¿Qué harías en el nombre del amor?
¿Traicionarías a tu mejor amigo? ¿Engañarías a tu novio? ¿Que tanto daño estas dispuesto hacer, en nombre del amor?
En un mundo donde las almas gemelas existen, donde hay alguien destinado para ti, dos vidas se cr...
Lo único que se escuchaba en aquella habitación eran los chasquidos que hacían sus bocas, la temperatura había subido, las ropas poco a poco fueron abandonando ambos cuerpos. Jimin se sentía tan feliz y pleno, Jungkook se sentía eufórico, y sorprendido y es que hace mucho que dejó de creer en almas gemelas y que el chico por el que estaba completamente loco fuera su otra mitad lo tenía al borde del éxtasis.
— ¿Estás seguro de esto, cariño? — JungKook podía estar muy caliente, pero nunca haría algo que pudiera dañar a su mochi.
— Nunca he estado más seguro de algo en la vida, Kook — la sonrisa de Jimin eran más brillante que la luna misma.
Sus labios se volvieron a juntar, las manos del mayor viajaron hacia al sur, apretó, estrujo y acaricio las nalgas del pelinegro menor, se deleito con sus gemidos; nuevamente sus manos fueron ascendido esta vez, acariciando esa pequeña y hermosa constelación, no necesitaba verla para poder saber exactamente donde estaba, no necesitaba verla en el cuerpo de Jimin para trazarla, sabía perfectamente donde esta, bordeo el tatuaje y acaricio su pezón, pellizcaba y nuevamente mimaba sus erguidos botones, abandono la boca contraria y sus labios viajaron a su cuello, con su lengua delineo la clavícula, la mordió y succiono, dejando marcas.
Jimin soltó un sonoro gemido cuando Jungkook mordió su pezón derecho, lo jalo y luego lamio, hizo lo mismo con el izquierdo. Poco a poco fueron caminando hacia la cama, Jimin se recostó en ella, y Jeon admiro el cuerpo del chico, era bellísimo, con sus pequeñas curvas, con su piel blanca y suave, con sus lunares adornando ciertas partes, con Casiopea brillando en su costilla izquierda, tan precioso, tan único, tan suyo.
No podía creer lo malditamente afortunado que era — Joder Jimin, no sé que hice bien en esta vida, para tenerte conmigo — se recostó encima suyo, apoyándose en sus codos para no aplastar a su chico, Jimin enredo sus brazos en cuello y lo jalo para besarlo, y es que ninguno de ellos podría cansarse del sabor de la boca contraria, era su más grande vicio.
Se separaron para verse a los ojos, y en ellos encontraron el universo, encontraron su tierra prometida, encontraron su razón de ser y estar, por que ambos se miraban como si fueran lo más hermoso haya existido en este mundo, porque se miraban con el amor más puro y autentico. Por que se enamoraron desde antes de saberse destinados, se enamoraron desde aquella noche cuando Park cumplió años, por que el destino quiso que estuvieran juntos, y la diosa Luna los hizo compartir ese lazo único.
— Te amo Jimin. — una pequeña lagrima bajo por la mejilla del nombrado.
—Te amo Jungkook — y el chico sonrió, como quizás, nunca lo haya hecho.
El celular de Jimin sonó, ambos miraron hacia la mesita de noche donde el aparato descansaba, el nombre "TaeMin" brillaba en la pantalla anunciando una llamada del chico, aquello los regreso a la realidad, a una donde Jimin tenía novio y JungKook era el mejor amigo de este.
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