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muxo texto













Jimin observaba a Taehyung. Fuera de la sala de reuniones.

Taehyung no le miraba de vuelta, tampoco tenía intenciones de decir algo.

Pero estaba ahí.

Ambos se habían quedado atrás, apartados del resto cuando Yoongi decidió hacer una reunión de emergencia, ahora que Taehyung y Jungkook habían descansado lo suficiente, era el momento perfecto para aclarar unas cuantas dudas y tomar varias decisiones.

El resto siguió el camino hacia la sala de reuniones, dejándolos solos cuando tanto Yoongi como Jungkook notaron que entre ambos había algo pendiente por hablar.

Jimin suspiró, y se movió ligeramente para reclinar su espalda contra la pared del pequeño edificio de dos pisos, imitando la postura de Taehyung, la vista al frente sobre el pequeño bosque de aromos que se entremezclaba a lo largo de toda la reserva, el sol de mediodía iluminando las hojas en las copas de los árboles.

—¿Por qué no me dijiste? —preguntó, con la voz quedita. No quería sonar recriminador, porque no lo estaba siendo, no se trataba de eso. Jimin bajó la vista, y se quedó viendo sus botas de combate, al mismo tiempo que otro suspiro escapaba de sus labios—. ¿Por qué no me dijiste que mi madre era la reencarnación de la tuya?

Desde que supo la verdad por la boca de Yeji, no ha habido ni un solo minuto que haya pensado en otra cosa.

¿Por qué no se lo dijo?

Era imposible no poder preguntárselo.

Aquel día, aquel día de hace meses atrás, cuando lo llevó por primera vez a conocer la tumba de Yoona.

Su madre.

¿Por qué no se lo dijo?

Aquel día, que reveló la verdad sobre ese pequeño campo rodeado de flores creadas con magia.

"¿La conocías?"

"Era mi amiga."

Tan triste, tan solo, debió sentirse.

El recuerdo le quema en el pecho.

De pronto, sintió una ola de tristeza invadir su cuerpo. Jimin tuvo que girar la cabeza para ver que se trataba de su hermano, estudiando su perfil mientras notaba como esa ola lo rodeaba por completo.

—Porque me dolía saberlo —confesó, y las palabras se quebraron—, no quería que te doliera a ti también.

Jimin tragó, y cuando lo hizo, le ardió la garganta.

—No era tu carga, no era tu obligación, y es injusto que hayas tenido que cargar con eso tu solo.

No le correspondía.

Todo lo que sus padres hicieron, repercutió en ellos, lamentablemente, y las cargas emocionales pesaban en sus hombros más de lo que podrían imaginar.

Aún si sabían que no eran culpables, aun si sabía que nada de ello fue su culpa.

Era inevitable.

La carga estaba y alguien tenía que arrastrarse con ella.

Y ese, era Taehyung.

El vampiro le dio una mirada rápida, y sus labios se curvaron en una sonrisa triste, sus ojos brillando con nostalgia cuando lo vieron.

—Siempre creí que eras humano —le dijo, suspirando, era fascinante para Jimin ver su pecho subir y bajar en cada palabra cargada de fuertes emociones. No lo interrumpió—. Papá nunca me dijo que tu padre era un hombre lobo, y Yoona... —negó con la cabeza, y sus cejas se arquearon sutilmente, solo mencionar su nombre parecía dolerle—, Yoona no tocaba el tema, hablaba poco de él, casi nada, como si tuviera miedo de nombrarlo porque eso la empujaba a aceptar la realidad, una donde él dejó de existir, como un fantasma, de la noche a la mañana.

GRANATUM #2; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora