—Min Yoongi ahora me explicas que hace ella en tu maldita casa —el menor se cruzó de brazos mirandole directamente a los ojos, Yoongi por un momento se sintió intimidado y las palabras apenas podían salir de su boca.
—Ah...yo... es que ella...
—¡Ah JK! —Jungkook arrugó la frente al ver a Taehyung pararse frente a Yoongi tapándole toda la vista del mayor, para darle un fuerte abrazo —bienvenido a casa —Yoongi rodó los ojos y con sus dedos jaló la camiseta de Taehyung alejándolo del menor.
—Cuidado donde pones tus manos —Taehyung hizo un puchero ofendido y volvió dentro, Jungkook aun miraba hacia dentro, a la nerviosa chica que podía sentir la dura mirada del menor.
—Jungkook ella solo vino a decirme que había quedado libre la materia de guitarra y sería bueno que la tomara también.
—¿Y? ¿A caso no pudo decirtelo en el trabajo? ¿Ahora también tiene que venir a tu casa? —levantó sus manos indignados, sabía que la chica estaba escuchando pero eso que importaba porque estaba celoso y mucho, no quería a esa arpía cerca de su demonio, era suyo, de nadie más.
—Yo... —la chica salió de la casa con su bolso y chaqueta en manos, llevaba puesto un vestido floreado y medias negras. Jungkook la miró de pies a cabeza y le entrecerró los ojos —debo irme, lamento molestar, Yoongi. Nos vemos mañana.
—Claro, hasta luego —la chica caminó sin dirigirle la vista a Jungkook aunque sabía que este la estaba mirando pesadamente. Yoongi lo trajo de vuelta tomándolo de lad mejillas y regalándole un dulce beso en los labios que no rechazó.
—Con eso no me siento mejor —dijo sin dejar de mirar a los labios de Yoongi.
—Ella solo es una compañera de trabajo, no podría haber nada entre nosotros, sabes muy bien porqué.
—Yo confío en ti, a ti solo te gusto yo —dijo con altanería, Yoongi sabía que no lo hacía con esa intención pero lo decía com tanta inocencia y naturalidad que no podía evitar reírse un poquito. —Pero a ella le gustas y no me puedes negar eso porque yo la escuché cuando te lo dijo.
—Si, pero ella ya sabe que ni siquiera me gustan las chicas, y lo entiende, así que no tienes nada de que preocuparte. ¿Si? —Jungkook asiente sin remedio y le dio un necesitado abrazo al mayor, recargó su mejilla en su pecho y se frotó contra este, recibiendo un poco de calor en sus fría piel gracias el sueter de lana color azul. Le encantaba ese suéter tan suavecito y cálido. —Entra, hace frío. —Jungkook entró a la casa y de inmediato el calor de la calefacción le abrazó el cuerpo, y no solo eso, un delicioso olor a chocolate caliente invadió sus fosas nasales, haciéndole sentir cálido y un sentimiento familiar que nunca tuvo pero que si necesitaba.
—Jungkookie, preparé chocolate caliente. ¿Gustas? —le ofreció Taehyung y el menor asintió sin dudarlo. Tae fue de inmediato a preparar tres tazas de chocolate y para cuando regresó, la pareja ya estaba sentada en un sofá, abrazándose como si no lo hubieran hecho en años, no los culpaba, conocía bien todo lo que habían sufrido esos dos y esperaba que ya todo estuviera mejor.
Jungkook solo quería estar de esta forma por mucho más tiempo, necesitaba el calor y calidez que su novio le ofrecía, aún escuchaba raro decirlo, tiempo atrás el habría tenido un infarto de solo pensar en tener una pareja, peor aún que su pareja fuera un varón. Pero ahora no le importaba en absoluto, si era extraño el sentimiento, y aun temía por el bienestar de ambos, pero se sentía muy bien a su lado, solo esperaba que eso fuera suficiente para reter a aquello que clamaba por salir, esa parte oscura que lo tenía aterrado.
Todo eso se le olvidó cuando vio frente a el una taza de chocolate humeante, su interior se calentó de inmediato y no tardó en darle un suave sorbito para evitar quemarse, agradeció a Taehyung con una linda sonrisa que fue gustosamente recibida.
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El infierno de Dante 3 Yoonkook (Revenge)
Fanfiction-¿Dónde quedó el Jungkook al que tenías que someter? -Ese Jungkook ya no existe, acostúmbrate, demonio. Último libro de la trilogía Infierno de Dante. Mismas advertencias Contenido homosexual explicito Se mencionan críticas religiosas. Todo lo menci...