𝕰𝖑 𝖑𝖆𝖇𝖊𝖗𝖎𝖓𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖒𝖎𝖘 𝖊𝖒𝖔𝖈𝖎𝖔𝖓𝖊𝖘 •Minho•

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  ———༺𝕷𝖆 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖆 𝖍𝖆𝖇𝖎𝖙𝖆𝖓𝖙𝖊༻———

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Desperté de golpe y parpadee varias veces para acostumbrarme a la iluminación, apoyé la mano a mi costado y sentí rejas de metal.

Estaba en una caja o algo por el estilo, sentí como subía y mire hacia arriba, había un límite pero estaba lejos.
¿Acaso me iba a estrellar?

No sé que es esto ni que hago aquí y tampoco puedo saberlo porque al intentarlo nada viene a mi mente.
No recuerdo nada...

No es posible, algo tengo que recordar.
Cerré los ojos enfocando mi concentración y no pude recordar nada.

Mi respiración se hizo más agitada y pesada de lo que ya estaba. Me sentí fría pero caliente a la vez. ¿Me estaba dando temperatura?

De pronto la caja se detuvo y cubri la luz que me molestó. Había unos chicos al rededor de la caja en la que me encontraba.

Uno de ellos bajó conmigo. Era alto, rubio y con unas cejas algo peculiares.

—Es una chica—Dijo en voz baja y luego miro hacia arriba—¡Es una chica!—Dijo ahora gritando para que los demás escucharan.

—¿Qué?—Mire a donde escuche la pregunta venir y era un chico de piel oscura.—Sácala de ahí.

El chico me tomó del brazo sin pedir permiso o aviso previo y me levantó, el chico de piel oscura me tomó de la mano y me ayudó a subir completamente.

Me alejé un poco de todos aún agitada. No sabía lo que estaba pasando y mucho menos lo que iba a pasar.

—Tranquila novata. No te vamos a hacer daño ¿bien? Necesito que confíes en mi aunque se que esto es raro e inesperado.

—No sé quienes son.

—Nosotros tampoco. Y tampoco lo sabíamos pero por eso necesito la confianza.

—¿Qué es este lugar?

—No sabría decírtelo específicamente. Pero si aceptas venir conmigo te lo explicaré en la vista guiada.—Dudando un poco al final asentí.

El me tomó del hombro mientras nos alejabamos de los demás y me comenzó a mostrar todo el lugar.

—Nosotros hicimos todo esto. No puedo explicarte que hacemos aquí o por qué estamos aquí, pero puedo decirte que estás a salvo con nosotros.

—¿Por qué no recuerdo nada?

—Eso nos pasa a todos. Recuerdas las cosas básicas pero lo único que uno recuerda de si mismo es el nombre. Es lo único que nos dejan conservar.

—¿Nos dejan?

—Es obvio que alguien nos puso aquí, solo no sabemos quien ni por qué. Pero por ahora no podemos enfocarnos en eso sino en mantenernos viviendo sanos en este lugar.