Capítulo LXXIII: Solo tú

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Desde la muerte de Tony, ya habían pasado 7 meses, aún era difícil, no digo que no fuera feliz al lado de Steve, solo que a veces en esos momentos de silencio, era imposible no pensar en Tony y cómo me hubiera gustado compartir este momento con él, pero la vida continuaba y todos teníamos una oportunidad gracias a él, no lo defraudaría.

- No puedo creer que tú también te casas – dijo Wanda – me dejan sola.

- Vamos Wanda, no seas dramática – le dije – no te dejamos sola, además si no fuera porque Vis perdió ligeramente la memoria, ya estarías también comprometida.

- Yo diría que hasta casada – dijo Nat – estarías saltando a nuestro alrededor mostrando tu anillo.

- Tienen razón – contestó – es tiempo de organizarnos, primero, despedida de soltera, tranquilas no habrá bailarines exóticos, señoras – reímos – segundo, ver los vestidos de dama de honor, ya saben que soy muy quisquillosa – asentimos – tercero, ver el vestido de novia; cuarto, decoración y los demás puntos ya los ves con Steve como invitaciones, el pastel y más, aunque sí necesitaremos a Steve para la decoración, su opinión ¿importa? Sí, importa – reímos.

- Entonces empecemos, pero antes debo ir a ver a Fury – dije parándome para ir a su oficina – ¿cómo está el director de los Vengadores? – pregunté entrando a su oficina – ¿eres tú? ¿cierto? ¿no eres Talos?

- Claro que no, él está con Carol – me respondió sonriendo – si quieres pregúntame algo.

- ¿Qué es lo que me regalas por cada cumpleaños?

- Una tarjeta con gatitos – sonreí – ya ves que sí lo soy, cuéntame cual es el motivo de tu visita.

- Necesito pedirte algo importante – escuchó atento – ¿quisieras ser tú quien me acompañe hacia el altar? – se sorprendió gratamente – tú creíste en mí en primer lugar, si no fuera por tu oferta de trabajo, no hubiera podido cambiar de estilo de vida ni conocer más a Steve, aparte siempre has cuidado de mí y me regalas hermosas tarjetas de gatito – vi que salió una pequeña lágrima de su ojo – no puedo creerlo – sonrió.

- Me encantaría acompañarte al altar – respondió y se paró para abrazarme – gracias por elegirme.

- Gracias por siempre creer en mí, Nick.

Las semanas iban pasando hasta que quedaban solo tres días para la boda, mi mamá y Wanda eran las más entusiasmadas, incluso más que yo, había ido a visitar la tumba de Tony con Morgan, esa niña era mi adoración, estábamos arreglando la lápida de Tony con muchas flores como le gustaba a Morgan.

- Aquí están – dijo Steve quien había regresado de una misión de tres días, lo abracé – te extrañé mucho, preciosa.

- Yo también – le di un pequeño beso – pensé que ya te habías arrepentido y te estabas escondiendo de mí – rio.

- Jamás – me dio otro beso, vio a Morgan – ¿Cuidaste a mi chica?

- Sí, le dije mamá como me pediste para espantar a algunos chicos – le respondió sonriendo.

- ¿Así que fuiste tú, el de la idea? – sonrió.

- Me ofreció 10 paletas – dijo Morgan.

- Steve Rogers, no puedo creer que hayas sobornado a una niña – Steve y Morgan rieron – ¿puedes creerlo, Tony? – le hablé a la lápida de Tony.

- Papá era chantajeado por mí – reí.

- De acuerdo, entendí, ahora usted señorita – dije sacudiendo la tierra del vestido de Morgan – debe ir con su mamá para que vaya a su última prueba de vestido, será una bonita damita – leí su mente, reí – sí, sí puedes usar la tiara – sonrió ampliamente.

Solo tú (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora