f o u r t e e n. valentine's day

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Ambos disfrutaron gustosos de aquel pastel preparado por James, quien después de probarlo logro sentirse orgulloso de su creación. Al terminar, no dudaron dos veces antes de pasarse a las fresas, el chico tomó una y se la dio a probar a Ann, quien mordió delicadamente de esta dejando a su paladar disfrutar el sabor tan exquisito del chocolate mezclado con aquella fruta roja.

James la miró fascinado pues admiraba cada expresión de su rostro.

— Te manchaste un poco aquí.— rozó ligeramente su pulgar con la comisura de sus labios fingiendo limpiar una mancha inexistente, acto seguido, se acercó lo suficiente a la chica para lograr robarle un beso.

Ann Wembley sonrió ampliamente ante aquella cercanía con James, sintiendo como miles de mariposas revoloteaban en su estómago.

Barnes atoró una sombrilla en la arena buscando así un poco de sombra, se recostó junto a Ann y mientras la abrazaba y acariciaba su cabello de forma tranquila, se dispuso a cerrar los ojos e imaginar ¿cómo sería una relación con Wembley?

Definitivamente nada fácil, empezando por sus padres quienes por alguna razón injustificada se dedicaban a odiarlo y había quedado claro que harían todo lo posible por mantenerlo lejos de su hija, pero eso no sería impedimento para él, pues estaba completamente decidido a que con o sin el permiso de sus padres, Ann Wembley sería su novia.

La rubia recostada en su pecho pegó un salto poniéndose de pie bruscamente, James la miró extrañado y la chica por el contrario comenzó a reír.

— Me estaba quedando dormida. Volvamos al agua.— insistió un poco antes de ponerse de pie para intentar levantar al hombre de metro ochenta.

Tomados de la mano, se dirigieron de nuevo al mar, las olas habían aumentado su intensidad pero aún se podía permanecer dentro un rato más. El cuerpo de Ann Wembley se erizó al sentir en agua helada sobre su espalda, James, divertido, comenzó a salpicar el agua en dirección de la chica, quien reía continuamente mientras suplicaba que parara.

James detuvo su acción y tomándola de la cintura la acercó a él, lo suficiente para poder robarle un beso.

Siguieron jugando un rato más hasta que Barnes tomó la decisión de enseñar a nadar a su acompañante, cosa que fue imposible gracias al gran temor que esta tenía de morir ahogada.

James la tomaba en brazos recostando su cuerpo sobre el agua ayudándola a flotar, pero en cuanto Ann sentía las manos de James soltarla esta comenzaba a gritar y manotear el agua desesperada, como si su vida dependiera de ello. James reía enternecido.

Rendida, Wembley decidió salir del agua encaminándose de nuevo a su estación, Barnes no tardó mucho en ir tras de ella siendo detenido por un pequeño grupo de tres chicas, quienes murmuraban entre ellas cosas completamente inaudibles para el chico, quien las miró divertido por la escena.

Ann miraba atenta la escena desde la distancia, trataba de leer cada expresión en el rostro de James, así como esperaba su respuesta de este hacia las chicas, quienes parecían estar invitándolo a un lugar pues no dejaban de jalar el brazo del chico de forma insistente.

Por un momento, una montaña de dudas y pensamientos intrusivos comenzaron a aparecer en su cabeza. ¿Y si era verdad todo lo que Alice alguna vez le platicó sobre James? ¿Y si en verdad esté solo la quería para un rato? ¿Y si la dejaba sola por irse con aquel grupo? Un fuerte dolor de estómago se hizo presente en el cuerpo de la chica, quien nuevamente prestó toda su atención al escucharlo hablar.

— Disculpen, señoritas, no quiero sonar descortés, y les agradezco sus halagos, pero creo que no han notado que tengo compañía esta tarde... y quizás la tenga todas las tardes de mi vida, bueno, lo que quiero decir es que vengo acompañado de mi hermosa chica, así que si me disculpan, debo de volver con ella, sigan disfrutando de su tarde.

El dolor en Ann desapareció por arte de magia al escuchar las palabras de su acompañante, ¿acaso había escuchado bien? James había rechazado a tres hermosas chicas por ella, le había dado su lugar y había respetado su compañía, en agradecimiento, corrió hasta el ojiazul envolviéndolo en un amoroso y fuerte abrazo.

— Gracias.

— ¿Exactamente porque?— preguntó confundido.

— Por darme mi lugar y respetar mi presencia. Gracias.

— ¿Por qué agradeces, Annie? Estoy saliendo contigo, yo fui quien te trajo aquí, claro que tengo que respetarte, además, esas chicas o, mejor dicho, ninguna chica me interesa más que tú.

— Mi vida no es normal, ¿sabes? Y siento que en algún punto te vas a desesperar de todas las trabas que tienes para verme. Seguramente cuando vuelva a mi casa mi padres estarán listos para encerrarme en un búnker y no dejarme salir nunca más, entendería completamente si comienzas a interesarte en alguna otra chica que no tenga a dos dementes como padres.

— Annie, estoy tan enamorado de ti que no me importaría si todas nuestras citas terminan siendo en tu balcón.— y ahí estaba la confesión.

Las mejillas de James adoptaron un ligero color carmesí al notar lo que recién había dicho. Ann lo miro completamente sorprendida pero no tardó en sonreír de oreja a oreja. La emoción se veía reflejada en sus ojos.

— ¿Cómo dijiste?— esperaba que lo repitiera.

— Que podemos seguir viéndonos en tu balcón.— evitó aquella parte.

— Antes de eso.— le animó.

— Que no me importaría.

— ¿Estás que?— divertida, comenzó a picar la costilla del hombre quien reprimía las ganas de soltar una carcajada.

— No recuerdo.— Ann incrementó la velocidad de los piquetes y James no pudo seguir resistiendo más.

— ¡Enamorado, estoy enamorado!— una gran sonrisa victoriosa se formó en el rostro de la chica.

El día finalmente se nubló, la marea comenzó a incrementar y la gente a su alrededor comenzaba a guardar sus cosas, James sabía exactamente lo que eso significaba, el día había terminado y era hora de volver a casa.

Estiró su mano en dirección de Ann ayudándola a levantarse, ambos mantenían un semblante completamente serio, ninguno de los dos deseaba irse, no después del día tan maravilloso que habían pasado juntos, pero era momento de guardar todo y volver a la realidad, a su realidad.

Tomados de la mano, caminaron hasta las regaderas donde enjuagarían su cuerpo y cambiarían su vestimenta. El rostro de Ann empeoraba conforme pasaba el tiempo, pues cada vez reflejaba más preocupación, no quería regresar a su casa, no quería volver a su encierro y desde ya, podía escuchar la horrible voz de su padre regalándola de la peor forma por escaparse.

James, al notar la expresión en su rostro, besó tiernamente su frente intentando demostrarle apoyo, ganándose así, una sonrisa por parte de la rubia. Tras mirarla unos segundos más, extendió sus brazos hacia esta tomándola en un fuerte abrazo.

— Feliz día de los enamorados.— susurró cerca de su oreja y depositó un beso en su mejilla.

Él era la calma en su tormenta, de eso no había duda.

El camino de regreso transcurrió mucho más rápido de lo que ambos esperaban, en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban fuera del domicilio de Ann, quien sintió su cuerpo tensarse. Era momento de enfrentar a sus padres.

LOVER BOY━━ BUCKY BARNES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora