SIN DAÑOS A TERCEROS

Capítulo 10

Algo en común

Caminaba de un lado a otro en aquella pequeña habitación de hotel. Llevándose las manos a la cabeza mientras veía de vez en cuando a la mujer de pelo corto que estaba sentada despreocupadamente sobre la cama. Ella cruzó los brazos y comenzó a golpear la base de la cama con el tacón de su zapato.

― ¿Y bien? – dijo ella, esperando una respuesta ― ¿Qué vamos a hacer?

Hoyo se detuvo y la miró en silencio, por un prolongado tiempo.

― ¿Qué vamos a hacer? – repitió él con un matiz de ironía – Mejor dicho ¿Qué vas a hacer tú?

― ¡¿Disculpa?!

Ella se puso de pie para estar a su altura. Lo miraba con ceño fruncido. Estaba claro que ambos se habían metido en un problema mayúsculo, el cual no tenía ninguna marcha atrás o una simple reparación.

―Te recuerdo que se necesitan dos personas para hacer un bebé.

―Y yo te recuerdo a ti que debiste ser más precavida.

―Ja – Eri soltó una risa sarcástica – Como si yo pudiera quedarme embarazada sin la necesidad de un hombre. Te voy a refrescar la memoria querido, exactamente como paso y como lo pediste "Oh no, sin condón, se siente más rico"

―En ese caso tu debiste tomar la píldora del día siguiente. La solución es simple. Consigue una clínica de aborto y yo pago los gastos.

Eri se hecho hacía atrás y contemplo al maldito bastardo con el que se había medito.

― ¿De modo que me dejas sola con esto? – señalo su barriga.

―Apenas tienes tres semanas. Estamos a tiempo de que abortes.

―Sería capaz de decirle a Kagome lo que ha pasado entre nosotros durante un año.

Hoyo frunció el cejo y la tomó del cuello, lo suficiente como para asfixiarla un poco.

―Ella jamás le creerá a una puta como tú. Fácilmente le puedo decir que me drogaste para seducirme. Y conociendo lo ingenua y estúpida que es ella, no tendrá más remedio que creerme.

―Nunca llegaste a conocerla bien. Kagome no es esa clase de chica. Te mandara directo al demonio en cuanto sepa lo nuestro y lo del bebé.

– Entiende esto ―acercó su rostro hacía él, de modo que sus miradas quedaron muy cerca –Ni tú, ni nadie evitara casarme con Kagome. Mucho menos el bastardo que llevas en el vientre.

Sin decir más la soltó de una manera tan brusca que perdió el equilibrio y cayó sobre la cama.

―En cuanto tengas los datos de la clínica házmelo saber.

Lo vio componerse su traje y salió de aquella habitación, dejándola completamente sola.

Kagome tuvo que obligarse a callar en cuanto vio acercarse a Miroku, quien amablemente les preguntaba a todas si apetecían otra cosa, como vio que todas negaron, él amablemente asintió y se volvió a retirar de ahí.

La cafetería se quedó en completo silencio, lo único que se escuchaba al fondo era a Imagine Dragons. Sintió como si los clientes esperaban oír el resto que tenía que decir.