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Un aullido hace eco por todo el bosque sur de Seúl.

Jimin y Yoongi levantan la vista y giran en dirección al sonido al mismo tiempo.

Provenía de la manada.

Jimin no es muy bueno reconociendo la forma en cómo el tono, la intensidad y la duración de un aullido aporta información que solo los lobos de la misma manada podrían entender.

No así con Yoongi, quien sabe a la perfección lo que el aullido significaba, indicándole de inmediato a su compañero a través del lazo que no era algo por lo cual realmente preocuparse.

Era un aullido simple de un lobo extrañando a su líder.

No de una manera lamentable, Yoongi sabía que sus lobos le estaban diciendo cuídate, y si me llamas estaré ahí.

De todas formas, bajo el mismo cielo estrellado del camino que llevaban avanzando, se puede ver el rostro de Jimin tenso.

—Jimin...

Yoongi se acerca a él, caminando despacio hasta llegar a su lado, retomando la caminata que habían estado llevando desde hace unos quince minutos atrás, cuando ambos decidieron visitar la casa de Yunho en un intento de encontrar pistas o algo que los ayude con el paradero de Taehyung mientras Jungkook iba en busca de este.

Quedarse de brazos cruzados no era una opción para ambos, no cuando Jungkook prácticamente arriesgaba su vida en una misión que no tenía ninguna probabilidad de éxito.

Y todos sabían que, en estas circunstancias, cualquier cosa podría ayudar.

Ambos llegan a la desolada carretera que divide el bosque, deteniéndose por un momento en silencio mientras escanean el área con ayuda de sus sentidos.

Cuando saben que el camino está libre, Yoongi entrelaza su mano con la de Jimin y ambos cruzan de manera rápida el camino hasta infiltrarse en el otro tramo de bosque, el cual pertenece a territorio humano y donde la casa de Yunho está ubicada.

Parecía ser una misión por la cual sonreír por su éxito, pero en el final de tramo que le quedaban, Jimin suelta un suspiro, uno más de todos los que ha dado durante el trayecto, ensimismado en sus propios pensamientos aun cuando Yoongi hace lo posible para calmarlo a través del lazo junto con las suaves caricias que le da su dedo pulgar en la mano que sostiene con fuerza.

—Ellos estarán bien, ¿cierto? —pregunta, luego de un rato, su rostro observando el de Yoongi, luciendo completamente arrepentido de no haber ido con ellos—, ¿Jungkook estará bien?

Yoongi es un ser de emociones, piel, y mucho instinto, sin embargo, aunque le duele en cierto punto la tristeza de Jimin y pensar en la decisión que tomó Jungkook, no tiene ningún problema en asentir seguro a la pregunta del menor.

—Sí —le dice, con convicción—, tiene a Mingyu y a Hoseok, ambos son cazadores y saben cómo moverse, además, Jungkook al igual que todos los soldados, está entrenado para este tipo de situaciones. 

Si bien, Jimin sabe que Yoongi tiene razón y que solo se estaba preocupando por nada, sin embargo... era inevitable, inevitable si se ponía a pensar que Jungkook era su hermano pequeño aquí en la manada, su hermanito, de apenas diecinueve años y que fue solo a una misión suicida a buscar a su otro hermano que está quizá dónde, rodeado de humanos enfermos y locos que querían hacerle quizá qué cosa, sólo con la intención de sacar provecho de sus razas.

GRANATUM #2; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora