Preguntas absurdas e inesperadas

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-Dios Liam, estás desecho.

-Gracias Julie, que hermosas palabras -digo sarcástico y sonriendo falsamente.

-Ayer desapareciste, ¡no supe nada de ti!

-Si, perdón por eso, solo, me distraje -le sonreí pícaro.

-¿Y funcionó? -me vio con una ceja alzada.

-No -suspiré y puse mi cara en la mesa, la escuché suspirar.

-¿Que pasó? -me volteo para verla.

-¿De verdad quieres saber?

-Si, un poco.

-Pues, ¿recuerdas el chico de la otra fiesta con el que me besé? -ella asiente- pues nos volvimos a encontrar en ésta, y bueno, pasaron cosas.

-Cogieron

-En efecto

-¿Y que tal? -sonrió.

-Pues aun me duele para caminar

-Wow! pero?

-No funcionó, ¡no me distraje en nada! pensé en él toda la noche, ¡pensé en él mientras lo hacía! -traté de gritar lo más bajo posible para no atraer miradas -lo peor es que me lo encontré en el pasillo, creo que cogí con su cuñado -le susurro en el oído.

-¿Estamos hablando del rey? -yo asiento -ya veo, ¿y por qué querías distraerte de él? -mierda, ella no sabía.

-Melanymedijoquevolvióconamberyyonoqueríapensareneso peroaúnestandomedioborrachonopude -dije todo rápidamente.

-Bien, ¿quieres hablar de eso?

-Realmente no, no pude dormir, me siento y estoy de la mierda, siento que no puedo ni con mi alma Julie, no quiero tener que seguir estando en el trabajo con él, es su culpa, el desordena todo en mi vida, me hace creer que siento algo por él, pero no es así, no es así -sentí como ella me abrazó, que patético, llorando en pleno salón de clases.

-Sé que lo aceptarás cuando estés listo, me dirás cuando estés listo, a veces los sentimientos no son fáciles de aceptar, y está bien, tómate el tiempo que necesites.

-Melany te hace bien -no escuché respuesta, así que seguí -gracias por estar ahí, gracias por no presionarme.

-Es que ya me di cuenta de que no funciona -ambos nos reímos y nos separamos.

Al salir de clases me dirigí a la biblioteca, iba a agradecerle a Melany por lo bien que le hace a mi amiga.

-Oh, ya estás aquí Miller -dejé mis cosas y me senté a su lado

-mmhmm -no quitaba la vista del libro.

-¿Haremos el trabajo?

-Adelanté lo suficiente

-¿Y entonces que haremos si no es estudiar? -lo miraba con curiosidad.

-Yo... -aún no apartaba la vista de su libro.

-¿Realmente le estás prestando atención a lo que lees con un fastidioso haciéndote preguntas? -bajó su libro y me miró, y me sentí chiquito a su lado, no puedo explicarlo, no era de las miradas que me daba siempre, ésta era distinta.

-Puedo escucharte y entender lo que leo, no soy tan estúpido, aunque, ¿realmente te estaba escuchando?

-Sí, acabas de responder tu pregunta respondiendo a la mía -le sonreí -pero aún no respondes la otra, si tú ya adelantaste, ¿Qué haremos? ¿Arruinarle la tarde a la bibliotecaria? -Vi como respiraba.

Absurda rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora