XVII

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¡Hola! Ya sé, ya sé. He tenido la historia muy muy abandonada, pero realmente me faltan días en la semana para  todo lo que debiese y quiero hacer. Pero he cumplido con un capitulo mas :D Os dejo carta blanca para que voten, comenten, critiquen. Un beso y un abrazo  ¡Buen finde!

Moscú, 18 de febrero de 2011.

Yulia se encontraba sentada frente a su piano, golpeando su cabeza contra la cubierta del teclado y una de sus manos aferrada a una bola de papel hecha por las partituras. Deseaba con todo su ser el poder hacer una canción, traspasar sus sentimientos a notas musicales y compartirlas con esa chica de cabellos de fuego que la seguía trayendo loca, pese a todas sus estúpidas decisiones -Me odio, no sé qué me hace sentir más miserable en este momento... tal vez, si hago una lista, podría darme una idea:

1.- Nuestra distancia.

2.- Mi egoísmo.

3.- Tu libertad.

4.- Mis hormonas.

5.- Seguir con esto que no quiero.

6.- Estos últimos meses.

7.- No saber que estudiar.

Luego de realizar su tormentosa lista, soltó un pesado suspiro. Sabía cual era el mayor de sus problemas; algo que no le hacía sentir plena, pero al menos la distraía de sus crisis de pánico, que la asechaban a la vuelta de la esquina. Sobre todo, cuando comenzaba a mirar el techo de su habitación a recordar los momentos compartidos con Elena, para luego volver al presente y verse ahí tan solitaria, que los típicos días nubosos de Moscú eran más optimistas que ella -Estúpido circulo vicioso- Se dijo a sí misma en voz alta y como un shock eléctrico vino la inspiración a su vida, comenzando a tocar, escribir y corregir la partitura... y como nada es para siempre en la "trágica" vida de Yulia Volkova, fue interrumpida por su teléfono.

- ¿Qué pasa? – respondió a secas, al saber quién le llamaba - ¿Ahora? ¿En cuánto estarás ahí? No quiero esperar como las idiotas más de una hora como lo hago siempre. Voy para allá.


Se miró al espejo, vestía de jeans y una sudadera con capucha verde musgo, al salir corrió gritando – vuelvo luego–.

Para su suerte, en menos de 30 minutos pudo estacionar el auto y aparentar que venía caminando desde la estación Arbatskaya en dirección a Kripsy Kreme de Ulitsa Arbat 6/2, con su aparente seriedad y desinterés, se acercó a saludar.

- ¿Se abrirá la tierra? Es la segunda vez que llegas a tiempo a algún lugar que no sea la escuela – dijo a modo de saludo a su acompañante, dándole unos leves empujones en el hombro.

- Que tonta Yulia ¿Cómo estás? – su acompañante se acercó a darle un beso en la mejilla.

- Bien ¿Por qué no entramos? El olor me mata, hay donuts recién horneadas.

Luego de realizar el pedido y estar cómodamente en una mesa apartada, que daba algo de privacidad; su acompañante interrumpió la ligera conversación que habían desarrollado.

- Yul, he estado pensando todo esto y quisiera que puedas aclarar mis dudas – se pausó, en espera de una respuesta, recibiendo solo una afirmación con la cabeza - Este tiempo ha sido muy especial para mi pero no veo que para ti lo sea; incluso creo que soy una molestia.

- ¿Por qué crees eso? – preguntó la ojiazul con el ceño fruncido.

- Por eso – le indicó su frente – siempre tienes ese semblante cuando quiero saber más de ti, cuando me acerco a ti ¿acaso no lo ves?

- ¿Qué es lo que no veo? – respondió la morena, algo molesta.

- Que te quiero ¿no lo ves? Porque si no lo haces, eres una ciega estúpida.

Красная нитьDonde viven las historias. Descúbrelo ahora