En la foto, Mía.
-¡VIERNES! ¡POR FIN!-Exclamó Tom arrodillandose en el suelo cuando salimos del instituto. Todos reimos en grandes carcajadas.
-No seas dramático, Tom-le dije poniendo mis ojos en blanco mientras él se levantaba del suelo y se sacudía los anchos pantalones.-Tampoco fue una mala semana.
-¡Fue enormemente larga y aburrida!-me contradijo él.
Como ya se nos había hecho costumbre, caminamos todos hasta la parada de bus y conversamos mientras el transporte llegaba. Me había adapto rápidamente a la vida con los chicos. Era la primera vez que una rutina no me hacía aburrida.
Al llegar a casa, pensé que estaría sola, por lo que estaba cantando una letra que de una canción que había estado rondando en mi cabeza desde hacía días mientras me sacaba el abrigo y lo colgaba del perchero de la entrada... Me sentía inspirada... Sería mejor que buscara papel y lápiz y la anotara cuanto antes...
-Me gusta-escuché de pronto trás de mi. Pegué un bote y me di la vuelta rápidamente, sacando un paraguas del cesto y apuntando a quien fuese que estuviese trás mío.
Me relajé al instante cuando me encontré con la figura de mi padre. Sonreí tontamente.
-Sí, baja el arma, hija. No querrás asesinar a alguien-dijo burlón, señalando el paraguas que aún cargaba en alto.
-Ja-Ja-contesté sarcástica.-¿Qué hacen aquí? Pensé que estarían trabajando.
Me volteé a guardar el "arma" y a sacar mis zapatos mientras mi padre contestaba.
-Vinimos a empacar y a esperarte para despedirnos.
Cuando me di vuelta, me percaté de las dos pequeñas maletas al pie de la escalera. Mi madre apareció bajando los peldaños, sonriendo nerviosa. A penas bajó el último, se abalanzó a abrazarme.
-¿Así que es en serio?-dije mientras le devolvía el abrazo fuertemente.-¿Se van el fin de semana?
-Es en serio.
Mi madre se separó de mi, dejó sus manos en mis hombros y me miró. Levantó una mano y metió un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. Me mordí el labio. No podía creer lo que estaban haciendo por mi.
Mi padre carraspeó, llamando mi atención. Le sonreí. Mi madre liberó su agarre y yo avancé hasta él, envolviendo mis brazos a su alrededor.
-Confiamos en ti, Anna-dijo en tono serio pero amable, mientras acariciaba mi cabello.-No nos decepciones.
-No lo haré-dije con seguridad.
Compartí un último momento con mis padres, y los acompañé hasta el auto.
Arrancaron y yo me quedé en la acera. Parada. Contemplando cómo se alejaban. Una lágrima rodó por mi mejilla. Una lágrima de felicidad, por primera vez en mucho tiempo. Mis padres estaban cambiando conmigo. Juntos estabamos mejorando como familia, y eso me hacía sentir feliz en demasía.
-Gracias-susurré, a pesar de que nadie podía oirme.
Caminé de vuelta a la casa y cerré la puerta. Su sonido me pareció estruendoso en comparación con el silencio reinante. Todo se sentía curiosamente vacio sin mis padres. Era sólo un fin de semana, pero los extrañaba.
Subí a mi habitación y me cambié el uniforme por unos shorts blancos, sueter azul, y vans del mismo color.
Hoy no me tocaba ir a la clínica, así que no tenía nada que hacer. Decidí tomar mis libros y hacer las tareas pendientes. Me sentí patética: tareas un viernes. Anna, cariño, necesitas vida social...
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HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015
RandomYo no pretendía llegar a ese punto. Ni siquiera sabía cómo había llegado a ese punto. Yo solía ser de esas chicas que se espantaba cuando veía a sus amigas con un cigarrillo. Un simple cigarrillo... Y resultó que tanto reprenderlas resultó en vano...