Ella es mexicana

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Estaba pateando nieve. Esa mierda blanca. Es difícil de explicar pero para los neoyorquinos se torna insoportable la nieve. No te deja caminar,ensucia. Es desagradable. Cuando dejé de patear me di cuenta de que me había pasado dos cuadras.
Mierda. Mierda blanca.
Ese día estaba realmente enojado, demasiado. Tuve el peor de los días en el trabajo y tuve una charla con mis padres de cuándo me casaría. Se meten en toda mi vida. Aún no entienden que tengo 35 años y eso cuenta como adulto. De todas maneras la única razón no era por ellos que hacía esto. Ya hasta mis amigos sospechaban. Tengo que hacer esto, ya lo decidí. Prefiero ser infeliz que estar muerto o en prisión.
Me vi en la puerta. Faltaba entrar a la oficina y encontrarme con ella. Ni la conozco, sólo sé que será mi esposa.
Toqué la puerta y Jason me abrió, él además de ella y yo sabía lo del matrimonio. Era mi mejor amigo así que sabría que no se lo diría a nadie. Se que este casamiento tenía dos caminos muy diferentes: fracaso total u objetivo alcanzado pero sabía los riesgos y además necesitaba una esposa.
Me senté en una silla enfrente del escritorio de Jason. Ella estaba sentada al lado mío. Me di vuelta para verla.
Era negra, ojos azules, pelo negro largo, senos grandes, uñas largas pintadas, labios un tanto gorditos, flaca, tacos, posición elegante y mirada amistosa.
Cuando Jason se sentó detrás de su escritorio nos presentó:
-John, Grace: Ella es mexicana.

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