Nuestra pequeña y frágil pelirroja ha pasado por incontables situaciones tristes en los últimos meses. Por eso se mantenía al margen de todos y de todo, solo Grettell era digna de conocerla.
Y es que a veces parecía que aquella chica pelinegra con cuerpo definido y actitud de diva había sido escrita para ser aquella amiga correcta y linda que siempre la apoyaría, por que era la única que la hacía sentir así. Agradecía demasiado tenerla pues el mundo es demasiado artificial y vacío como para encontrar una amistad así todos los días. A lo lejos del patio del instituto noto a un par de chicas las cuales eran mejores amigas o al menos eso creían, todo se sentía forzado y claramente una era más leal que otra. Pero como siempre decía Dalia los amigos no son para siempre, cada fase de tu vida cambian y el que se queda es aquel que realmente lo es. Sus ojos verdes como aceitunas se comenzaron a humedecer de solo pensar lo cruel y difícil que era la vida, no solo por las relaciones sino por todo.
Sentía que todo era pasajero y que nada valía la pena pero con ese pensamiento ¿Cómo disfrutaría la vida? La respuesta a eso es que no lo hace. Desde la pelea con Lorenzo, sus problemas de bullyng en el instituto y algunos problemillas económicos en su hogar la chica estaba totalmente consumida por el estrés, la ansiedad e incluso podría ser depresión.
Comenzo a evitar a sus amigos una semana después de su divertida cena cuando Olivia la fastidio, realmente comenzo a evitar a todos por que sentía que todo el mundo la dañaba. Era tan triste confiar en alguien y que te fallará, realmente lo era. Ella sentía una presión enorme en su pecho cada que alguien le pedía hacer algo y debía negarse puesto a que se intentaban aprovechar de ella, la verdad detrás de nuestras chica era que tenía demasiada bondad en su ser como para negar algo y si lo hacía se sentía la peor persona del planeta pero a los demás no le molestaba hacerla menos. Odiaba las reuniones familiares, realmente lo hacía por que siempre asistían la insistente tía con el marido que le pone los cuernos preguntando el por qué no ha tenido novio y el insoportable tío que despreciaba su plan de vida conforme a lo que quería estudiar. No le gustaba que se entrometieran en su vida pero ¿A quién sí?
Estaba de sobra decir que nuestra Dalia no estaba bien de ninguna manera, luchaba por aparentarlo pero no podía, realmente le era muy difícil. Extrañaba pasar sus días con Lorenzo, ver películas y debatir sobre ellas era de sus actividades favoritas aunque sabía que ninguno tenía la razón o tal vez ambos la tenían por que todo se va de gustos a gustos decía su madre.
—¡Te encontré! —dijo Roma apareciendo a sus espaldas ocasionando que esta diera un brinco
—Dios mio Roma —rió —No me espantes así
—Perdona —carcajeo mientras se sentaba a su lado. —Es que no te había visto, cuando decides desaparecer lo haces eh —comento divertida. —Okay, la cosa es que te extraño —dijo sincera —Se que Lorenzo es un idiota pero mañana será mi fiesta de cumpleaños en casa y me gustaría que asistieras —dijo mientras le entregaba una tarjetita con la hora, fecha y dirección aunque realmente no la utilizaría.
—Trataré de estar ahí —sonrió
—En serio espero estés, creo que Louis me pedirá ser su novia y te necesito ahí —suspiro
—Nos vemos Roma —dijo mientras tomaba sus cosas para irse a clases. —Suerte con Louis —comentó contenta antes de irse
El resto de las clases se la paso leyendo y comiendo golosinas. Grettell y los demás se preguntaban que le sucedía pero de igual manera sabían que a veces necesitaba su espacio así que no la molestaban.
Lorenzo la observó durante todo el día desde el otro lado de la cancha de basquetboll. Era tan extraño como todo había comenzado, primero ella se alejaba de él y ahora parecía ser al revés solo que a ella no le importaba o eso creía nuestro pelinegro, y de alguna manera le dolía. Él creía que ella estaba celosa de Olivia por que era lo que quería, quería que lo reclamará o al menos que le dijera lo que siente pero estaba muy equivocado si creía que ella lo haría, menos con su comportamiento de bad boy que intentaba dar sin saber por qué.
—Hey —dijo Olivia pasando una mano frente a él —¿Me estas escuchando? ¡Lorenzo mis padres quieren conocerte! —chillo
—Olivia no estamos saliendo ¿O acaso les dijiste que sí? —cuestionó algo cansado
—Cogimos en el baño de la fiesta de san valentin y pasamos todo el tiempo juntos —dijo molesta —¿Qué somos entonces?
—Nunca te hables de sentimientos, en san valentin estábamos demasiado ebrios y no se ha repetido nada, y el tiempo solo somos amigos —bufo
—Ahhhhh —grito enfadada —Desde que llego Dalia actuas rarisimo, la semana antes de que llegara y en la nos conocimos eras totalmente distinto. No soy un plato de segunda mesa idiota —dijo mientras tomaba su mochila con furia
La rubia salio casi corriendo de ahí, estaba enfadada y con la dignidad agotada. Y aunque Lorenzo estaba siendo un completo idiota ella no debio de hacerse tantas ilusiones o al menos preguntar que pasaba. Dicen que todo lo que haces se te regresa, el karma lo llaman; bueno, tal vez Olivia lo merecía un poco.
Dalia había visto la pelea frente a ella y aunque le causaba un poco de curiosidad comenzaba a odiar realmente en lo que se había convertido el chico. Ambos se miraron un momento, eran demasiado tercos y orgullosos para volver a hablarse pero ambos anhelaban volver a pasar tiempo juntos.
Es normal ¿no?, es normal que en las películas, libros o cosas que consumimos él chico sea un idiota y luego cambie por que se enamoro de la chica perfecta; pero aquí él había cambiado de agradable a desagradable y Dalia no era perfecta, por que nadie real lo podía ser.
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Compras Nocturnas ©
Roman d'amourLa noche era totalmente misteriosa para Dalia; por que se dormía a las ocho de la tarde, y si ese no era el caso aún así no salía de casa después de esa hora. O al menos eso decían los demás de ella. En el caso de Lorenzo, era totalmente al revés...