Capítulo 8

1 0 0
                                    

Ana

No contesto y ella comienza a hablar.

—Mamá era guapísima, pero no feliz, se casó con papá porque se amaban, además, le venía bien a su padre para poder dejar la empresa en manos de alguien importante, mi madre no quería la empresa así que se la dejó a mi padre. Según me dijo se conocieron en una cena benéfica, hicieron el amor y así surgió.

Me incomoda saber estas cosas, de repente me siento mal por querer investigar tanto, no quiero meterme en su vida personal.

—Lola, no tengo que saber esto.

—Desde que mamá se fue mi padre no para de buscar una mujer, pero legalmente sigue con mamá. —sigue ella ignorando mis súplicas.

Yo asiento y ella continúa.

—Para mamá era demasiado estrés tener que vivir en este mundo de cenas, dinero y apariencias. Ella siempre vivió al margen de la vida pública y heredar la empresa la puso en el centro de atención. Imagínate en aquellos años el escándalo que fue que una mujer heredase la empresa familiar.

—Debió ser difícil.

Lo único que me inquieta es que hable de ella en pasado.

—Andrés me contó que muchas noches llegaba tarde a casa porque seguía viéndose con sus amigas de antes de todo este huracán.

—¿Tenía prohibido verlas?

—Papá dice que son demasiado corrientes.

Guardo silencio y dejo que ella siga.

—Andrés fue un soplo de aire fresco, mamá solía decir que Andrés era tan feliz que con él olvidaba sus penas.

—¿Andrés feliz? —pregunto graciosa y ella se ríe.

—Todo pudo con ella y se derrumbó.

—No tienes que seguir. —le digo cuando su voz se corta.

—Siento que si lo cuento deja de ser algo malo.

—Pues entonces soy una tumba. —le prometo.

Ella sonríe y comienza a maquillarme.

—Fue duro ver cómo sus ojos estaban vacíos, no desprendían emoción, era un iceberg.

Como su hijo... un bloque de hielo.

—¿Se han separado?

—No legalmente, pero papá quiere hacerlo cuando ella esté recuperada de su enfermedad.

El resto de la conversación es normal y me maquilla sencilla, no quiero ir muy maquillada.

Me deja vestirme y ambas bajamos, ojalá alguien pudiera ver la sorpresa de estos dos cuando me ven bajar.

—¿Está guapa? Lo he hecho yo.

—A ella la hicieron sus padres, Lola. —dice José y me río.

—Es una artista. —digo y ella me mira orgullosa, parece descansada después de la charla.

—¿Vas de fiesta? Puedo llevarte a casa y así dejas tus cosas. —me ofrece Andrés.

—Sé un caballero y llévala a la fiesta. —le dice el hermano y él se ríe. Incluso hasta se sonroja.

—Es lo que iba a hacer, pequeño Einstein.

—No hace falta, me lleva el primo de Sandra, pero gracias.

Cojo mis cosas y me despido de los chicos hasta el lunes.

—De verdad, déjame llevarte.

Miré cómo iba vestido, no parece el mismo que el de clases, lleva una camisa de marca, unos pantalones arreglados y no lleva gorra, sino que va engominado. Se ha perfilado la poca barba que tiene y huele de maravilla.

A T A R A X I A  [1]   A La VentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora