XVI

173 13 4
                                    

¡Perdón! Por no publicar antes y porque es un capitulo algo corto, aún así ¡Disfruten!



Todo era extrañamente rápido y lento a la vez; desconocía cuando los rayos del sol perdieron su calidez y la brisa que causaba la caída de las viejas hojas de los árboles comenzaban a desaparecer con las primeras nevadas. Pero ahí estaba, sentada en los escalones de la glorieta del jardín Ermitazh, escuchando "хочешь – земфира"* De mala gana, observó la hora "16:25 pm", había pasado casi una hora de que estaba en el lugar, esperando por Marina y Toma que le entregarían algo de parte de la pelirroja. Como las chicas no contestaban sus teléfonos, se decidió por llamar a Elena -Si seré idiota- se dijo a si misma al sentir sus manos sudadas y su corazón casi en la garganta ¿y como no? estaba llamando a su chica.

- ¿Hola? – dijo un hombre.

- ¿Elena? – respondió una extrañada morena.

- Se está duchando, en breves sale.

"Se está duchando" producía un eco en su mente, golpeándola como si estuviese encerrada entre cuatro paredes.

- ¿Hola? ¿Sigues ahí?

- Ehm, sí.

- ¿Quieres que te devuelva el llamado?

- No, no te preocupes – fin de la llamada.

Yulia se levantó amargamente de aquel lugar, recordando las últimas semanas, las conversaciones a diario a través de vídeo llamada y los mensajes de texto durante el día; caminaba rápido a través del parque, la contención de las lágrimas se mezclaba con el ardor que causaba el viento chocando en su cara; sin darse cuenta había corrido hasta su casa.

Mucho más aliviada, buscó las llaves para poder entrar -Si seré estúpida- se dijo a si misma al sentir las llaves del auto, volvió a correr al parque en busca del mismo. Sentada en el auto, leía y re leía "Elena, llamé a tus amigas y aún no llegan. No puedo seguir esperando, ya les avisé." Adoraba a esa chica, pero su orgullo era tan grande como la distancia que las separaba -Si tu escondes "cosas", yo también lo haré -.

- ¡Yulia Volkova! – gritaba insistentemente una castaña al interior del gimnasio de EIM, provocando que el entrenamiento de handball se pausara.

- ¿Qué quieres Kortokova? ¿Tienes que joderme incluso aquí? – decía una ojiazul bastante molesta caminaba hacia las gradas.

- ¡Uy! Eres una idiota – refunfuñó la castaña, dejando a una morena más que sorprendida – solo quería saber si tienes algún problema en ir a mañana a mi casa para hacer el trabajo de biología.

- ¿A tu casa? – respondió extrañada - ¿por qué?

- Mi gata... la operaron hoy y llegará mañana a casa, no puede estar sola...- la castaña, se quedó en silencio observando como la morena cogía su celular y sonreía a la pantalla, respondiendo un mensaje- Yulia... - la nombró algo ida, al ver que levantaba su cabeza aún sonriendo y sus ojos juguetones.

- ¿Qué pasa?

- ¿Terminaste de ser estúpida con tu chica? Te decía que mi gata ...- respondió con ironía en su voz, que fue suavizada al referirse a su mascota.

- Escúchame Viktoria Kortokova, puedo hacer muchas cosas a la vez. Quizá es difícil para tu diminuto cerebro creerlo, pero ahí estaré – terminó dándole un empujón y volvió a su entrenamiento.

Yulia se había entretenido tanto en ser desagradable con su odiosa compañera Viktoria Kortokova, que olvidó pedir la dirección de su casa y tuvo que recurrir a sus métodos de investigaciones tipo KGB. Y ahí estaba frente a su castaña compañera, esperando que la hiciera entrar en su departamento, sin poder identificar cuál de las dos, estaba más sorprendida; la ojiazul, observaba disimuladamente a la chica que usaba un jean blanco y suéter de color crema, destacando su oculto cuerpo curvilíneo.

Красная нитьDonde viven las historias. Descúbrelo ahora