Capítulo 18

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Zhoumi no tenía intención de responder hasta que se hubiera ocupado de el. Dejó la cama y fue a la pequeña cocina, la cual estaba equipada con una estufa y un tanque de latón para el agua con tuberías atravesando el fogón para proveer agua caliente instantáneamente. Llenando una jarra de agua caliente, la llevó al dormitorio junto con una toalla limpia.

Se detuvo ante la visión de Henry win recostado de lado, las fluidas curvas cubiertas de lino blanco, el cabello desparramado sobre los hombros en ondas de oro plateado. Y lo mejor de todo, la saciada suavidad de su cara y los labios rosas hinchados que él había besado y besado. Era una imagen de sus más profundos sueños, verlo de esa forma en la cama. Esperando por él.

Humedeció la toalla con agua caliente y echó hacia atrás la sábana, encantado por su belleza. Lo había deseado sin importar nada, virgen o no... pero en privado reconocía la satisfacción de haber sido su primer amante. Nadie más que él lo tocaría, le daría placer, lo vería... excepto...

—Henry win —dijo, con el ceño fruncido mientras lo lavaba, presionando la tela húmeda entre sus muslos—. En la clínica, ¿alguna vez vestiste menos que tu traje de ejercicios? Es decir, ¿Alguna vez Zi Tao Harrow te vio?

La cara de el estaba tranquila, pero había un brillo divertido en sus cálidos e intensos ojos chocolate.

—¿Estas preguntándome si alguna vez Zi Tao me vio desnudo en calidad profesional?

Zhoumi era celoso, y ambos lo sabían, pero no pudo evitar fruncir el ceño.

—Sí.

—No, no lo hizo —contestó remilgadamente—. Estaba interesado en mi sistema respiratorio, lo cual, como claramente sabes, está en un lugar muy diferente a los órganos reproductivos.

—Estaba interesado en más que tus pulmones —Zhoumi dijo oscuramente.

El sonrió

—Si estas esperando distraerme de la pregunta que te hice antes, no está funcionando. ¿Qué te paso anoche, Zhoumi?

Enjuago las manchas de sangre de la toalla, exprimiéndola, y presionando otra almohadilla caliente entre las piernas.

—¿En la cárcel?

Sus ojos se desorbitaron

—¿Allí es a dónde fue Kyuhyun? ¿A sacarte?

—Sí.

—¿Por qué en el nombre de Dios estabas entre rejas?

—Estuve en una pelea en la taberna.

Ella chasqueo la lengua unas cuantas veces.

—Tú no eres así.

La declaración estaba cargada de tan intencionada ironía que Zhoumi casi se rió. De hecho, salieron algunos jadeos graves de su pecho; estaba tan divertido y abatido que no podía hablar. Su expresión debía ser rara en verdad, porque Henry win lo miró atentamente y se sentó. Se quitó la compresa poniéndola a un lado, se subió la sábana hasta cubrirse el pecho. Paso una mano ligera y elegante por su hombro desnudo, un toque tranquilizador. Y continuó acariciándolo, acariciando su pecho, cuello, estómago; y con cada amoroso roce de la mano parecía erosionar más su dominio de sí mismo.

—Hasta que conocí a tu familia —dijo él roncamente—, esa era la única razón por la qué existía. Para pelear. Para hacer daño a la gente. Era... monstruoso. —Mirando a los ojos de Henry win, no vio más que preocupación.

­­—Cuéntame —susurró el.

Él negó con la cabeza. Un escalofrió recorrió su espalda.

Conquístame al amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora