Seguíamos en silencio cuando llegamos al parque, un lugar no tan pequeño ni tan grande, cubierto de grama verde, arbustos, flores y árboles. En las bancas no había nadie, los columpios se mecían suavemente sólo por el soplo suave de la brisa y los toboganes permanecían vacíos. Era un lugar solitario. Las únicas personas allí eramos nosotros, y sin embargo seguíamos sin darle vida al lugar.
Solté aire por la boca, viendo cómo se reflejaba por el frío y sonreí. Amaba hacer eso.
Caminé hasta los columpios y me senté en uno de ellos.
Mientras comenzaba a columpiarme suavemente, Bill se acercó y tomó el que estaba junto a mi. Se quedó quieto. Podía sentir su mirada seguir el movimiento de mi cuerpo al ir de adelante hacia atrás.
Me incliné ligeramente hasta que pude ver la luna y me reí.
-Siempre he creído que columpiarse es lo más cercano a volar-dije sonriendo, me ergí y volteé a mirarlo. Él seguía en silencio, mirandome, pero con una sonrisa de lado ante mi comentario.
Fruncí el ceño. ¿Dónde estaba el Bill que reía por todo?
Puse los pies en la grama y me detuve, mirándolo atentamente.
-Estás callado.
-Estoy pensativo-dijo encogiendose de hombros.
-¿En qué piensas?-dije mientras hacía círculos con mis pies en el suelo.
Sonrió apenado y desvió la mirada.
-En una chica.
Mi corazón se detuvo dentro de mi. Me mordí el labio. Una chica... Otra chica. Bill gustaba de alguien.
-¿Qué pasa con ella?-quise indagar. Por dentro estaba muriendome de celos de la que fuese que hubiese logrado ganarse el corazón de ese pelinegro que me había vuelto loca desde el primer día, pero era su amiga. Lo ideal era que preguntase.
Sus ojos se encontraron con los míos, escaneando mi rostro.
-Me gusta-dijo con seguridad-y todos dicen que yo a ella. Pero no veo nada que me de una señal... Y no sé qué hacer...
-Si todos dicen que le gustas será por algo. Tal vez deberías preguntarle-¡Y ojalá te contestase que no! Ufff. Me iba a ir al infierno si seguía deseando el mal a las personas...
-Tengo miedo-dijo arrugando la nariz, cosa que era de lo más adorable.-Somos como... Amigos. No quiero cagarla.
-Deberías decirle. Así al menos sabrá lo que sientes. Es peor guardarse los sentimientos.
-¿De verdad debería decirle?
-Por supuesto-dije fingiendo una sonrisa.
-¿Y si dice que no siente nada por mi?-¡¿De verdad era Bill tan inseguro?! ¡Si era guapísimo!
-En mi Instituto en Canadá, mis amigas solían tener ese mismo miedo. Así que hacían una estupidez: El chico que les gustaba, iban y lo besaban. Si les devolvía el beso, era que sentía lo mismo.
-¿Y si no?-dijo Bill riendo, divertido ante la ocurrencia de mis amigas. Sonreí ante el recuerdo de ellas y sus ideas locas.
-Simplemente decían que las habían retado-contesté encogiendome de hombros.-Era común jugar Verdad o Reto.
Bill soltó una carcajada, negando con la cabeza.
-No suena mala la idea. Podría salvar mi orgullo.
Sonreí. Esto era lo peor del mundo. Darle consejos al chico que te gusta para que conquiste a otra. Que mierda... Aunque quizás sería mejor así. Bill se merecía una chica normal. Alguien indicada...
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HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015
RandomYo no pretendía llegar a ese punto. Ni siquiera sabía cómo había llegado a ese punto. Yo solía ser de esas chicas que se espantaba cuando veía a sus amigas con un cigarrillo. Un simple cigarrillo... Y resultó que tanto reprenderlas resultó en vano...