Legado oscuro ~ [ Sterek ]

Capítulo 18.

El transcurso de su casa al instituto eran prácticamente unos cuantos segundos, pero esta vez el castaño sintió que fueron minutos, hasta horas si es posible. Estaba cansado, cansado de siempre ocultarse, cansado de tener que vivir escondido de los humanos y de los propios sobrenaturales.

Cuando llegó a su destino no se bajó de su Jeep, solo se quedó allí, viendo a la nada y completamente perdido. La manada que se encontraba a unos metros de donde el castaño se había quedado no le quitaban la vista al vehículo, podían oler la tristeza y la frustración que salían por las pequeñas aberturas de este.

—¿Qué le estará pasando a Stiles? — fue la pregunta que se hizo Liam para sí mismo, pero siendo escuchado por el resto.

—Tal vez discutió con el sheriff, cariño. — le respondió Theo a su novio con una sonrisa.

Justo en ese momento Scott llegó al estacionamiento un poco alejado de la manada, dió un gran suspiro y se quitó el casco metiendo su brazo en el hueco de este y lo llevó hasta la unión de su codo. A paso lento camino hasta la manada y quedándose frente a ellos bajo su cabeza.

—En verdad lamento lo que hice ayer. — no se atrevía a mirarlos —No sé qué fue lo que me pasó, era como si algo me dijera que hiciera y dijera todo eso.

Ninguno de ellos decía algo, el latino podía ser una buena persona, pero era terco como una mula y para hacerlo sacar de su estupidez y orgullo alguien debía de decirle sus verdades en la cara, importando poco si estas dolieran y se colaran en todo el corazón del chico.

—Entenderé si no me quieren aceptar nuevamente en la manada o mis disculpas. — suspiró otra vez —Es lo que venía a decirles después de todo.

Scott estaba por irse de allí cuando es detenido, Malia lo tomó de su brazo impidiendo así su partida.

—Somos una manada Scott. — le Malia —Pensamos de diferentes formas y siempre habrá desacuerdos por parte de todos, pero dialogando podemos solucionar los problemas que surjan.

Este vio al resto y todos asienten a lo dicho por la coyote.

Las clases ya habían empezado hace unos veinte minutos, pero Stiles seguía dentro de su Jeep, viendo al mismo punto desde que llegó al instituto. Su cara estaba completamente empapada y sus ojos hinchados de tanto llorar, sus lágrimas no eran solo de tristeza, era de furia y rabia, desde pequeño siempre le han dicho lo que sí y lo que no debe hacer.

Se fue de ese lugar que lo mantenía como un prisionero que necesitaba vigilancia las veinticuatro horas del día, para llegar al pueblo y que tanto su padre, como su hermano le hagan lo mismo es el colmo más grande de todos.

A lo lejos del Jeep venia un Camaro negro con un moreno entre molesto y preocupado a partes iguales. Su molestia se debía a lo que su tío le había dicho la noche anterior y es que ¿Quién rayos se creía ese Peter para darle órdenes? Era lo que pensaba Derek.