Capitulo 16

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A la mañana siguiente Jimin sacó a Eun-na al jardín. Seguía haciendo un tiempo maravilloso y Jimin quería aprovecharse de ello. Jungkook le prometió que volvería junto a él en cuanto arreglara un par de asuntillos en el despacho.

Extendió una manta sobre el césped, colocó a la bebé a la sombra y se echó junto a ella. Qué paz se respiraba allí. Había abundancia de flores: rosas de diferentes tonalidades, grandes arriates de margaritas, bonitos canteros de petunias moradas. Los altos árboles resguardaban la zona del viento, y proporcionaban sombra.

Al oír que alguien se acercaba, Jimin se animó. Jungkook le había dicho que no pasaría todo el día fuera y allí estaba para pasar un rato con ellos.

Al ver a Yang Mi se sintió decepcionado. La mujer vaciló un momento al llegar al borde del césped, luego fue hasta el banco que había junto a ellos y se sentó.

Jimin miró a su suegra preguntándose por qué habría ido a verlo.

-Se está muy bien aquí -dijo Yang Mi con frialdad mientras observaba a Jimin acariciándole la mano a Eun-na y las flores que había junto a la cabeza del bebé-. ¿Tú crees que la niña ve las flores?

-Me gusta proporcionarle estímulos de color.

-Me parece una pena desaprovechar así las flores. Creo que es demasiado pequeña para darse cuenta.

-No te gustan los niños -dijo Jimin, sin quitar la vista de su hija.

-Me molestan -reconoció Yang Mi, qué también miraba a Eun-na-. Pero la verdad es que nunca he tenido a muchos a mi alrededor. Si hubiera sido así, a lo mejor las cosas habrían sido distintas.

Jimin la miró.

-Tú también tuviste un hijo.

Yang Mi lo miró a los ojos.

-Y tuve también las mejores niñeras; el dinero de mi padre me las proporcionó.

Jimin se preguntó si habría un rastro de arrepentimiento en su tono de voz. Pero lo cierto era que no lo creía.

Yang Mi sacó unas tijeras de podar del bolsillo y las miró.

-He venido a cortar unas flores para colocarlas en la mesa esta noche. Hizo una pausa, observando a Eun-na mientras alzaba las piernecitas en el aire.

-No recuerdo a jungkook a esta edad, lo recuerdo cuando ya era un chiquillo, siempre persiguiendo algo. En aquella época vivíamos con mi padre, que tenía un patio enorme en la parte de atrás de la casa. Le colocamos un columpio y después un fuerte para que jugara - Yang Mi se volvió a mirar a Jimin-. Pienses lo que pienses, Jimin, quiero a mi hijo.

-No lo demuestras muy bien -contestó Jimin.

Yang Mi se encogió de hombros.

-Supongo que no soy de las que demuestra mucho sus sentimientos.

-No me refiero sólo a darle un abrazo de vez en cuando, aunque seguramente a él le haría mucho bien a pesar de ser ya un hombre. Hablo de demostrarle amor interesándose por lo que quiere y apoyándolo.

-Siempre apoyo a mi hijo -dijo Yang Mi en tono seco.

-¿Entonces por qué tuvo que buscar a un camarero con quien casarse sólo para darle en las narices a su familia? -le preguntó Jimin-. Comprendo que Yong se comportara como lo hizo; fíjate en lo que os hizo a tu marido y a ti. Aunque, por lo que dijo anoche, parece que se arrepiente. Pero tú deberías haber estado al lado de tu hijo -Jimin sacudió la cabeza, como si de repente lo viera claramente-. Olvídalo, una mujer que no apoya a su marido tampoco va a apoyar a su hijo.

Padre Por Acuerdo KookMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora