El chico tímido, carismático y aventurero al que Dalia le había permitido entrar a su vida se había desvanecido totalmente. Sus problemas en casa, su relación con Olivia y sus peleas con la pelirroja le habían consumido toda pizca de bondad y felicidad. El pelinegro tenía ojeras sobre sus ojeras, su cabello caía en su rostro por lo largo que este estaba, su cuarto era un caos y sus notas una verdadera vergüenza.
Aquellas noches de aventuras y risas habían cambiado por otras de alcohol, fiestas y sexo, justo como todo aquello que odiaba.
—Lorenzo hoy cenamos lasaña, esperamos puedas venir —dijo su madre con la esperanza de tenerlo más tiempo en casa
—No puedo, quede con Olivia —dijo antes de salir de ahí
—Es tu culpa por criarlos tan mal mujer —dijo el detestable padre
—Creo que comienzo a entender un poco a mi hermano —hablo la pequeña Roma mientras desayunaba avena a lado de sus padres, los cuales realmente deberían de volver a separarse por que todo eso solo dañaba a sus hijos.
Por otro lado si hablamos de la pelirroja todo marchaba bien, había mejorado bastante su condición, era más unida a sus amigos - los cuáles le creyeron de inmediato lo que Olivia hizo - y su relación con sus padres seguía muy bien pero aún así se sentía vacía de alguna manera. Se reprochaba a si misma por sentir eso por que si a él no le importaba ¿Por qué tenía sentirse tan mal? De igual manera tenía que ignorarlo por que no le agradaba ni un poco la persona en la que se había convertido.
—Animo poopy —dijo Grettell a su lado mientras veían películas en su sala de estar
—¿Eh? —dijo Dalia viéndola sin entender
—Estamos viendo tu película favorita por milésima vez y no le estás prestando atención, tu mirada esta perdida y justo acaba de pasar tu escena favorita y no chillaste como de costumbre así que ¿Pensando en Lorenzo otra vez? —cuestionó mientras la veía con una ceja levantada
—Claro que no —mintió haciendo una mueca —¿Quién es Lorenzo? —dijo de forma divertida
—Aja, haré como que te creo por tu bien —rió
—Es enserio, no me importa ese chico con sus mil problemas de dependencia, no soy psicóloga para ayudarlo ni un centro de rehabilitación —suspiro pesadamente —Aunque sin ser profesional se que todo es culpa de Olivia —se encogió de hombros
—Te puedo preguntar algo —dijo Grettell mientras le ponía pausa a la película y la veía directamente
—Claro —dijo confusa
—¿Te gusta Lorenzo? O sea ¿Como algo más que amigos? — pregunto mientras trataba de analizar sus expresiones al escuchar la pregunta
Dalia esquivo la mirada de su amiga, no podía responder por que ni siquiera ella sabía pero ¿Cómo le podría gustar Lorenzo? Siendo tan patético, idiota, divertido y agradable. Bueno, podría que le gustara un poco pero ese chico ya no existía, Olivia se había encargado de eso.
—¿Y...? —volvió a hablar Grettell por qué la pelirroja estaba totalmente inmersa en sus pensamientos
—No, es imposible, es un idiota —dijo viéndola a los ojos tratando de transmitirle la seguridad con la que lo decía, que sinceramente no era mucha.
—Si... No lo sé Dalia, es con el único chico aparte de Froy con el que te gustaba pasar tiempo. Siempre que te preguntábamos por cuando tendrías novio decías que nadie cumplía tus estándares y que gracias a películas y series donde muestran al chico como un caballero tu quedarías soltera por siempre —rodeo los ojos —Pero en cuanto Lorenzo entro a tu vida cambiaste un poco, te abriste más a los demás y solo pasabas tiempo con él así que ve con eso de que te desagrada a otro lado por que no te creo nada Dalia Solari —dijo viéndola desafiante
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Compras Nocturnas ©
RomanceLa noche era totalmente misteriosa para Dalia; por que se dormía a las ocho de la tarde, y si ese no era el caso aún así no salía de casa después de esa hora. O al menos eso decían los demás de ella. En el caso de Lorenzo, era totalmente al revés...