi te atropella el carro? —me dijo un chico desconocido.
—¿Qué? No, no me di cuenta, estaba distraído —me excusé.
—Debes estar más pila —dijo el chico mientras me daba golpes en la cabeza.
—Hem... Si —exprese un poco confundido.

Aquel chico se había marchado, era alto, un semi acuerpado, tenía manos fuertes, un cabello negro muy brillante, llevaba una camisa blanca pegada al cuerpo, con unos jeans, y sus tennis.

Llegue a mi nueva escuela, o bueno nueva tortura, me habían expulsado de mi antiguo colegio por mala conducta.

Tuve que ir meses al psicólogo para superar la muerte de mi madre, mi papa trataba de ser fuerte en todos los sentidos para ayudarme a mí emocionalmente, por eso había decidido seguir con mis estudios y salir adelante este año.

Entre al salón de clases a esperar al profesor, el cual llego minutos después, era clases de historia, tenía muchísimo sueño, ¡clase de historia a las 7 de la mañana! Es algo muy aburrido.

—Perdón ¿Podemos pasar? —la voz de una chica capto la atención de todo en el salón.
—Señorita alondra y... ¿Jonas?
—¿Si profesor? —dijo aquel chico, era el mismo el cual me había jalado del brazo esta mañana al cruzar la calle.
—Ustedes dos no pierden la costumbre ¿verdad? Entren solo por hoy —dijo el maestro.

Los dos chicos entraron muy felices y se ubicaron en sus asientos, el chico volteo su mirada e hicimos contacto, levanto su ceja en forma de saludo, el cual devolví levantando un poco la cabeza.

PECCATUM I [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora