Óleo barato

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En un diluvio ínfimo e impertinente, recurrimos a los pigmentos baratos y desgastados del óleo popular para disfrazar los delineados incompletos de la obra consumada. Claramente, son atractivos para la vista desnuda e instintivamente serviciales, pero comprendiendo su estructura, se turba el encanto del iniciado y las texturas, forma y color son solo sus formas individuales empujadas hasta abstracción sinsentido rellenada con patrones reconocibles, aunque con su engañoso desvarío. Por ello, no podemos limitarnos a una simple réplica endeble y poco sustancial para asomar la cabeza en la realidad. Sería inoportuno tener la cabeza asomada cuando la ventana se cerrara.

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