-Capitulo 41-"Errores que no debieron cometerse"

480 75 18
                                    

*Narra Rachel*
Iba inmersa en mis pensamientos cuando observo a alguien saludándome a lo lejos y es allí donde me di cuenta de lo ciega que estaba al  punto de no poder distinguir de quien se trataba,ni nada que estuviera  a la distancia.

Al acercarme hasta donde estaba aquella persona,noté de quien se trataba y como no...
El pelinegro.

-Vaya que estás ciega Rachel-se burló.

-Cállate Stone-le pegue en el hombro.

-¿vas a algún sitio pequeña?,ya es tarde.

-Evitando llegar a mi casa más bien-confesé.

-Ven vamos-me tendió su mano.

-¿ir a donde?-lo mire dudosa.

-Por Dios Rachel deja de ser tan desconfiada,quiero que conozcas mi hogar.

Es cierto,aún no lo conocía,solo sabía que era la casa de la directora Alicia,pero nunca había entrado allí.

-Bien.

Él sonrió satisfecho guiándome.

Al llegar hasta su casa que solo estaba a dos cuadras de la mía,y un poco más que la de August entramos.

Vaya...era un lugar muy bonito,muy típico de alguien que es profesor,es decir tenía dos bibliotecas llena de libros históricos que las podías ver al entrar,y cuadros de ella recibiendo premios como mejor directora,una casa que a su vez estaba llena de alfombras,pero muy bonita,observé un enorme plasma Justo a unos sillones negros y una pequeña mesa con un jarrón estilo Africano.

-Bonito lugar-dije observando aquel sitio.

-Es aburrido-contestó indiferente.

-Vaya ¿así hablas de tu hogar?

El río.
-El hogar es el ambiente en donde vives con lo que sientes apego,no el lugar físico pequeña.

-¿Por qué los chicos que conozco son tan profundos a la hora de hablar?,creo que es algo de la edad-reí divertida.

-No,no lo es,somos profundo porque pasamos cosas dolorosas en nuestras vidas,y quizás de cierto modo es madurez lo que nos va amoldando a la hora de hablar.

No supe que responder,había quedado sorprendida con aquellas palabras.

Nos quedamos observándonos de nuevo con esa intensidad incómoda,hasta que dio unos pasos hasta quedar frente a mi.

¿A que estás jugando Stone?

-Me gusta provocar que te cueste respirar-soltó quedando frente a mi,sintiéndome tan diminuta a su lado,él media más o menos un metro ochenta y cinco,y yo aquí con mi metro menos de 60.

-Pff por favor,que modesto eres.

-Niégalo pequeña-se acercó hasta que nuestros ojos quedaran uno contra el otro y nuestros labios demasiado cerca para mi gusto.

Era cierto,me costaba respirar con normalidad.

Me aleje.

-¿Te he dicho cuanto odio tu piercing en el labio?

El solo río,mostrando esos dientes perfectos.

¡Por Dios!,¿acababa de decir que sus dientes eran perfectos?,¿que me sucedía?

-Se que no lo haces,por cierto me haré también en la nariz¿que opinas?

-Mmm muchos piercings para mi gusto.

-Perfecto,entonces me lo haré.

-Eres imbecil.

El río.

"Una triste tarde de octubre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora