¡Hola! ¿Cómo están? Sé que ha pasado un año desde que actualicé la historia por última vez, pero estoy con muchas cosas y hasta hace muy poco es que me mentalicé en buscar cualquier minuto para poder escribir y dar avance en la historia. Lamento la demora y también lo corto que pude ser este capitulo. Un abrazo <3
Marzo, 2012.
El invierno se estaba acabando y desde que la pelirroja tuvo en sus manos la foto de las chicas junto a Yulia, la bufanda se había convertido en su accesorio favorito y su perfume lo había cambiado por el que usaba la ojiazul ¿caprichos? Tal vez, como la llamada posterior a recibir la bufanda para hacer una pataleta entre pucheros para que Yulia le explicara el porqué no había visto fotos actuales de ella en VK y que si no fuese por sus amigas, no se enteraba de cómo estaba, siendo que se habían reencontrado -sentimentalmente- a través de la distancia. Y una vez más su adorada morena se comportó paciente y juguetona al momento de tener que explicarle el impacto de vivir en otra ciudad, conocer gente nueva, ser responsable y aprender a convivir con la castaña. Aun cuando el hablar de Viktoria, cada vez era más común entre ellas, no podía dejar de sentirse celosa y miserable a la vez, porque seguía sin ser lo suficientemente valiente de reconocer su relación con Iván ante la morena. ¿Cuánta miseria puede caber en nuestra existencia? Conformarse con las personas porque las circunstancias se dieron para no aceptar el vacío de una ausencia, es totalmente despreciable; quizá como el peor acto de desamor a sí mismo... pero a la pelirroja era lo que menos le importaba; prefería vivir insatisfecha que pasar una eternidad buscando algo que solo una persona podría darle y por quien haría de "todo" una palabra tan simple abordada por 4 letras e infinitas posibilidades o locuras ¿que podrían provocar? realizar una sesión fotográfica cubierta solo por su "preciada" bufanda y enviada en un sobre café bajo el seudónimo de "Sr. Nonochka" recorriendo miles de kilómetros para que llegase directamente a las manos de Volkova y no de su novia ¿Suerte?¿Divinidad?No, no fue obra de ninguno de los dioses por los que las personas profesan su fe. Porque aún cuando fuese un regalo, habían coordinado cuando podía llegar sin ser visto por la castaña; y si para Elena era incomodo hacer mención de Viktoria entre sus conversaciones para la ojiazul lo era aún más, pero algo necesario para mantenerse en contacto sin levantar sospechas.
Tal vez podría considerarse como una confianza ciega y "mutua" entre ambas; cosa que muchas veces hacía que la morena confunda mucho más sus sentimientos, porque con el pasar del tiempo el romanticismo que le provocaba Elena dejaba de anteponerse a lo que a veces le nacía por la castaña superficial y asfixiante como la caricatura de "Pucca", una atención exasperante a la mirada que le daba la pelirroja que le recordaba a la devoción que muchos creyentes le dan a sus santidades mezclada con la ternura y suavidad de un bebé; cosa que le provocaba algo cómodamente atípico. Con una debía anteponer sus juegos y ser madura, mientras que con la otra, podía sentirse niña y adulta a la vez.
Yul ¿has notado lo rápido que ha pasado este semestre? - Viktoria le comentaba con un tono alegre antes de comenzar a beber de su café matutino - ¿Amor? - insistió una vez más para sacar de las nubes a la morena y pasar su mano frente a sus ojos.
¿Qué pasó con el semestre? - sonrió naturalmente coqueta.
Que ha pasado muy rápido, mira, estamos por terminar marzo- apuntó esta vez al calendario.
¡No! Hoy tengo examen - la morena se levantó rápidamente en dirección al baño.
¿El que vale por dos? - la castaña al ver la cara de su novia, no dudó en levantarse y ayudar con el orden de sus apuntes- ¿Nonoshka? - se dijo así misma cuando se encontró con el sobre entre sus manos.
Te debo una, preciosa. Gracias por ayudarme - la ojiazul le arrebató los papeles de las manos y se despidió de ella con un beso.
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Красная нить
FanfictionКрасная нить o Hilo rojo, en la vida de Yulia Volkova y Elena Katina se contrajo muchas veces, siendo la primera cuando Yulia cumplió sus 17 años, pero también se enredó y estiró otras tantas a lo largo del tiempo. ¿podrán eliminar la distancia de...