Capítulo 25

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Un imán para atraer idiotas

La luz blanca de aquella habitación le molestó por completo, volvió a cerrar los ojos y lentamente los fue abriendo. Analizó su entorno, estaba en una habitación de hospital, una ventana con persianas blancas daba hacia un mostrador donde se encontraban varias enfermeras atendiendo a pacientes o probablemente a los familiares de uno.

Sentía su cuerpo como si de una piedra se tratara. Pesado.

Levantó torpemente un brazo, pero como no tenía fuerza este cayó sobe algo suave. Movió la cabeza hacia abajo y se encontró con su madre. Ella estaba dormida a un lado de ella, apoyando la cabeza sobre sus brazos en la camilla.

¿Qué había pasado?

Una sensación de pánico se apoderó de ella. No recordaba en lo más mínimo lo que había sucedido. Solo cuando se vio con Hoyo en aquel restaurante, era lo único capaz que podía recordad.

Su madre pareció advertir sus movimientos. Poco a poco fue levantándose y se dispersó de su sueño. Entonces sus ojos se encontraron con los de su hija. A Kagome se le removió una parte en su ser al ver su semblante. Tenía los ojos rojos, probablemente había llorado en toda la noche.

―Kagome...― era un suave susurro, entre de alivio y felicidad – Que alegría que has despertado.

Ella trató de hablar, pero estaba conectada a un respirador. Le hizo seña para que se lo quitaran. No necesitaba de eso.

―No te preocupes – su mamá se levantó de su silla – Iré por un médico para que te quiten eso.

La siguió con la mirada mientras ella desaparecía por la puerta.

No sabía porque, pero tenía el impulso o más bien ganas de llorar. Nunca la había visto así desde que tenía memoria. Trató de levantarse, apoyando las palmas de sus contra el colchón. Pero un dolor desgarrador en lo bajo de su vientre la hicieron regresa a su antigua posición.

¿Por qué estaba en una habitación de hospital?

Trató de cerrar los ojos mientras obligaba a su cerebro recordar, pero por más que se esforzaba, había imágenes distorsionadas. No podía lograr tener, aunque fuese algo y eso la comenzaba a frustrar mucho.

Su madre llegó con un doctor alto, de cabello negro y ojos café oscuro. Éste al verla le sonrió amablemente.

―Es bueno tenerte de regreso Kagome – respondió él ― ¿Crees pode respirar si te quito los soportes? Asiente si es así.

Ella movió de arriba abajo la cabeza.

―Bien.

Le habló a una enfermera y con ayuda de ella le quitaron los soportes artificiales. Poco a poco la fue ayudando a que se incorporara en la cama. El medico examinó sus oídos y la vista. Pidiéndole que siguiera una luz para examinarla bien.

― ¿Cómo estás?

―Tengo sed – respondió con una voz ronca.

―En seguida te traerán algo – respondió amablemente

Mirando a la enfermera e indicándole que le trajera agua a la paciente.

―Soy el doctor Suikotsu, amigo y compañero de tu hermana.

Conocía a la mayoría de los colegas de su hermana y en ese instante comenzaba a recordarlo a él.

―Te haré un par de preguntas. Es de rutina para comprobar si tu memoria funciona.

SIN DAÑOS A TERCEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora