♢Hoseok tenía diecinueve años cuando descubrió que estaba enamorado de Mingyu.
Había estado muy confundido. Porque no recuerda el momento exacto en que pasó de odiar a Mingyu por lo hermoso y perfecto que era, a simplemente desear pasarle la lengua por la cara.
Bueno. No así, pero Hoseok soñó una vez con eso y ahora no puede dejar de pensarlo.
El punto es que la línea entre el antes y el después era demasiado borrosa como para encontrar una explicación lógica del por qué.
Quizá fue algo de golpe, o quizá fue algo gradual.
No negaría que Mingyu siempre encontró la forma de hacer revolotear su corazón. Pero se había convencido de que se trataban de simples señales de la pubertad y él creciendo como persona.
Además, siempre puedes encontrar bonito a tu amigo. O hermoso, perfecto y detestable en este caso.
De todas formas, Hoseok no entiende cómo sucedió, qué ocurrió y cuándo fue el cambio, pero la realidad lo golpeó duramente cuando fue consciente de todos sus sentimientos.
Ocurrió a sus diecinueve años, en primavera.
Un día, como cualquier otro. Hoseok salió de su cama y luego de lavarse hizo el camino hacia el gimnasio con la intensión de entrenar.
Era temprano por la mañana, el sol apenas había salido. Él necesitaba despejar su mente antes de comenzar el día.
Por supuesto Mingyu ya estaba en el lugar, al fondo, donde se encontraban la mayoría de las máquinas. Sostenía una barra de más de cien kilos y estaba a la mitad de ejercicios de peso muerto cuando entró.
Sudaba por todas partes. Hoseok apenas lo saludó porque el aire quedó encajado en alguna parte de sus pulmones y se negaba a salir en un intento de poder concentrarse en sus propios ejercicios.
No pudo. Y cuando tomó una de las mancuernas para comenzar, no pudo evitar girar la cabeza hacia Mingyu porque este se estaba quitando su camiseta sudada, quedando solo con esos pequeños pantalones deportivos que vestía y que igualmente se le pegaban a la piel de sus muslos.
Hoseok fue descarado. No le importó si estaba viendo demasiado obvio a Mingyu o si este lo captó en el acto. Luego habría tiempo para recriminarse y arrepentirse. Ahora la vista era demasiado poderosa como para si quiera ponerse a pensar en otra cosa.
Su cuerpo parecía esculpido por dioses y si Mingyu le inventaba una mentira de que tenía una especie de ascendencia griega relacionada con los dioses del olimpo definitivamente se lo creería.
Porque era perfección, cada músculo parecía estar entrenado en detalle, como si hiciera valer la función de todos ellos en su ejercitado cuerpo.
Su sudor era un plus mientras levantaba esa barra, porque nunca pensó que una persona podría verse tan bien mientras sudaba. Le goteaba de su mentón y caía por su pecho. Su cabello era otra cosa mortal, estaba largo, húmedo, cayendo como estelas por su frente y Hoseok tuvo que tragar saliva de manera automática cuando su mirada comenzó a subir a subir y a subir hasta que se encontraron con los ojos ajenos, notando que Mingyu ya le estaba mirando de vuelta mientras soltaba la barra.
Le estaba dando ese tipo de mirada que hace a Hoseok ahogarse por dentro. Así, como si sólo existiese él, como si solo fuese el mundo y Hoseok y nadie más y Hoseok no mentiría, le encantaba que el otro le mirase como si se hubiese encontrado algo valioso; como la última gota de agua en el peor desierto seco. Como si fuese el aire que lo ayudaría a subsistir.
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GRANATUM #2; taekook
FanfictionSe lo habían quitado de sus manos, y él, no descansaría hasta encontrarlo. "Mío." "Tuyo. Siempre tuyo." → Segunda parte de Ónice, orientada a la pareja del taekook. → fanfic original de contenido homosexual. → Romance/drama/cambia-formas l...