¿Algo casual?

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Después del cálido abrazo de mi madre, cada quien se volvió a sentar en su sitio, yo aún más pegado a Eduardo.

-Yo me he ofrecido para ayudar a Liam, como ya mencioné antes soy estudiante de psicología y además de que Liam es mi amigo y lo aprecio mucho, me ayudará a formarme como psicóloga, cualquier duda la hablaré con mis profesores para hacerle un buen tratado a Liam, un intento de violación no por no ser una como tal significa que es menos, no todas las personas reaccionan igual y es algo que puede llegar a ser bastante traumático para algunas, espero esté de acuerdo con esto. -Mel hablaba como toda una profesional, Julie la veía embelesada.

-Claro que si ¿Melany? -ella asiente -estoy de acuerdo, agradezco que quieras ayudar a mi hijo, y tienes toda la razón, no es menos solo porque no pasó, le agradezco mucho Miller, por haber estado ahí para mi hijo cuando lo necesitó, espero esté también ahorita que lo sigue necesitando -la mirada de mi madre hacia él era severa, pero se veía que también era un tanto amistosa, lo sé, una extraña combinación.

-No se preocupe, ahí estaré -mentiría si dijese que esas palabras no lograron sonrojarme, vi como Julie me sonreía cómplice, quería ocultarme de ahí, mi mamá también sonrió, aunque luego me volvió a ver y se me acercó, agarró mis mejillas con dulzura.

-Me sigo disculpando por no haber estado, y aún más por haberte dejado solo tanto tiempo.

-Solo fueron dos días mamá -dije casi en un susurro restándole importancia.

-¿Y te parece poco? 

-Nosotras nos vamos -Mel y Julie se pararon.

-Mañana nos vemos Liam, y supongo que a ti también Eduardo -él me vio y yo asentí -bien, nos vemos mañana.

-¿Vienes con nosotros a la casa Miller?

-Puedes llamarlo Eduardo, no se va a molestar.

-Es gracioso que lo digas de hecho, ya que casi no me dices Eduardo.

-Es un dato importante? -levanto una ceja, él se encoge de hombros.

-Tal vez -empezamos a salir del salón donde habíamos estado metidos, mi madre salió primero que nosotros, diciendo que iba a aprovechar para preguntar sobre lo que había que pagar.

-¿Nervioso Miller? -le digo en broma.

-Ni un poco.

-Que mentiroso -le doy un leve empujón.

-¿Por qué debería estarlo? ¿Solo porque estoy conviviendo con la mamá del chico que me gusta? -bufó, todo lo que dijo fue tan sarcástico, me hizo reír levemente, negué, luego caí en cuenta y me sorprendo.

-¡Lo acabas de decir! ¡Y estás sobrio! -él rodó los ojos.

-Ya te dije, la otra vez también lo estaba -íbamos caminando por uno de los pasillos menos concurridos, así que con mis manos en los bolsillos aproveché de decir.

-La otra vez por lo menos vino acompañado de un beso -suelto casual, aún caminando y sin verlo.

-¿Quieres que te vuelva a besar? -el tono de su voz era de reto, podía jurar que su ceja estaba alzada, a modo invitación.

-Tal vez -le miro sonriendo, también era un reto, una invitación, acortó la distancia entre los 2, sus manos fueron a mis mejillas, nos vimos un segundo para luego besarnos, no fue especialmente largo, me si me gustó.

-¿Así está mejor? -dijo al separarse, sonriendo.

-Si, mejor -seguimos caminando hasta la salida, en mi mente cruzó una pregunta, de esas que hace mi cerebro para distraerme- ¿Qué somos?

Absurda rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora