El silencio que se formó entre la pareja fue tortuoso para Ann Wembley, quien se sentía completamente avergonzada por la actitud y palabras de sus madre. Lo único que deseaba en ese momento era que un gran hoyo en la tierra se formara y la tragara, desaparecer, en pocas palabras.
— Yo...— hablaron al unísono y ambos se quedaron callados esperando a que alguno siguiera.
Nadie lo hizo y Ann tuvo finalmente la iniciativa.
— La loca fantasía de mi madre es que yo me case con Steve. Cree que es el hombre perfecto para mí y a eso agrégale los años de amistad que tiene con su madre...— explicó.— Se que nada de lo que diga puede justificar la forma en la que te hablo o todo lo que dijo, yo... simplemente, perdón.— agachó la cabeza avergonzada.
— La gente siempre va a tener una opinión diferente a la propia. Sabía perfectamente lo que se hablaba de mí en el barrio, es una desgracia que haya llegado hasta los oídos de tu madre, tampoco la culpo, ¿sabes?, ser el chico "nuevo" por decirlo de alguna forma resulta ser complicado en ocasiones. Me conformo con saber que tú no piensas igual que tú madre sobre mi.— Ann comenzó a negar con la cabeza logrando una sonrisa en el rostro de James, quien besó su mejilla dejándola sonrojada.
James guió a Wembley hasta la cafetería más cercana y se sentó con esta en una mesa alejada del resto.
— ¿Cuando es tu cumpleaños?— preguntó el ojiazul llevándose un bocado de pastel a la boca.
— 14 de Febrero.— respondió sonriente.
— En el día de los enamorados.— expresó con ternura.— Debes de recibir muchos regalos.
— No.— se removió incómoda sobre su asiento.— Mi padre no me deja festejar mi cumpleaños y tampoco tengo muchos amigos que me recuerden ese día.— hizo una pausa recordando algo.— Steve intentó intento una vez junto a Sarah organizar una fiesta de cumpleaños para mi, Thomas los amenazó furioso y desde ese día solo me dan algún regalo días después y de forma discreta.— suspiró.— Y supongo que tampoco soy el tipo de chica para nadie... que me agrade.— aclaró refiriéndose a Víctor.
— Conozco de alguien que si.— James clavó su mirada sobre ella.
— ¿Victor? No me interesa, es un imbécil.— se encogió de hombros.
— Habló de alguien más.— aclaró James divertido.
— ¿Quién?— preguntó curiosa.
— ¿Qué te gustaría hacer en tu cumpleaños?— preguntó evadiendo la pregunta de ella.
— ¿No me haz escuchado?— preguntó divertida.— Thomas no me deja ni me dejara hacer nada.
— Si, eso lo escuché, pero si no fuese así, ¿qué te gustaría hacer?
— No se, quizás ir a la playa, nunca he ido, sería increíble.— miro su plato cabizbaja y continuó.— En menos de un mes cumpliré diecisiete y estoy segura que mi madre buscará formalizar algo con Steve.
— No quiero preguntar porque me da miedo la respuesta, pero igual lo haré, ¿sientes algo por Steve?— una ola de nerviosismo lo invadió de inmediato.
— ¿Qué? ¡No! Para nada. Quiero decir, es un gran amigo y le tengo un gran aprecio pero eso es todo.— James suspiró aliviado con su respuesta.
— En ese caso dudo mucho que Sarah acepte el matrimonio entre ambos.
— Hace un par de años, Sarah compartía el mismo sueño con mi madre. Se que ella sería incapaz de obligar a Steve a casarse con alguien que no ama, pero bueno, las probabilidades nunca son cero.
— No te mortifiques tanto con ese tema, una boda lleva tiempo y más si ambos no lo desean. Quién quita y para ese entonces tú ya habrás conocido a alguien.— James la miró fijamente esperando su reacción.
— ¿Conocer a alguien en un mes?— se burló.— Por favor, Buck, no he conocido a nadie en dieciséis años, ¿qué te hace creer que en un mes si?
James se enfocó únicamente en la manera en la que Ann lo había llamado. "Buck". No era nada nuevo, así lo llamaba Steve la mayor parte del tiempo, pero viniendo de la boca de Ann y pronunciado por su linda y dulce voz, sonaba mil veces mejor. ¿Por qué ella tenía ese efecto sobre él?
Ann Wembley le parecía una chica hermosa, en todos los sentidos posibles, sus ojos verdes como la esmeralda lo cautivaban cada vez que hacían contacto visual con los suyos, llevándolo a una especie de hipnosis, sus labios sutilmente gruesos y rosados lo incitaban a querer besarlos sin parar y esa voz tan dulce y delicada le hacía querer escucharla hablar todo el día. Era la primera vez que James creía no tener oportunidad con una chica, no creía tenerla con Ann Wembley, porque ella era maravillosa y el solo era él.
— ¡Hey! — Ann pasó su mano frente a James para capturar su atención.— ¿Me estás escuchando?— preguntó burlona.
— Si, si, perdón, solo pensaba en cómo podíamos iniciar nuestra primer clase.— mintió.
— ¿De verdad harás esto por mí?— preguntó con ilusión.— Bueno, tienes que saber que soy bastante buena con los números, es lo único que mi padre me ha enseñado por eso de las compras, pero en serio, las cuentas y todo eso se me da muy bien.
— Podemos empezar reforzando esa habilidad.
Al terminar el desayuno, James se ofreció a pagar la comida, cosa a la que Ann se negó rotundamente. No le permitiría pagar, al menos no después del mal rato que le había hecho pasar en la mañana, era lo mínimo que podía hacer por el. Al abrir su cartera una expresión de confusión invadió su cara y James no pudo seguir conteniendo la risa.
— ¡Fuiste tú!— le señaló divertida.— ¿Cómo le hiciste? ¿En qué momento?
— Un mago nunca revela sus secretos.
La sorpresa de Ann fue que había más dinero del que ella contemplaba dentro de su cartera.
— No es justo. Yo te quería invitar.— su boca formó un puchero.
— No. Yo invito, yo pago.— le guiñó el ojo.
Al salir de aquella cafetería, James buscó el parque más cercano para finalmente comenzar con su primer clase de Ann. Tomaron asiento en una banca y el ojiazul sacó un libro de su mochila.
Se dispuso a explicarle primeramente lo básico de las matemáticas, sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Ann no mentía, pues si bien, no estaba tan perdida, algunas cosas no las conocía del todo pero sorprendentemente entendía rápido cuando se trataba de operaciones.
El tiempo pasaba rápido cuando su compañía era Wembley, y es que nunca supo en qué momento ya habían pasado cinco horas juntos en aquel parque. El reloj en su muñeca marcaba las cinco y treinta de la tarde, ambos se encontraban mentalmente agotados por lo que decidieron era hora de regresar a sus respectivos hogares.
— Muchas gracias por traerme y también por el día de hoy. Eres un excelente profesor.— la rubia se sentía bastante agradecida por el gesto de James, y siempre que tuviese oportunidad, se lo haría saber.
— No es nada, bonita, lo hago de corazón.— las mejillas de Ann se sonrojaron al escuchar el "bonita." Y James se quedó embobado ante la sonrisa de ella.
¿Qué era lo que tenía Wembley para lograr ese efecto en él? Porque siendo honestos, jamás se había sentido así por alguien.
— Tengo que irme.— el nerviosismo en Ann era evidente, y no era para menos, pues se tomó el atrevimiento de nuevamente besar su mejilla.
James posó su mano en el área donde había recibido el beso y embobado observó como Ann se alejaba de él adentrándose finalmente a su casa. Sin más, se dirigió hacia la casa de su amigo Steve, no podía esperar para verlo, y en cuanto este apareció por el marco de la puerta, Barnes habló.
— Me gusta Ann.
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LOVER BOY━━ BUCKY BARNES.
FanfictionElla se enamoró primero, pero él se enamoró más fuerte. Portada hermosa hecha por: @barnesxcss #5 marvel (24/O8/21) #1 BUCKYBARNES (25/O8/21) #1 LOKILAUFEYSON (25/O8/21)