XXXI.

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Jade se encontraba en los jardines del castillo, charlando con Ginny y Theo, muy animadamente, pues habían decidido pasar un momento sin pensar en las clases o las demás responsabilidades que podrían causarle una preocupación. En aquel momento, los tres chicos estaban en la espera de Jules, quien iría con ellos al campo de Quidditch para hacer un partido de 2 contra 2.

—¿Qué dijiste que iba a hacer Jules, Jade? —le preguntó Ginny, queriendo ir de una vez al campo.

—Dijo que debía ponerse su uniforme –respondió él, encogiendose de hombros.

—Creo que ahí viene —comentó Theo, señalando con la cabeza alguien que se aproximaba a ellos.

—¿Cómo va a ser Jules esa, Theodore? —le preguntó Ginny con obviedad—. Por si no lo recuerdas, Rosier es castaña, no pelirroja. ¿Acaso estás ciego? —Theo frunció el ceño y volvió a mirar en su dirección. La muchacha ya estaba más cerca, por lo que logró darse cuenta de lo que la chica había dicho. Se trataba de Ruby, claramente, no de Jules—. Creo que deberías ir a un oculista.

—¿Un ocu... Qué?

—Un oculista, esos doctores que te examinan los ojos —explicó Jade, que no se había preocupado en voltear.

—¿Cómo que te examinan los ojos? ¿Me meterán su varita allí? —Adrien lo miró con confusión en el rostro. No podía creer lo que su amigo le estaba diciendo.

—No, Theo. No te van a meter varitas en el ojo, ¡te van a meter agujas! —exclamó Ginny, con falsa preocupación y alarma.

—Esa de allí sí es Jules —señaló Jade a la otra chica que venía en su dirección. Los otros dos giraron a verla, definitivamente era ella. Llevaba una coleta alta perfectamente hecha y el uniforme de Quidditch de su casa. Jade era el único que no llevaba uniforme. Sin embargo, cuando ella llegó, a su vez llegó Ruby también.

—¡Llegó por quien lloraban! —exclamó la castaña con una sonrisa al estar junto a ellos, pasando sus brazos por los hombros de Ginny y Jade, aunque tuvo que ponerse de puntitas, ya que era un poco más baja que Ginny y mucho más baja que Jade. Este último la sostuvo de la cintura para que no se cayera, pues le costaba un poco mantenerse de puntitas.

—Ginevra no paraba de llorar por tu ausencia, Jules —asintió Theo con una risita.

—Es que ya estabas tardando mucho, y se hace tarde —explicó la pelirroja.

—Bien, hay que irnos —respondió Jade, sonriendoles. Ruby carraspeó, estaba detrás de él, por lo que Jade no la había visto. Él ya sabía entonces de quién se trataba ese carraspeo, no era la primera vez que Ruby se lo hacía. La pelirroja se pasó en frente de ellos entonces, de brazos cruzados, impidiéndoles el paso—. Oh, hola, Ruby —le sonrió ladinamente él—. ¿Necesitas algo, nena?

—Sí, de hecho —respondió ella, asintiendo. Pasó su mirada del rostro del chico a su mano que aún mantenía de la cintura a Rosier, luego volvió a mirarlo al rostro con los labios levemente apretados—. Necesito hablar contigo.

—Bien, dime —respondió, con cierta impaciencia, pues vio el rostro de Weasley, quien estaba apurada por ir al campo de Quidditch de una vez. Bastante tiempo habían perdido al esperar a Jules.

—Hmm, ¿no podemos hablar a solas? —preguntó, con cierta incomodidad mirando de reojo a los amigos del muchacho. Ginny estaba de brazos cruzados también, mirándolos con impaciencia. Theodore miraba a Ginny, intentando no reír. Y Jules había quitado sus brazos de los hombros de los chicos, ahora los había colocado al rededor de la cintura de Leblanc. Y eso Ruby no lo pasó desapercibido. Jade rascó su nuca con su mano libre.

𝘽𝙤𝙮 - 𝘿𝙈. [EDITANDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora