Siempre hemos temido del mundo fuera del Edén, donde yace la garantía cultivada y acomodo prometido. Hemos sucumbido a la oscuridad y nos han susurrado las voces arbitrarias, de contradictorias atribuciones, incentivando la susceptibilidad de la moral.
Los murmuros. Los murmuros trastocan la morada del inconsciente y apuntan a suplir a los sentidos con figuras inexistentes con arquetipos consumidos de la tendencia superticiosa.
Sin embargo, la incapacidad de nuestras facultades no actúa como la apología del gesto desconsiderado del ser. Ante la ausencia de muestra de la atenuación de la capacidad de la conciencia, podemos controlar nuestros impulsos con los deseos del segundo orden.
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Cutícula
Short StoryRelatos acumulados y compuestos por la ficción encontrada en el deslumbre cotidiano de mi ciudad.