¿Puedo Abrazarte?

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Es un infierno, las palabras de Eduardo no funcionaron, me seguía sintiendo mal, me seguía sintiendo culpable, espero él no sienta lo mismo.

-Hijo! -entró diciendo mi madre emocionada -disculpa por haberte dejado solo -cuando se me acercó a darme un abrazo me eché para atrás, ni siquiera fue intencional, ella me miró extrañada -¿Que pasó amor? -su expresión pasó a una más preocupada.

-¿Puedes ir hoy a las 2 al colegio? -dije tratando de evadir esa pregunta.

-Claro que si, ¿pasó algo?

-No, solo, solo necesito que vengas -sonó una corneta, miré por la ventana, era Eduardo.

-¿Y ese carro? -me miró con una ceja alzada.

-Te lo explicaré todo, en el colegio, ve, a las 2, te esperaré en la puerta -le di un beso en la frente y salí. -No era necesario que me vinieses a buscar, eso es algo sobreprotector.

-¿No es necesario? ¿Es sobreprotector? ¿Seguro? -me vio fijamente con una ceja alzada, se veía bien.

-Solo decía -miré hacia adelante.

-¿Le dijiste a tu mamá?

-Pues le dije que fuese al colegio, le diré a Mel que le diga.

-Bien -llegamos al colegio y bueno, se estacionó en la parte de atrás ya que yo se lo pedí, aún así no nos salvamos de varias miradas.

-Por cierto, ¿Qué pasó con Amber?

-Ah si, bueno, tuvimos una no muy agradable conversación hace días, le dije que no podíamos continuar, que ya no era posible, entonces me sacó en cara de que yo la había ilusionado con esa "segunda oportunidad", que no la podía dejar así y bueno, yo le dije que no tenía justificación para eso, pero que no pensaba seguir con ella, que lo aceptara.

-¿Y las llamadas?

-Bueno eso es algo un poco más complicado.

-Entiendo, ya me dirás luego -vi la hora -ya creo que podemos salir, falta menos.

-Pudimos salir desde que llegamos.

-¿Y porqué no lo hicimos?

-No lo sé, simplemente quise estar contigo, me has cambiado el tema todas la veces que te he preguntado como estás.

-Que exagerado, solo has preguntado 3 veces.

-Aún así -sentía su mirada.

-Yo -tragué saliva -fue igual que ayer -dije casi que en un susurro, estaba concentrado en mis manos -desesperante, incómodo, no puedo dormir bien, yo, no puedo dejar de pensar que fue mi culpa.

-¿Podrías verme? -yo lo volteé a ver -no tienes nada por lo que culparte, ¿si?

-¿Me besarías? -noto como se sorprende por la pregunta.

-¿Que?

-Que si me besarías, ¿lo harías? -no sé muy bien porque pregunté, pero necesitaba la respuesta.

-Ya lo hice, creo que eso responde la pregunta.

-Pero ahora, ¿me besarías? 

-¿Quieres que te bese?

-Creo que si.

-Si es lo que quieres puedo hacerlo.

-¿Pero es algo que tu quieres?

Absurda rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora