𝘽𝙤𝙮 - 𝘿𝙈. [EDITANDO]

IX: La Madriguera.

“Querido Adrien,

  Creo que debería decirte lo mucho que te he estado echando de menos esta semana, aunque no sea mucho tiempo. Supongo que ya me acostumbré a tu fastidiosa presencia. He estado pensando mucho estando solo y, la verdad, me siento tan perdido, aunque tengo en claro qué es lo que tengo que hacer. Estoy muy frustrado, me gustaría irme de aquí. Creo que tenías razón, es aburrido estar aquí sin ustedes, además, pasar más tiempo a solas de lo normal, hace que piense y piense sin parar. No creo que eso me haga bien. Como sea, también he estado pensando en ti, no te he escrito hace tres días y parece que no lo he hecho en semanas.
Cuéntame, ¿cómo has estado pasándolo con esos amigos tuyos que tienes? (me esforcé en escribirlo de manera que lo te moleste. Valoralo).
No veo la hora de que regreses, de que regresen, a Hogwarts. Isobel me ha hablado ayer, creo que piensa que puedo ser su amigo porque lo soy tuyo. Claramente está muy equivocada, lo cual me sorprende y me hace preguntar por qué el sombrero seleccionador la envió a Ravenclaw. Quiero que sepas que el hecho de que no la haya hecho salir de mi lado en la mesa, no quiere decir que haya comenzado a a agradarme, porque no lo hace. Quería aclarartelo antes de que ella te dijera algo erróneo. Sigue pareciéndome muy charlatana y soberbia. Pero creo que ella cree que me agrada, porque no deja de saludarme cada que me ve. No le he dicho que deje de hacerlo porque es tu amiga, o algo, valoralo, ¿quieres?
En fin, no hay muchas novedades por aquí. Solo dime cómo te encuentras y cómo es que te va por allí, espero que todo vaya bien y estaré dispuesto a recibirte en nuestra habitación si decides volver antes de que terminen las vacaciones, con mucho gusto.

Cuídate, idiota.

    Sin nada de cariño, la mejor persona que podrías conocer. DM.”

Jade sonrió al leer la carta que el rubio le había enviado, pero se sintió terriblemente mal al leer las primeras frases. Quería poder ayudarlo, sin embargo, no sabía cómo, porque Draco no había esficificado qué sucedía realmente y, cuando estaban juntos, tampoco lo hacía, por lo que era algo complicado.

—Jade —Ginny había llegado a la habitación que él compartía con Harry, la habitación que, según le habían dicho, antes era de los gemelos. Ginny y él se llevaban de maravilla, incluso más de lo bien que se llevaba con su hermano, Harry y Hermione—. El desayuno ya está listo, ¿no bajarás? —Jade asintió, le dio otra mirada a la carta, la metió en su bolsillo y siguió a la pelirroja—. ¿Era de Malfoy? —preguntó. Jade asintió—. Es tierno.

—¿Tierno? —preguntó, con confusión.

—Sí. Malfoy es un idiota, pero se ve que se comporta muy bien contigo —explicó, sonriéndole. Jade se encogió de hombros y, antes de que pudiera agregar algo más, Fleur llegó.

—¡Pguimo!  —Fleur todavía no estaba al 100% acostumbrada al inglés, por lo que la R todavía era un problema, a comparación de Jade, que no tenía casi ningún problema con eso, solo algunas veces—. ¡Bill ya llegó! ¡Ven, voy a pguesentagtelo! —Jade asintió con una sonrisa y siguió a la alterada Fleur, o Fleggg (como la llamaba Ginny) camininando, casi corriendo, junto a ella—. Guealmente espego que te agade, Jade.

—Bueno, estoy seguro de que lo hará, si a ti te agrada no veo por qué a mi no —respondió, sonriéndole. Fleur le devolvió la sonrisa, maravillada.

—Es muy impogtante paga mí que se lleven bien.

—Te aseguro que los llevaremos muy bien, Fleur.

Entonces al llegar a la cocina, Jade visualizó a un muchacho alto, de camisa negra y cabello pelirrojo algo largo, con un extraño y llamativo collar colgando de su cuello, que parecía estar siendo regañado por su padre, al igual que el otro pelirrojo de cabello un poco más corto que el suyo, más bajo y, a simple vista, más musculoso. No supo cuál de esos dos Weasley que él no conocía sería el prometido de Fleur, porque ambos se veían físicamente bien. Miró a su prima en busca de una guía, en respuesta, Fleur lo volvió a tomar del brazo, sonriente, y caminó hacia los dos pelirrojos.