Capítulo 04

60 8 0
                                    

El día era soleado pero sin llegar a un calor bochornoso, el clima estaba perfecto para el día que habían planeado Dalia y sus amigos.

Todos llegaron dejando toallas, sombrillas y sillas en la arena para enseguida entrar al agua; Dalia se quedo boca arriba, flotando en el agua mientras veía el cielo a través de sus lentes de sol, pensaba que era una de las cosas más hermosas que eran gratis en la tierra.

Un ruido de una camioneta estilo hippie llamo su atención, puso sus lentes en su cabeza para luego acercarse nadando para ver que sucedía.

Bajaron de ella un grupo de chicos los cuales le eran poco familiares pero apostaba que iban a su colegio ya que a nadie más le extraño su presencia. Al final de todos bajo un tipo con una chaqueta, una bermuda de mezclilla y unos lentes negros de sol, su aspecto no era el más veraniego del lugar pero al menos sintió alivio por no ser la más rara de ahí ese día.

— ¡Lorenzo! — grito Lorena para luego irse encima a abrazarlo, el sonrió algo incómodo pero le correspondió el abrazo

Dalia al darse cuenta que el chico raro de aspecto amargo era Lorenzo se sorprendió, para ella era una persona extremadamente positiva y alegre cosa que no demostraba hoy. Sin prestarle mucha atención a esa escena siguió nadando, disfrutando de la fría agua.

Horas después los dedos de Dalia estaban demasiado arrugados como pasitas y se dio cuenta que era suficiente agua por el momento; salió con delicadeza del mar mientras el agua escurria por todo su cuerpo. Demasiados chicos la observaron, ella era bastante guapa sin embargo nadie era suficiente interesante para estar a su lado.

Lorenzo miraba al cielo mientras estaba tirado en una silla de playa, ese no era su plan soñado, normalmente odiaba tomar el sol por ello su aspecto papucho en ocasiones, solo estaba ahí porque Roma, su hermana le insistió demasiado en que fueran. Dalia busco una brocheta de carne que estaba preparando su amigo Froy para luego alejarse de todos a comerla en paz en la orilla del mar mientras veía como las olas se hacían cada vez más grandes al mismo tiempo que el atardecer se hacía presente.

— ¿Igual te obligaron a venir? — hablo el pelinegro mientras se sentaba a su lado

Dalia solo giro a verlo fijamente, era bastante apuesto, tenía lunares en sus mejillas y una nariz casi perfecta - que envidia- sus cejas gruesas eran lo que más le gustaba de él.

— No — hablo después de observarlo un buen rato para luego seguir comiendo su brocheta — Me encanta la playa, de alguna manera me hace sentir viva — hablo luego de tragar

— Bueno, somos polos opuestos Solari — rió Lorenzo — Detesto la playa, la arena en todo mi cuerpo — brinco — simplemente no

— Prefieres salidas a... — dijo Dalia para que el continuará

— Al boliche, mini golf, fiestas o simplemente a disfrutar de la noche en algun lugar — sonrió

— Las noches son especiales — sonrió la chica pero deshizo ese gesto al darse cuenta que Lorenzo estaba demasiado cerca de ella y no solo físicamente hablando — Tengo que irme — hablo para luego irse corriendo sin esperar su respuesta

Lorenzo solo rió, ya no le sorprendía que Dalia simplemente se fuera, sabía que era así y se le hacía tan intigrante el porque no deja que nadie este cerca de ella.

Para él, ella era igual que la noche, hermosa, misteriosa, un tanto rara y por más fría que llegase a ser le gustaba estar con ella, era diferente a cualquier chica con la que había estado.

— Dalia estas tomando demasiado sol — hizo una mueca Froy mientras Dalia llegaba a su lado con sus mejillas rojizas

— No creo que el sol sea la razón de eso — se burlo Lorena

— No hablen tonterías — se quejo mientras tomaba una lata de soda — ¿Y Grettell? — preguntó. La pelinegra no estaba por ningún lado, era raro.

— Sabes que últimamente tiene una maestría en meterse en problemas — hablo Lorena con una mueca

— ¿Saben si le ocurre algo? — preguntó Froy preocupado

— Ni idea — mordió su labio inferior Dalia

Comenzó a caminar por toda la playa en busca de su amiga, era cierto que hace días comenzo a comportarse diferente, como si su reputación no le importara y aunque a la vez estaba feliz por que ya no vivía del que dirán sabía que tal vez algo estaba pasando.

La luna comenzaba a asomarse, a lo lejos vio a un par de personas en un puente que había en la playa, estaban sentados en la orilla mientras se tomaban de las manos, era algo romántico, al acercarse lo suficiente se percató que era Grettell con Daniel, el chico del que estaba enamorada desde secundaria.

Lorenzo por su parte estaba discutiendo con su hermana.

— Roma no digas idioteces, no vamos ahora — dijo Lorenzo molesto

— Lorenzo, los chicos irán al club — hizo un puchero — Vamos — insistió

— Roma tus amigos no me agradan, acepte venir acá solo para que te dieran permiso — suspiro

— Entonces no vayas — dijo ahora ella molesta — Ve a vagar solo como el rarito que eres y luego vuelves por mi

— Roma no puedo hacerlo, esos tipos son unos idiotas — rodó los ojos — Pero esta bien iré temprano por ti — dijo dándose por vencido

Lorenzo solo pensaba en que su hermana debería tener otras amistades, no por que el fuera aburrido, o el mejor portado pero sus amigos eran muy egoístas y con ideologías muy machistas a su parecer.

Sin tener otra opción comenzó a caminar a la salida de la playa, no tenía ni idea de como se regresaría a casa ya que había llegado con los amigos de su hermana y no quería regresar con ellos.

Dalia y Lorenzo caminaban a la misma dirección, solos, sin sus amigos, ninguno tenía como regresar a casa pues Dalia había llegado con Grettell y ella estaba demasiado a gusto con Daniel como para molestarla.

— Hey — hablo Lorenzo en cuanto vio a la chica parada en la salida del lugar

Ella solo volteo a verlo y sintió algo extraño, algo que le daba miedo. Se alegro por verlo.

— ¿Qué haces aquí sola?, podría ser peligroso — alzo una ceja Lorenzo

— No me trates como una princesa en busca de su caballero por favor — frunció el ceño — Se defenderme sola — se encogió de hombros aún con su toque de indiferencia

— Claro, no lo dudo pero ver videos de defensa personal no te asegura por completo — dijo obvio

— Eres un idiota — rió — Iba a clases de muay thai de pequeña, sé un poco de eso — explico — Nunca sabes cuando un loco acabará con tu vida y es mejor prevenir — hablo algo triste recordando que el accidente de su tía fue por escapar del que se suponía era su mejor amigo

— Perdón, juzgue sin conocerte — sacudió la cabeza — Es uno de mis peores hábitos

— Todos tenemos malos hábitos solo debemos trabajar en mejorarlos — sonrió

— Deberíamos salir de aquí, pronto se pondrá más oscuro — opino Lorenzo — ¿Quieres ir a jugar boliche? — pregunto mientras rascaba su nuca

Aceptar salir con él sería demasiado para Dalia, no podía dejarlo entrar a su vida, tenía miedo de salir dañada, el único chico lo suficiente cerca de ella para ser su amigo era Froy, solo por que dudaba un poco de su heterosexualidad y tardo demasiado en confiar en él.

Lo que le ocurrió a su tía la ha trastornado demasiado, ella quería estar con alguien sin embargo tenía demasiado miedo. Por su parte Lorenzo pensaba que con esta chica deberá perder mucho la dignidad y eso le daba igual, solo sabía que quería conocerla, nada con otras intenciones solo quería saber quien era Dalia Solari.

Compras Nocturnas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora