Confesiones
―Siento incomodarte – dijo, mientras dejaba una pequeña maleta en el suelo – Pero es que no podía quedarme ahí.
En cuanto Naraku se llevó a Inuyasha, lo primero que hizo fue marcarle a Ayame, para saber si podía quedarse en su departamento por mientras alistaba todo lo de su viaje a Francia. Sabía que si iba a casa de sus padres sería el segundo lugar dónde la buscaría. Lo más probable es que la vaya a buscar a su trabajo, así que debía ir lo más pronto posible para darse de baja.
La pelirroja asintió, cubriéndose con una bata.
Kagome se sintió avergonzada cuando vio salir a Koga de la habitación de su amiga, se estaba poniendo una camisa blanca lo que le daba a entender que había interrumpido algo entre ellos.
―No te preocupes – Ayame negó ― ¿Quieres un té?
―Debo irme – anunció Koga, caminando hacia ella y dándole un beso en la frente – "Lo más probable es que Naraku necesite ayuda con Inuyasha.
―Ve con cuidado – respondió Ayame.
Pero cuando Koga pasó a un lado de Kagome, esta le tomó del brazo, impidiendo que se marchara.
―No le digas donde estoy.
Él esbozó una sonrisa y recargo una mano en si hombro, como si con eso le diera apoyo.
―Jamás en la vida – le guiñó un ojo u salió del departamento.
Ayame llevó dos tazas de té a la sala, donde estaba Kagome, viendo al vacío y con sus ojos enjuagados de lágrimas.
― ¿Crees que hice bien? – le preguntó a su amiga.
―No es fácil tomar una decisión así. Debiste haber sido muy valiente como para no sucumbir en ese momento y abrirle la puerta. Tal vez si lo hubieras hecho aclararían todo y probablemente tu decisión de irte a Francia habría cambiado. – la miró atentamente ― ¿Hubieras cambiado de parecer, si eso pasara?
Kagome miró a su amiga, después sopló un poquito el vapor que emanaba de la taza y le dio un trago cuidadosamente.
Era justo lo que no dejaba de pensar mientras conducía hacia el departamento de Ayame. Si, si le hubiese abierto la puerta probablemente a estas alturas su decisión cambiaría. Estaría al pendiente de cuidarlo a que no le diera una congestión alcohólica y a la mañana siguiente le prepararía un remedio para la resaca, incluso le cocinaría un desayuno y francamente conociendo lo débil que era, terminaría por hacer el amor con él. Lo que son duda la arrastraría a un más de dudas con respecto a su sueño.
Pero quisiera o no, aún lo seguía amando a pesar de su desconfianza. Él seguía ahí, clavado en su corazón.
―Si – asintió al fin – Habría cambiado de opinión – miró a su amiga con lágrimas – Pero es que no deja de doler todo esto. Creo que tal vez nunca pueda superarlo.
Ayame esbozó una sonrisa consoladora y negó con la cabeza.
―No digas eso. Ve a Jennifer Aniston, superó a Brad Pitt cuando él la engañó con Angelina Jolie y ella lo superó también al separarse de él – acarició el cabello de su amiga – Ve a Katy Perry. ¡Su imbécil exmarido le pidió el divorcio por mensaje! ¡Cuando ella estaba punto de dar un concierto! – exclamó – Ahora esta felizmente comprometida con uno de los hombres más sexys del mundo! Orlando Bloom! – hizo una pausa solo para beber de su taza – Así que, si, si lo superarás. ¿Cuándo? No sé, eso te lo dará el tiempo.

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SIN DAÑOS A TERCEROS
RomanceEn una despedida de soltera cualquier cosa puede pasar, después de todo para eso se hicieron, pero ¿Qué pasaría si a pocas semanas de la boda, conoces a un chico que haga temblar tu piso? ¿Dejarías a tu prometido por los nuevos sentimientos que aflo...