El día había sido totalmente aburrido sin Bill: No tenía con quien conversar ni con quien reirme durante las horas de clase.
Le había mandado mensajes, y tratado de llamarle en las horas libres, pero no había obtenido respuesta alguna. Comenzaba a preocuparme.
Cuando finalizó la jornada escolar, los chicos hablaban y hablaban. No tenía ni idea de qué comentaban, pero sonaban animados. Yo, por mi parte, me limitaba a mirar mi celular. Mi cara era algo como "suena, joder. Suena. Vamos". Y mi celular era algo como "Que me mires no hará que suene, déjame en paz".
-Estoy seguro que te llamará luego, Anna-escuché decir a Tom con suavidad en mi oído. Suspiré.
-Cuando llegues a casa, dile que vaya a verme, ¿vale?-dije aún mirando el endemoniado móvil.
-Claro, yo le aviso.
Subí la vista a su rostro y arrugué la nariz.
-¿Tom?-dije un poco vacilante.
-¿Sí?
-Esto... Si Bill no me llama, ni nada, avísame como está, ¿vale?-le pedí sintiéndome tonta por mi insistencia. Estaba paranoica y lo sabía, pero no conseguía evitarlo.
El bus que tomabamos Gustav y yo aparcó, captando mi atención. Guardé mi móvil en el bolsillo y me despedí de Tom con un beso en la mejilla.
-Descuida. Estoy seguro que si no te ha llamado es por algo.
Era ese "algo" precisamente lo que me ponía nerviosa.
-Nos vemos-me limité a decir.
Me despedí de Georg con un gesto de mano y subí al bus junto con Gustav.
De nuevo saqué el celular y lo miré. Seguía sin ningún mensaje.-Cálmate, Anna-me dijo Gustav, adivinando lo que hacía.-Él va a llamarte.
-Es raro que no me haya respondido ni un mensaje, Gus-dije frustrada.-Siento que no quiere hablar conmigo...
Gustav suspiró irritado.
-Le voy a marcar. Y verás que a mi tampoco me contesta y que es paranoia tuya, ¿vale?
-Vale...-dije no muy convencida.
Gustav sacó su móvil y buscó el nombre de Bill en su lista de contactos. Pulsó llamar, llevándoselo al oído. Me acerqué a él y me paré de puntitas, pegando la oreja al lado de él para poder escuchar lo que decía. Uno... Dos... Tres pitidos... Y Bill respondió.
-Hey-escuché decir a mi novio por el otro lado de la línea. Abrí los ojos con sorpresa y tristeza. Me separé de Gustav y lo miré.
-¿Bill?-dijo Gustav confundido, volteando a verme con una expresión del tipo "Disculpa. Realmente creí que esto no pasaría".
Tragué saliva, porque derrepente mi garganta se sentía seca. Le quité a Gustav el teléfono y hablé.
-¿Bill?-dije con voz ronca.
Hubo un silencio en el teléfono. Casi hasta pensaba que había cortado.
-¿Anna?-sentí mi corazón latir muy rápido y romperse. Su voz no sonaba feliz de escucharme. Delataba cierta irritación. Me mordí el labio y asentí, pero luego recordé que no podía verme y hablé.
-Sí... ¿Por qué no respondes mis mensajes?-dije, tratando de sonar lo más calmada posible.
-No tengo crédito para eso.
-Pero te he llamado.
-He estado ocupado.
-¿Me estás evitando?
-No.
Silencio. Su respuesta me había dejado en blanco. Ni siquiera trató de entender porqué pensaba eso... Nada...
-Te noto distante...-susurré.
-Sólo estoy cansado.
-¿Te puedo ver más tarde?-pregunté, aunque sonó más como un ruego que como una pregunta.
-No creo, lo siento...-su excusa sonó vaga. Casi quise llorar.
-Yo podría pasar...
-Te veo mañana, hasta luego.-dijo, y colgó.
Me quedé un segundo con el telédono en la mano, escuchando el silencio de la línea. Bill estaba raro. Pero raro conmigo. Algo no iba bien. Suspiré y me di vuelta para entregar el móvil a Gustav. Se lo tendí y él lo tomó. De nuevo su expresión lucía apenada.
-¿Qué dijo?
-Que está bien.
-Anna, yo...
-Si Bill quiere hablar conmigo sabe donde encontrarme-lo interrumpí, y me di vuelta.
-Vale...-escuché que dijo, no muy convencido.
Nos bajamos en la parada y caminos en silencio hasta mi casa. Lo despedí con un gesto de la mano y él siguió a la suya sin decir nada.
Entré a casa y subí directo a mi habitación. Me tiré en la cama. Me sentía extraña... Bill nunca me había hablado así. Era la persona más dulce y considerada que conocía... Supuse que algo lo habría molestado y querría estar solo. Prefería creer eso a que estaba enojado conmigo.
Cuando quisiera hablar, estaría allí.
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HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015
RandomYo no pretendía llegar a ese punto. Ni siquiera sabía cómo había llegado a ese punto. Yo solía ser de esas chicas que se espantaba cuando veía a sus amigas con un cigarrillo. Un simple cigarrillo... Y resultó que tanto reprenderlas resultó en vano...