Ay no.
No.
NO PUEDE SER, MALDITA SEA. ¡TODO ESTABA YENDO BIEN!
Ver los rostros de mis padres fue algo curioso. Me había olvidado de cómo eran pero lo que me resultó más raro fue que hayan venido hasta aquí a buscarme. Nunca se preocuparon realmente por mí. Y lo mas importante, ¿cómo me hallaron?
-¡Grace!-exclamó mi madre mientras me abrazaba-.
Mi padre solo miraba al piso y le tocaba la espalda a mi madre.
-¡Te buscamos por todos lados! Hablamos con muchas personas, bueno, yo hablé mucho mas que George pero eso no importa. Lo que importa es que te fuiste y yo me preocupé, y te busqué y pensé que te había pasado algo, y, y...
-Ya sé mamá. Pero se tienen que ir...-les dije mirando de reojo a John-.
-Ah, ya no entiendo. Pero eso no es importante, tenemos que vol...
-¿Quieren mi dinero? ¿Es eso? Ya no pueden pagar la renta, ¿verdad? Bien, ahora busco el dinero y se van. La próxima ves traten de preocuparse por mí -dije en un tono furioso-.
-¡Grace! -respondió mi papá.
-¡NO TE ATREVAS A LEVANTARME LA VOZ, YA NO SOY UNA NIÑA CON LA QUE HACÍAS LO QUE QUERÍAS!
El silencio golpeó la sala y cerré la puerta en sus caras.
Me deslicé por la puerta hacia el piso para tirarme, hacerme bolita y llorar con los golpes que recibía la puerta de las manos de mis padres.
-Grace, tranquila. Am, disculpen-les dijo a mis padres-, por favor vayan al café de la esquina, estaremos ahí en un rato.
-De acuerdo... -afirmó mi mamá.
-No llores, Grace, mira el lado bueno: voy a conocer a mis suegros.
-Jajaja -reí en un lago de lágrimas-.
-Grace, necesito explicaciones.
Suspiré un rato largo.
-Mira, no creo que se queden en Nueva York o me lleven a Mexico. Yo nunca les importé y sólo vinieron cuando no pudieron pagar más las renta. Sólo van a tomar mi dinero y se irán, podemos decir que eres mi novio y listo.
-Vi la forma en la que tu padre te miraba. O mejor dicho, la forma en la que no te miraba.
Creo que ya tenía que decírselo, necesitaba saber lo que ocurría. Y más si mis padres estaban aquí.
-John, mi padre me violó durante más de un año. Le dije a mi mamá y ella no lo creyó. La justicia allí no le interesa las estupideces de una niña. Al año siguiente, cuando ya tenía dieciséis me fui de casa y aprendí a ser bar tender. Me reuní con ellos ya cuando tenía veintiséis. Ellos necesitaban dinero, pero no soportaba la idea de darle a este hombre, mi padre, dinero que yo misma ganaba. Y luego Jason me llamó y me propuso este plan. En mi huida había viajado a muchas partes del mundo, incluso Nueva York. Y dije un sí. Un día hice mis valijas y me fui sin que nadie lo supiera. No sé cómo me encontraron, pero sé que sólo quieren mi maldito dinero.
-Wow, Grace...
-Esta bien. Estoy bien. Vamos, vamos al café.
Llegamos y los vimos sentados en una mesa con cuatro capuchinos. Quería que se vayan, para siempre. Tenía una vida acá. No me podían arruinar esto.
Les dije de entrada:
-Mamá, papá, no voy a volver. Estoy muy feliz con John -conté mientras lo miraba- y en primer lugar me fui porque no podía soportar la idea de verlos una vez más. Perdón, pero ya soy una adulta. No crean que los voy a dejar sin dinero, claro. Pero me tienen que dejar ir, nuestra relación ya acabó. Hace mucho tiempo.
-Okey Grace. Nos alejaremos, lo entendemos -respondió mi madre mientras tomaba la mano de mi padre-.
-Gracias. Les enviaré dinero por transacción.
Los capuchinos empezaron a ser vaciados mientras que nuestras bocas emitían silencio.
Quien se animó a hablar fue mi madre:
-Y, dime John, ¿cómo conociste a Grace?
-La encontré en un bar mientras viajaba a México por asuntos laborales.
-¿Y a qué te dedicas?
-Fiscal.
Yo lo miré a John con desconcierto. John miraba a mi padre muy serio y él miraba al suelo con vergüenza imaginando que le conté a John que me violó. Wow, John si que era un gran tipo. Creo que me hubiera matado de risa en ese momento.
-Ah, ya veo -dijo mi madre.
-¿Cómo me encontraron? -pregunté.
-Oh, no fue nada fácil. Bueno, nos dimos cuenta que no estabas porque no nos llegaba tu... am... aporte y empezamos a preguntar dónde estabas pero nadie sabía. Entonces nos bajamos una aplicación para buscar tu celular, y te localizó en Nueva York. Pero cuando llegamos a esta ciudad mi celular nos guió hasta el río Hudson. Y asumimos que te habías suicidado. Desesperados, fuimos con la policía y buscó tus registros en la nube para asegurar que estabas muerta. Pero nos informaron que te habías casado, ya que cambiaron tu documento online. Pensamos que solo habías arrojado tu celular al río. Wow, cuánta tecnología hoy en día. Bueno, entonces encontramos el nombre de John Allister y nos dirigimos a su domicilio. Y aquí estamos. Y ni siquiera nos invitaste a tu boda -dijo mi madre mientras lloraba dolorosamente.
Toda la gente del café empezó a mirarnos.
-Mamá, tranquila, por favor.
-Okey, okey. Nuestra niña ya creció y esta casada... -dijo mientras volvía a llorar-.
-John, vámonos de aquí -le dije a mi esposo.
Luego de irnos les compramos un pasaje de ida a México y los llevamos al aeropuerto. Durante todo el viaje nadie habló. Y esta bien, es así. Es mi familia. Luego de que se fueran volvimos a casa y cenamos pizza con vino.
-¡Jajaja y cuando le dijiste que eras fiscal!
-Sí, lo sé jajaja. Ey Grace, quiero pagar yo la renta de tus padres.
-John, no...
-Sí, por favor, sé que no ganas mucho. Deberíamos usar mi dinero mejor.
-No lo sé, John.
-Vamos, di que sí.
-Jaja, bueno, de acuerdo. Gracias John. Eres el mejor.
Y mientras nos tomábamos el vino y la noche se iba, John y yo nos emborrachábamos cada vez más. Hasta que terminamos de emborracharnos para ir al cuarto y tener una noche inolvidable.
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Truth
Roman d'amourGrace es mexicana. John es neoyorquino. Grace necesita tener la ciudadanía de Nueva York. John necesita encubrir que es gay. Grace no tiene amigos ni familia. John tiene siete hermanos. Grace es una bar tender. John es escritor. Estas dos pers...