Las cosas en el claro tienen que adaptarse pues hay una chica nueva.
Realmente ella nunca se enfocó en lo romántico debido a su situación, pero él hace prácticamente imposible el que ella no se interese.
El único problema es que ambos se dan cuenta...
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Llegamos a la ciudad, bajamos de la camioneta y miramos a nuestro alrededor.
—Adelante. —Alentó Jorge.
Comenzamos a caminar entre la gente. Eran demasiados y había muy poco lugar para caminar entre toda la gente.
—Este lugar es un caos. —Mencionó Jorge.
—Solo no se separen. —Indicó Thomas.
De pronto escuchamos una voz hablar a través de un megáfono.
—¡Somos la voz de los sin voz! ¡Se ocultan tras sus muros y creen que pueden reservarse la cura mientras los demás nos pudrimos! —Unos chicos sobre una camioneta s e hicieron paso en el lugar. La respuesta de la gente solo fue un pequeño alboroto apoyando lo que decían. —¡pero somos más que ellos! ¡Y digo que nos rebelemos y recuperemos lo que nos pertenece!
—¡por ahí vamos a entrar! —Thomas alzó la voz entre toda la gente.
—¡Déjenos entrar! —La gente repetía la oración una y otra vez como petición.
—¡Thomas! ¡Esto no es lo que buscas! ¡Toda esta gente busca entrar ¿crees que tú sí podrás?!
—Ya llegué hasta aquí. No me iré ahora.
—¿en qué diablos nos metimos?
Miré a mí alrededor y pude ver a varios chicos usando mascaras, nos rodeaban y nos estaban mirando así que llegué detrás de Thomas a avisar.
—Oigan, tenemos que irnos ya. Miren. —Miré a los chicos con mascaras para que ellos los vieran también.
Comenzaron a dispararnos y nosotros comenzamos a correr. Entramos por un callejón pero los chicos con mascaras nos tomaron y nos metieron bruscamente dentro de unas camionetas.
Sartén y yo nos quedamos callados todo el viaje, viendo a aquellos chicos preguntándonos quienes eran y a dónde nos llevaban.
Sentí la camioneta detenerse y pronto nos abrieron las puertas de atrás permitiéndonos salir. Bajamos con cuidado pero después escuchamos unos sonidos extraños dentro de una de las camionetas. Un chico salió disparado de esta y Jorge se bajó a golpearlo.
—¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! —Dijo Brenda y Jorge finalmente dejó al chico en paz.
—Cálmense todos. Estamos del mismo lado.
—¿Del mismo lado? ¿Quién diablos son ustedes?
—Hola novato. —El Chico se quitó la máscara. Tomé una bocanada de aire sin poder creer que Gally estuviera frente a nosotros.
