V

228 21 2
                                    

Volkova lo sabe, se sentía tan feliz y relajada que su semana escolar paso volando y ansiaba que pasaran las horas para ir a la fiesta de Raya para encontrarse con Mila.

- ¿Papá? – decía una morena quien había recorrido los tres baños de su casa, la sala de estar, el comedor, su sala de entretención, las habitaciones de sus hermanos e incluso la oficina de su padre y no obtenía respuesta. – ¡Enano! – le gritó a su sobrino en cuanto lo vio - ¿Dónde está el abuelo Oleg?

Yulian con su tierna sonrisa de diablillo, la miró con ojos vivaces y antes de salir corriendo gritó – ¡sígueme tía!

A la morena nunca se le ocurrió buscar a su padre en la habitación que le correspondía junto a su madre, en cuanto golpeo pudo escucharle diciendo “pasa” y cuando lo vio, solo sonrío y se acostó en la cama a ver la televisión junto a él igual como si tuviese cuatro años.

-Papá ¿recuerdas que me dieron permiso para para ir a la fiesta de Raya? – Oleg solo le respondía “sí” para que su hija continuara hablando – Pues, resulta que Kolya ira a la fiesta luego de salir del cine con su acompañante y no tengo como ir.

- ¿Y por qué no pasa a buscarte luego del cine? – decía su padre mientras cambiaba los canales sin ánimos de ofrecerse como conductor.

- Es que Kolya irá al cine que queda a unas cuadras de la casa de Raya…

- ¡Ay no! ¿Raya es la que vive en Zamoskvorechya frente al desvió del río Moscú? – decía un Oleg casi lamentándose hasta que sonrío- Haremos algo, Alik te irá a dejar y buscar.

- ¡Pero Oleg! Alik va a querer que me venga a las 02:00 am – decía refunfuñando la ojiazul.

- Como la chica decente que eres …- mientras Yulia le hacía cara de gato con botas a su padre- está bien, que sea las 03:30 am, pero ¡debes salir en cuanto llegue Alik! Recuerda que Polya y Yulian se van mañana y almorzaremos todos juntos, antes de llevarlos al aeropuerto.

La ojiazul ya vestida con su típico estilo andrógeno, jean negro, con una sudadera con capucha gris, gorra y una chaqueta de cuero; sentada de copiloto juntoa su hermano, quien tenía cara de pocos amigos.

- ¡Claro! Acabo de llegar, con unas enormes ganas de ver a mí novia y tengo que ir a dejarte y buscarte enana mugrosa – decía Alik con falso reproche, mientras conducía su volvo deportivo y miraba con cariño a su hermana menor, quien cada vez se bajaba más en el asiento y miraba de brazos cruzados por la ventana - Deja de estar así Yul ¿quieres? Vas a una fiesta. Toma, fuma de estos cigarros, los compré para ti,

Yulia, estaba algo escandalizada, no creía que su hermano supiera. – Yo no hago eso ¿Quién te dijo que fumo? Alik, quien reducía la velocidad para llegar al semáforo, toco el hombro de la morena – Por favor lobito, confía en mí para lo que sea. – el rubio, puso en marcha el auto para llegar a destino y miraba a su hermana menor, quien ahora sonreía. – Ahora, hazme caso y fúmate un cigarro cuando bajes del auto. Te dejaré en esta vuelta, así todos creerán que vienes llegando de ambiente y recuerda la formula, dos o tres vasos de zumo, por uno de alcohol y no mezclar diferentes tipos. Nos vemos enana.

La menor de los Volkov, al bajar del auto, solo atinó a reír por el consejo de su hermano y comenzó a fumar un cigarrillo, sentada en unos escalones con la cabeza gacha y escuchaba a unas chicas cargando unas bolsas que discutían al acercarse; no tuvo necesidad de levantar la cabeza para saber a quienes correspondían esas voces y agradecía usar ropa nueva -Es mi oportunidad- dijo para si misma con una sonrisa traviesa y comenzando a caminar para seguir a las chicas.

-   Mila, ya sé que te invito Volkova y que te has ofrecido para acompañarme a comprar cigarrillos y vodka, pero no significa que critiques mis gustos- decía una Raya, cansada de los comentarios de la correcta chica.

-   ¡Estás enferma Raya! Grey Goose no es mejor que nuestro Russkoye Zoloto … - decía al girar su cabeza, percatándose de que un chico las seguía desde hace unos metros- Guseva, no quiero exagerar, pero creo que nos siguen ¿falta mucho para llegar a tu casa?

-   Falta menos de una cuadra, no seas psicótica – Raya, miro de reojo a quien las seguía- Mila, no creas que soy cobarde, pero tienes razón, nos está siguiendo, actuemos normal o creerá que …- Una Yulia encapuchada dijo "quietas" con una voz más grave, corrió y tomó por la cintura a Raya, quien gritó asustada y una voz quebrada- ¡Por favor! No me violes. – La morena, quien quería seguir con la broma no aguanto la risa.

-   ¿Quién te va a violar? Ya te chupo el diablo. ¿Quién lo diría? Guseva una pequeña miedosa. – Aunque la ojiazul seguía gozando por su jugarreta, Raya junto a Mila la miraban con reproche. - ¿Qué les pasa? Fue una broma ¿acaso no te has reído preciosa? – dijo con ojos tiernos a Mila, quien se derritió al instante y le respondió con una sonrisa. Raya, quien seguía molesta al llegar a su casa, solo respondió – pasen y diviértanse en la perdición.

La fiesta fue todo un descontrol, cualquier persona conservadora que hubiese participado la tacharía de una fiesta “inmoral”, pues a Raya le encantaba realizar eventos donde fuese muchos integrantes de la comunidad gay adolescente de Moscú, aunque tampoco eracualquier comunidad, sino que era la de “niños adinerados” y en ellas, cualquiera que estuviese invitado, podía hacer lo que quisiera y estar con quien quisiera, al aceptar y respetar la única regla “Sin drogas”.

Yulia, se encontraba acostada mirando el techo de su habitación y trataba de organizar su mente, había bebido tanto que solo recuerda fragmentos de la fiesta, donde Nikolai y Raya, bebían cerveza de un barril mientras algunos los alentaban y se animaban a competir.  Las canciones bailadas con Mila solo eran recuerdos fugaces acompañados de oscuridad y algunos rayos de luces corta imágenes y colores. Y aunque no recordara, como y cuando salió de esa fiesta, para subir al auto de su hermano, ni tampoco como tenía puesto el pijama. – No te olvidaré 28 de noviembre- Agradecía ese recuerdo delicioso para sus labios, el primer beso con su ahora castaña novia quien le advirtió de su reciente termino, pero la ansiedad de la adolescencia y por sobre todo de la ojiazul, mando al mismísimo carajo las consecuencias que podría traer, solo se concentró en seguir recordando unos labios rosados, que le darían fuerza para el torneo de handball.

Красная нитьDonde viven las historias. Descúbrelo ahora