El lugar estaba adornado por globos fucsias y luces. Roma vestía un hermoso vestido del mismo color que los globos y sonreía, estaba cumpliendo quince años y de alguna manera estaba emocionada por salir de su casa para ir a la universidad, cada vez faltaba menos tiempo.
—Felicidades Romi —dijo Dalia que iba entrando a la casa
—¡Viniste! —chillo emocionada mientras iba a abrazarla
—No me perdería tu fiesta por nada —sonrió mientras se separaban del abrazo —Te traje un pequeño obsequio —dijo mostrando una caja decorada de rosa
—No era necesario pero muchas gracias —dijo tomándola —Mira puedes ir a sentarte a las sillas de afuera, allá estan todos, hay bebidas con alcohol y sin el y muchos bocadillos, sirvete lo que gustes —señalo emocionada
—¿Alcohol? —dijo sorprendida
—Lo compro Lorenzo, ya tiene dieciocho recuerda —sonrió
—Esta bien, solo no te excedas —rió pero la verdad era que se sintió un poco tensa al escuchar su nombre
Paso directo al patio trasero pensando en que solo se quedaría unas dos horas por que realmente no conocía a nadie aparte de Roma, Louis y Lorenzo - persona con la que no quería hablar. Tomó asiento en uno de los muebles mientras observaba todo el lugar, aunque solo eran chicos tres años menor que ella - por que estaba apunto de cumplir los dieciocho - se sentía extraña pues aunque fuera poco tiempo ella ya había pasado por aquello de beber alcohol a escondidas de sus padres o cosas así.
—Hola —dijo uno de los amigos de Roma sentándose a su lado —Me llamo Mike —se presentó
—Dalia —sonrió tratando de ser amable
—Eres muy linda, No vas en nuestro colegio ¿verdad? —sonrió coqueto
Si podía ser honesta el chico era atractivo, tez blanca, cabello castaño ondulado perfectamente acomodado y sus labios rosas lo hacían ver lindo pero era menor y aunque tal vez no era tanta la diferencia para ella no estaba del todo bien.
—De hecho si —respondió divertida —Solo que estoy en el área contraria de la tuya
—¿Vas en preparatoria? —dijo algo sorprendido
—Si
—Genial, este año iremos en la misma área —dijo aún coqueteando
—Mjm No —rió —Estaré en la universidad en cuanto pases a preparatoria —explicó la pelirroja
—No puede ser, que mala suerte la mía —suspiro
—¿Por?
—No tendré el placer de toparme con esos hermosos ojos verdes todos los días —dijo mientras tomaba un mechón pelirrojo de su pelo para ponerlo detrás de su oreja
—Chico eres muy atractivo —dijo viendo los ojos azules de aquel espécimen —Pero pierdes tu tiempo conmigo —sonrió divertida
—Eres algo cruel y difícil, me gusta —mordió su labio inferior
La pelirroja no podía parar de reír, de esas risas coquetas que ni siquiera te das cuenta que estás emitiendo. No llevaría muy lejos todo eso solamente quería divertirse un rato.
—Eres muy gracioso —dijo Dalia sin poder parar de reír después de que Mike le contará su anécdota de su primera vez conduciendo. Era encantador.
—¿Gracioso? ¡Díselo a mi padre! —grito divertido —Me dejo sin dinero durante un mes por que arruine la pintura de su hijo más preciado, el coche —carcajeo
—¿Cómo se te ocurrió intentar hacer las maniobras de rápido y furioso? —carcajeo
—Solo quería mover el volante igual a Toreto —dijo mientras alzaba sus manos
Entre risas y risas quedaron a una distancia en la que sentían sus respiraciones, Dalia sentía que aquello era incorrecto por que así se lo habían hecho ver toda su vida pero Mike era demasiado atractivo para su edad y su personalidad le recordaba demasiado a Lorenzo cuando recién se conocían. Sus miradas se sostuvieron durante un rato y ninguno de los dos parecía tener la intención de dar el primer paso para besarse.
—Deberían pararse por hot dogs —dijo Lorenzo parado frente a ellos dos —Se acabarán y los besos no llenan de esa manera —se agachó para quedar frente a sus rostros
Ambos se distanciaron, fue incómodo para Dalia y alerta de problemas para Mike.
—No tengo hambre Lorenzo, así que vete —dijo Dalia fastidiada
—En realidad yo si —dijo Mike —No he comido nada más que cheetos y además eres increíblemente hermosa pero no quiero ocasionar problemas por aquí, Roma no me perdonaría jamás —sonrió —Un gusto Dalia —dijo antes de irse
—¿En serio? —dijo Lorenzo mirando a Dalia burlon —¿Creíste que ese niño diría algo para que me marchará y quedarse contigo? —soltó una risa
—Solo vete a otro lado —dijo la pelirroja mientras le sacaba el dedo corazón
—Es mi casa —se encogió de hombros mientras se sentaba a su lado
Suspiro. —Tienes razón —dijo mientras tomaba su bolso —Me disculpas con Roma dile que tuve que irme —dijo antes de pararse
—Dalia espera—dijo Lorenzo tomando su mano
—No Lorenzo, no me interesa hablar contigo así que dejame ir a casa —hablo cansada
—Por favor Dalia, ambos lo estropeamos —la miro suplicante
—Creo que no entiendes —suspiro —No me creíste y me tachaste de celosa loca, has cambiado demasiado. No te importa nada ni nadie parece que ni siquiera te interesas tú —hablo triste —Te extraño si, extraño al Lorenzo que conocí ese día en el centro comercial, aquel lindo, chistoso, interesante y respetuoso. No quiero a este Lorenzo idiota —termino de decir para zafarse de su agarre e irse
—Perdóname. Entiendo que te quieras ir —grito para luego tomar una cerveza
Dalia sentía un poco de lástima por él, le dolía verlo así pero solo el podía salir de ahí o quizas la pelirroja estaba siendo muy dura en ni siquiera escucharlo. El orgullo y la dignidad se pueden confundir y parece ser que es lo que esta pasando por aquí.
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Compras Nocturnas ©
RomanceLa noche era totalmente misteriosa para Dalia; por que se dormía a las ocho de la tarde, y si ese no era el caso aún así no salía de casa después de esa hora. O al menos eso decían los demás de ella. En el caso de Lorenzo, era totalmente al revés...