Ana
Bailar está bien, pero sin duda lo mejor fue cuando las luces se encendieron y vimos las caras de todo el mundo sonrientes, menos la de su mesa, donde estaban los familiares de Andrés y Carla, que tenía la cara bastante arrugada, no le favorecía nada.
Yo parecía que levitaba cuando nos acercábamos a la mesa.
Andrés y yo éramos solo amigos y ahora mismo en mi vida era lo único que tenía claro. Nos sentamos y su padre me mira.
—Creo que no deberías haber puesto en venta ese collar. —dice mientras lo mira con ojos que parecen tristes o melancólicos como si tratara de recordar algo pasado.
—No lo he puesto en venta, lo he comprado de nuevo, todo estaba controlado.
—¿De dónde has sacado el dinero? —pregunta Carla algo molesta. Y en parte la entiendo. Debe ser ella con la que baile.
—No te importa. Y tampoco ha sido tanto.
—Andrés. —le llamó la novia de su padre que le pidió silencio y respeto. Todos en la mesa la miraron sorprendidos.
—No eres mi madre y soy bastante mayorcito así que ahórrate los sermones. —dice Andrés y su padre da un golpe en la mesa.
Yo no debería estar aquí...
—Con todo el respeto, Ana —dice su padre mientras me mira—, no creo que debas llevar eso tú, creo que debe llevarlo Carla o Inma.
—Si ustedes quieren lo devuelvo, no tengo problema. —digo con toda la sinceridad.
—En caso de que alguien se lo lleve se lo merece más mi hermana que ellas dos, te recuerdo que Carla y yo no somos nada y tú estás casado, aunque toda esta gente haga ver que no.
La mesa se queda en silencio y veo que José está jugando con su móvil bajo la tela de la mesa, él sí que sabe.
Carla se levanta creando un gran estruendo y se va.
—Deberías ir con ella. —le digo a Andrés y él niega.
Yo necesito tomar el aire y me levanto para ir a fumarme un cigarro y despejar mi mente. Me disculpo y salgo andando lo más rápido que puedo y que estos tacones me permiten.
Es complicado, no solo andar, todo.
Me apoyo en la baranda de uno de los balcones y enciendo el cigarro del paquete que me compré, he vuelto a fumar y eso es una mierda. Dejo que el humo me invada y miro Sevilla de noche maravillándome de lo bonita que es, Plaza Nueva de noche es de otro mundo, observo la Giralda y la catedral iluminadas, es precioso.
Oigo pasos cercanos y no esperaba encontrarme a Tomás, me mira amistoso y yo le correspondo la mirada.
—No esperaba verte por aquí. —dice contento.
—Yo tampoco esperaba venir, el año pasado vine como camarera a una de estas fiestas para sacarme un dinero extra. —le confieso, Nina me convenció para hacerlo.
—¿Sabes? A veces conocer a chicas como tú para gente como nosotros es curioso, interesante, porque aquí las chicas no tienen planes ni objetivos y no piensan en auto realizarse ya que tienen todo lo que quieren.
—Para mí es curioso cuando veo que os lleváis todos bien, sois como una gran masa que nunca se separa.
—Los ricos siempre salvan a los ricos, ya cometan el mayor error de su vida, siempre se van a salvar entre ellos.
—Parece que no te incluyes. —le digo antes de dar una calada al cigarro, me produce curiosidad.
—Mi padre creó su propio imperio, hace unos años yo vivía en una casa común y sin lujos, sin embargo, mi padre tuvo una maravillosa idea y empleamos los ahorros en ello resultando una gran empresa.
—¿Qué te diferencia de ellos, entonces?
—Pues que mis padres no se lo han encontrado todo hecho, Andrés sabe que va a heredar el imperio de su padre que ya era de su tatarabuelo y así sucesivamente. A mí eso no me pasa, no me puedo confiar en que el día de mañana mi padre vaya a darme el poder, porque a diferencia de ellos, prefiero cerrarla si no me veo capacitado para llevarla a que la maneje y se vaya a la ruina.
—Me dices entonces que cerrarías la empresa de tu padre si no te vieras capacitado para ello.
—Claro, lo que suele ocurrir es que estés preparado o no para ello van a dártela y con la cantidad de dinero que tienen les da igual cerrar una porque pueden abrir otra empresa en cualquier momento.
—Este es un mundo difícil, pero tampoco lo es el mío.
—Soy el único que te puede entender, por cierto, siento haber ligado contigo, no era mi intención.
—Tranquilo, sé que Carla, Andrés y tú tenéis algo raro.
—Andrés nunca tendrá algo con ella, pero cuando estamos en situaciones como estas suele darle cariños. Sin embargo, parece que eso ha cambiado hoy.
—¿Es complicado ser amigo de él? —le pregunto ya que me gustaría tener buena relación con Andrés.
—No, a menos que él no busque solo una amistad.
Dicho eso Carla sale al balcón y nos mira a los dos, le dice a Tomás que hay un baile lento y quiere bailar con él. A mí ni me mira.
Se la quiere devolver a Andrés.
El chico se disculpa y yo me quedo allí mirando a la ciudad mientras escucho a Frank Sinatra de fondo.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que noto presencia a mi lado y cuando me giro no puedo creer lo que ven mis ojos.
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A T A R A X I A [1] A La Venta
Teen FictionElla tenía heridas, él era medicina. Ella tenía miedo, él le daba confianza. Ambos se necesitaban. Eran dos polos opuestos que cuanto más se alejaban más se querían. Dos mundos diferentes unidos por un hilo rojo. Pero el destino les tenía una segun...