Ana
—Espero que os guste. —dice con un atisbo de ilusión y yo observo la pechuga de pollo cubierta de queso fundido.
Tiene buena pinta.
José me mira y sé que tiene curiosidad por saber algo más de mí.
—Podéis preguntar lo que sea. —les digo con una sonrisa.
—Tampoco hace falta, no creo que les importe mucho. —dice Andrés y vuelve a ese humor de perros.
Es bipolar, confirmamos.
¿Cómo hace para cambiar tan rápido?
—¿Cuánto te importa a ti, hermanito? Llevas tres meses buscando una niñera. Hemos tenido ya cinco y todos eran chicos o mujeres mayores, esta vez no y eso me crea curiosidad.
Ahí la llevas, hermanito, presiento que nos vamos a llevar de maravilla, Lola es bastante directa para su edad.
—¿Qué insinúas?, ya sabes que papá quiere que esté con Carla.
Me quedo estática y lo miro curiosa.
Así que tiene novia... algo interesante por fin.
—Es una niña pija, hija de un empresario que tiene acuerdos con papá y han acordado el noviazgo de ellos dos. —dice José leyendo mis pensamientos. Yo como en silencio y trato de recordar de dónde me suena ese nombre.
—Si seguís diciendo información vais al cuarto y no salís más.
Carla... rica... creo que es del grupo de Nina, tenía contacto con ese tipo de gente para ir a fiestas, quería ligar con uno de allí. Resultó que le puso los cuernos a un niño millonario con el idiota de mi novio que tenía menos dinero que ella.
Parece que al final no es tan mala.
Miento.
—¿Es rubia? Si mal no recuerdo tenía los labios enormes y una cadera extremadamente pequeña. —digo.
Andrés sonríe y me mira, sus ojos brillan con lo que parece curiosidad. Tiene muchísimas ganas de preguntar.
—¿La conoces? —pregunta por él su hermana.
—Salíamos de fiesta juntas, es hija de un empresario famoso aquí en Sevilla. La conozco perfectamente.
—Pero bueno, si hasta te relacionas con la élite y todo. —dice él mofándose. Yo sonrío divertida y me acuerdo de un dato que Nina me dijo.
—Sí y te digo una cosa —hago una pausa y le miro burlona—, decían que le olían los pies, así que ten cuidado, puedes intoxicarte y todo. —le contesto con una sonrisa. Los dos pequeños se ríen y yo sonrío mirando mi plato casi vacío ya. Ahí la llevas, niño rico.
Él guarda silencio y sé que se ha guardado algo que decirme, no es hasta después de la comida, cuando los niños suben y nos quedamos solos que habla.
—La verdad, Ana —comienza mientras saco mis libros y los pongo en la isla de la cocina—, si te soy sincero, no creo que me guste estar con ella.
¿Por qué me cuenta esto?
—¿Tienes los deberes de matemáticas?
Mi intento de cambiar de tema es fallido porque se apoya en la isla y solo nos separa el espacio de la misma.
—No creo ni que hayas tenido novio, pero parece que no tienes ni idea de lo que es una relación comprada, a veces no solo vosotras sois obligadas a casaros.
Dicho esto, se va y me quedo mirando mi agenda.
Cuando quiere es bastante raro, no entiendo a qué viene ahora esto, intento no pensar en ello y continuar estudiando.
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A T A R A X I A [1] A La Venta
Teen FictionElla tenía heridas, él era medicina. Ella tenía miedo, él le daba confianza. Ambos se necesitaban. Eran dos polos opuestos que cuanto más se alejaban más se querían. Dos mundos diferentes unidos por un hilo rojo. Pero el destino les tenía una segun...