Quinto Pecado

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Sakura miró por enésima vez la puerta de reojo, sin saber que esperar. Desde el día de ayer su mente se encontraba hecha un revoltijo de emociones y pensamientos, todo gracias a cierto peliplata. Y no, no era Kakashi.

Una parte de ella quería verlo de nuevo, mirarlo al rostro y tratar de descifrar lo que pasaba en su cabeza. Tal vez preguntarle si se sentía tan confundido como ella después de su interacción del día anterior. Una sorna sonrisa se escapó de entre sus labios, como si de verdad pudiera preguntarle aquello. Con su pecho sufriendo un extraño revolcón de sentimientos, se da la media vuelta quedando de estómago sobre la cama y entierra su rostro sobre la almohada, dejando escapar un grito lleno de confusión, enojo y molestia.

Ella no debería estar aquí en primer lugar. Kabuto la había tomado como rehén, si, tal vez la ayudo y probablemente salvó su vida pero una buena acción no entierra dos malas. No sabía que día era, o cuántos  días habían pasado desde el incidente. Según Kabuto nadie estaba buscándola y aquello le forma un nudo en la garganta.
No es posible... ¿Cierto? Tsunade probablemente está moviendo cielo y tierra buscándola, tal vez envío un equipo a buscarla y Kakashi está en el. No espera que Naruto sepa, no lo ha visto por más de un par de años desde que se fue con Jiraiya a entrenar. O tal vez Tsunade piensa que hubo complicaciones pero Sakura lo está manejando y espera pacientemente a que regrese a la aldea, lo que pondría a Kabuto en lo correcto.

Quiere llorar, quiere gritar. Quiere desparecer de aquel pequeño cuarto y olvidarse de todo lo que ha pasado. Pero no puede. Está encerrada a la Merced de su captor sin idea alguna de lo que le pasará a ella en los próximos días. ¿Planea el usarla en sus experimentos? Aquella pregunta cruza si mente cuando piensa en algo peor. La posibilidad de ser usada para atraer a Naruto a ellos.

Aquello hace que siente de manera abrupta sobre la cama y decida pelear una vez más contra sus cadenas, intentando soltarse. En su mente no existe nada más que la palabra escapar. No quiere ser una herramienta para herir a Naruto, no quiere ser usada en los planes de Kabuto, mucho menos Orochimaru. Saldría de allí de alguna manera u otra sin importar el costo.

Duele. Las heridas en sus muñecas vuelven a abrirse y con toda la fuerza que su cuerpo posee, intenta soltarse a pesar de que sangre comienza a salir de sus muñecas a una velocidad preocupante. Antes de que pueda continuar su mente se nubla y su peso se balancea sobre sus piernas. Sabe que está a punto de desmayarse por lo que intenta regresar a la cama, sin éxito. Su cuerpo cae al suelo como si de una  piedra en el abismo se tratase.

Cuando su mente regresó en si, todo estaba en blanco

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Cuando su mente regresó en si, todo estaba en blanco. Sus labios se curvearon en una sonrisa pensando que estaba en su cama, en la casa de sus padres. El olor a sopa de miso se colaba por sus fosas nasales haciendo que el estómago se le retorciera del hambre. Quería abrir los ojos pero los párpados le quedaban pesados, como si sus pestañas estuvieran pegadas. Su cuerpo se sentía de igual manera, agotado y hermético, como si hubiera tenido un brutal entrenamiento con Tsunade el día anterior.

"Sakura." Escucha su nombre, sin embargo aquella voz no pertenece a nadie de la aldea. ¿Quien podría estar en su habitación?

Entonces lo recuerda todo.

No estaba en la aldea, mucho menos sobre su cama en la casa de sus padres. Flashbacks de la persecución en la frontera de la aldea de la lluvia llegan a su mente y finalmente como cayó del barranco para después verlo a él, Kabuto.

Y justo como en su flashback, cuando abre los ojos allí está él sentado en una silla a su derecha con un libro de pasta morada en sus manos. Sus ojos oscuros la observaban con fervor, y sus cejas se encontraban juntas dándole un aspecto ¿Preocupado? El peliplata rápidamente se levanta y se acerca a tocar su frente con su mano fria, haciendole sentir cierto confort. No se aleja o le grita está vez, sabe que es inútil pelear a este punto y está cansada.

"¿Cómo te sientes?" Sakura desvía la mirada no queriendo ver su semblante, mucho menos hacer contacto visual mientras actua tan preocupado por ella.

"Nada bien." Musita ella con voz rasposa a lo que el chico se aleja un par de pasos y toma un vaso de agua, ofreciéndole el líquido.

La pelirosa se sienta sobre la cama, está en la misma habitación en la que estaba. Se da cuenta que ya no hay nada en sus muñecas, pero están cubiertas de vendajes.

"Sé lo que estás pensando, aún tienes tu supresor de chakra." El ceño de la pelirosa se arruga ante su revelación, a lo que rápidamente comienza a buscar en un sus brazos, piernas, torso hasta que ha tocado todo su cuerpo y nada. Por un momento piensa que le está mintiendo, que en realidad no le ha puesto nada pero en cuanto intenta manipular su chakra, no hay nada. Ni un pequeño reflejo de luz verde.

De sus labios escapa un largo suspiro y toma el vaso de agua de las manos del hombre frente a ella. Nadie dice nada hasta que la pelirosa se acaba el agua y Kabuto vuelve a tomar el vaso de ella.

"¿Por qué me tienes aquí? Podrías dejarme ir, intentar matarme o pedir una cuota a la aldea por mi regreso."

"Hmm ¿Tu mente es así de imaginativa siempre?"– La pelirosa simplemente se encoge de hombros pero no responde.–"En fin, come algo."

Su mano señala la sopa de miso en la mesita de noche pero no la toma, tan solo la mira con una mirada vacía. El peliplata se levanta dejando su libro sobre la silla en la que estaba y camina tranquilamente hacia la puerta.

"Descansa." De nuevo ella no responde y tan solo lo observa salir se la habitación dejándola sola y con las ganas de preguntarle si vendría a verla mañana.

Maybe♡KabuSaku♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora