El mejor remedio

69 4 6
                                    

La noticia me dejó exaltado.
Desviado.
Flotando.
Grace y yo nos miramos varios segundos.
No pude pensar, pero lo único que pude decir fue:
-¿Es mío?
A Grace le subió por el rostro la culpabilidad y el temor.
-Podría ser tuyo o de Edward.
-¿DE EDWARD? ¿USTEDES? ¿CUANDO?-le grité impresionado.
-El día que me fui...-dijo mientras le corrían las lágrimas por el rostro-John te necesito. Edward no tomó bien la noticia, te necesito. Estoy sola en ese feo y barato hotel. Edward no me quiere. No tengo a nadie. Por favor, se que estuvo mal que me fuera. Se que estuvo mal enamorarme de Ed, pero es la verdad. La primera vez que nos vimos la atracción fue potente y ahora...Ahora que estoy embarazada de él...ni pasamos tres semanas juntos y ya tenemos un hijo. Y si es tuyo, peor. Imagínatelo al chico con dos padres separados, que traen novios a su casa. No sé qué hacer...
-Grace, Grace mírame.-dije calmándola-ni Ed ni yo ni tú estamos preparados. Ya lo sabemos. Tu y Ed se aman, pero no están listos. Nosotros dos como padres no funcionaríamos. Pero es tú hijo, y tú tienes la decisión. Puedes hacerte el test de paternidad y aceptar al padre sea quien sea, puedes abortar o puedes darlo en adopción.
-Yo...yo...
-Entra a la casa. Estas empapada. Agarra una toalla del baño y siéntate. ¿Trajiste tus maletas?
-No.
-¿En qué hotel están?
-En el Umbridge de la calle 52.
-Yo iré para allá.
-John, esta lloviendo, podemos ir mañana.
-Tranquila, yo me encargo-respondí mientras me ponía un abrigo y salía de mi hogar-.
Tomé el ascensor.
No pude evitar llorar angustiadamente, con sollozos de dolor y muecas de preocupación.
Llegué con dos maletas muy pesadas cargándolas con dificultad.
-Y lo peor es que ahora las voy a tener que llevar yo-le dije a Grace-.
-Jajajaja, tranquilo, yo también voy a tener que llevar algo pesado-comentó toda tapada con una toalla sentada en el sofá-.
Llevé las valijas a mi cuarto, y cuando salí le pregunté a Grace:
-¿Té?
-El mejor remedio.
Empece a prepararlo y mientras Grace y yo hablábamos.
-¿Por qué pusiste mis maletas en tu habitación?
-Vas a dormir ahí.
-John...
-Si, te obligo a dormir ahí y punto jovencita.
-Jajajaja, de acuerdo. Gracias.
Llegó un momento de silencio y las culpas nos volvieron.
-Mira Grace, sí te dejaré verte con Ed, no le haré ningún daño. Y perdona si dije eso pero realmente estaba furioso y no quería que se sospechara quién era.
-No, perdóname a mí por ocultarte mi amorío con Ed. Debí decírtelo.
Luego me miró calmada pero fijamente, queriendo saber la verdad.
Debía decirle.
-Si Ed te contó lo que te contó entonces sí:Edward Allister me debe una cantidad de dinero grande porque estuvo en prisión. Eran malos días para nuestra familia y el se sacrificó por todos. Pero fui el único quien lo ayudó, y eso creó una gran relación entre nosotros. Y cuando supe que estaba contigo, yo me ofusqué y me enojé tanto que lo amenacé con acusarlo por deudas.
-Si, fue lo que me dijo.
Serví el té y lo lleve al sofá.
-¿Ya pensaste qué hacer con el embarazo?
-No, todavía no. Voy a tomarme mi tiempo, John.
-Entiendo.
-¿Cuántas de azúcar?
-Dos, por favor.
-Para mí creo que seis-comentó Grace-.
-Y...¿es verdad lo de Jason?-pregunté-.
-Sí, lo es, me lo dijo en la luna de miel. No puedo creer que se fue.
-Lo vengo buscando todos los fin de semanas en la playa de Boston. ¿Alguna ves te conté la historia de cuando me enamoré de Jason?
-No, nunca.
Le relaté todo y retomé la parte en la que Jason se fue.
-Bueno, luego de que él se fue, pasaron meses sin verlo. Yo para ese entonces me había recuperado y estaba mejor. Hasta que un día me lo encontré en un bar. Lo saludé y el a mí. Me contó que Alice le pidió el divorcio hace ya dos semanas. Dijo que me extrañaba y que aceptó que yo fuera gay. Además me necesitaba:el pobre vivía con su madre. Así que comenzamos a vivir juntos como amigos por un tiempo en Nueva York. La pasábamos de lo mejor todos los días. Volvimos a ser los mismos de siempre. Pero un día empezó a estar decaído y confundido, no tenía ganas de nada, ni siquiera de ver una película. Y a medida que pasaba el tiempo se ponía cada vez más depresivo. Hasta que decidió irse, vivir su vida y comprarse un departamento en Boston. Yo le dije que no íbamos a poder vernos mucho pero ėl lo tomó como si nada. Y ahora lo entiendo, el dolía verme porque se enamoró de mí. Y creo que ahora me he enamorado de él nuevamente.
Y en ese momento alguien tocó la puerta.
Abrí y él estaba parado ahí, sonriendo con timidez.
Y en ese momento supe con quien quería pasar el resto de mi vida.
Él era mi mejor remedio.

TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora