Capítulo Diesinueve "Traidor"

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Los días pasaban y yo aún no era capaz de decirle a Bill la verdad. Me convencía diciendome que no era momento, o tratando de buscar la forma de decirlo... ¡Dos semanas juntos y yo aún no era capaz de decirle! Casi tuva ganas de llorar cuando me regaló un cd con canciones de la banda para nuestras dos semanas... Si algo tenía Bill, es que era atento y detallista. Y eso me mataba. Era extremadamente dulce para una mentirosa como yo...

Sabía que el momento lo había tenido miles de veces, pero cada que intentaba tocar el tema, las palabras se me quedaban atascadas en la garganta por miedo. Miedo a que él se llevara una mala idea de mí y me dejara de hablar...

-Estás muy callada-susurró Bill en mi oído, sacandome de mis pensamientos.-¿Todo bien?-sacudí la cabeza para despejarme y sonreí ligeramente.

-Todo bien. Estaba pensando no más.

-¿Segura?

-Segura. No te preocupes-le pedí inclinandome para darle un beso en la mejilla.-¿Y Georg?-pregunté en voz alta, para que todos me escucharan, tratando de dirigir la conversación a otro sitio.

-Ahí viene-dijo Tom haciendo un gesto con la cabeza, mirando por encima de mi hombro.

-¡No van a creer esto!-dijo Georg tan pronto se sentó en la mesa, mirandonos con sus ojos claros bien abiertos. La emoción era inconfundible en ellos.-¡A que no adivinan lo que está organizando el comité de cultura!

-¿Otro baile?-preguntó Gustav alarmado.-¡Otro baile y estoy fuera!

Me reí y lo miré con curiosidad.

-¿No te gustan los bailes?

Se me hacía raro que a un chico no le gustasen. En mi otro Institulo los amaban... Una oportunidad de oro para llevar chicas guapas, emborracharlas, y follarlas.

Romántico, ¿no?

-¡Qué va! Aburridos y estúpidos-dijo Gustav arrugando la nariz.

-¡No es eso!-dijo Georg con impaciencia, tratando de recuperar la atención de los chicos. Sacó un bolante de su bolsillo trasero, y lo extendió sobre la mesa.-¡Un concurso de talentos!-exclamó emocionado.

Tom tomó el papel rápidamente, con una enorme sonrisa en el rostro mientras lo leía.

-Se pueden inscribir los que quieran-continuó Georg-, haciendo lo que quieran.

-Debemos inscribirnos-comentó Tom mientras Bill extendía la mano para que le pasara el bolante y éste se lo daba.-Mostrarle algo bueno a estos novatos-dijo con superioridad y burla. Sonreí. Siempre tan egocéntrico.

-Presumido-me burlé mientras le arrojaba una papa frita de mi plato, la cual esquivó.

-Niega que somos buenos, pero, ¡eh! Recuerda que tu novio es el vocalista.

Levanté la vista hacia Bill y este me miraba con una ceja enarcada y una sonrisa, esperando mi respuesta.

Reí y asentí.

-Ustedes son los mejores.

-Esa es mi chica-dijo mi novio con orgullo, tomando mi barbilla para levantar mi rostro y poder darme un casto beso en los labios.

-¡Nada de afecto público, por favor!-dijo Tom.

-¡Por favor!-secundó Georg.

Volteé a mirarlos y les saqué la lengua.

-Venga. Que nadie les dice nada cuando besan a cualquier loca en plena disco-dijo Bill burlesco.

-Y vaya que les meten la lengua en la garganta-asintió Gustav.

-Pero no lo hemos hecho a plena luz del día-se defendió Georg a plena carcajada.

-Sí. Ustedes son unos sinvergüenza-dijo Tom fingiendo decepción.-Me dan asco.

-Apuesto a que haz hecho cosas peores, Thomas-contraataqué.

-¡QUE ME DEJES DE LLAMAR THOMAS!

-No te frustres, Thomas-dije remarcando su nombre.

-¡Te lo haz buscado!-dijo amenazante, y antes que me diera cuenta, empezamos una guerra de papas fritas hasta que el timbre de regreso a clase sonó.

Saliendo de clase de español, Bill y yo nos juntamos con los demás en la parada de bus.

Sólo nos topamos con Gustav, por lo que hablamos con él hasta que Tom y Georg hicieron acto de presencia.

-¿A dónde te habías metido?-le recriminó el pelinegro a su hermano.-Estaba que te dejaba...

-Calma, blanquito. Estabamos anotándonos en lo del concurso. También anoté a Anna-dijo sonriendome malisiosamente.

Abrí los ojos como platos y lo miré con odio.

-¡¿QUE TÚ QUÉ?!

-Te inscribí-dijo sonriendo ampliamente. Como si no hubiese hecho nada digno de querer estrangularlo.-No creías que lo de Thomas iba a quedar así, ¿ah? Además, cantas muy bien para que te queded fuera.

-¿Cómo permitieron que hiciera esto?-le recriminé a Georg.-¡Traidor!

-Pensé que estaría bien que participaras-dijo encogiendose de hombros.

Bill me abrazó por la cintura y besó mi mejilla.

-Te irá bien-dijo tratando de calmarme.

Suspiré y revoleé los ojos.

-Pensaba inscribirme de todas formas-dije dándoles la razón.

-¿Ya ves? ¡Te hice un favor!

Le di un manotazo juguetón en el hombro y seguí conversando con los muchachos hasta que el bus que tomaba con Gustav llegó.

Pasé mis brazos por los hombros de Bill al tiempo que él enrollaba los suyos en mi cintura y me ponía de puntitas.

-Nos vamos a reunir más tarde en mi casa-dijo mirando mis labios.-¿Vienes?

-¿A qué hora?

Se encogió de hombros y esta vez miró mis ojos.

-A las cuatro, supongo.

-Iré más tarde-hablé tanto de sonar relajada.-Debo salir con papá. Acompañarlo a no sé qué cosas.

Sonrió tranquilo y acercó sus labios a los míos.

-Vale-dijo contra mi boca, y me dio un corto beso de despedida.

Sonreí tontamente y me separé de él. Les di un beso rápido en la mejilla a Georg y Tom y nos depedimos con un "hasta luego".

-No le haz dicho, ¿cierto?-preguntó Gustav cuando nos sentamos.

-No.

-Debes hacerlo.

-Lo sé.

Y ahí acabó la conversación. El resto del trayecto transcurrió en silencio. Incluso cuando nos bajamos y caminamos hasta nuestras casas.

-Tienes sesión hoy, ¿cierto?-preguntó-aunque sonó más como una afirmación-Gustav cuando iba a desviarme para tomar la caminera hacia la puerta de mi casa.

-Sí-dije y sonreí con tristeza.

-Podemos irnos a casa de los gemelos juntos, entonces. Trabajo hoy. Llevaré el auto.

-Vale.

-Nos vemos-dijo y se fue.

Lo miré caminar mientras se alejaba y suspiré.

Él era una buena persona. Y sabía que tenía razón. Pero no es fácil decir la verdad. Para nadie lo es.

HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora