Capítulo 02

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El reloj cambió de 06:59 am a 07:00 am y comenzó a sonar para dar aviso al pelinegro que el día había comenzado para él.

Con un rostro de los mil demonios la apago, necesitaba cinco minutos más para reponerse de la noche pasada. No estaba crudo, no había bebido, ni siquiera acudido a una fiesta pero la noche anterior había entrado a un centro comercial a las dos de la madrugada.

« — ¡Quién coño anda ahí! — grito Grettell asustada por todo el ruido que Lorenzo ocasionó al entrar

— ¡Sabía que era una mala idea! — gruño Dalia — Yo no pienso morir aquí — hablo la chica mientras caminaba hacia una tienda que se encontraba abierta

Lorenzo había chocado con los juegos mecánicos para niños del lugar ocasionando que uno de estos se encendiera.

— ¿Por qué sugerí esto?, ¡Acaso no he visto películas de terror! — decía Froy con la respiración agitada, incluso parecía que orinaria sus pantaloncillos

— Oigan — hablo Lorenzo que apenas y podía pararse, el golpe en su pierna había dolido demasiado — ¡Soy Lorenzo! — grito — Vamos al mismo cole — dijo frente a todos menos Dalia

— ¡Nos has pegado tremendo susto imbécil! — hablo Lorena que había quedado tiesa del susto

— Oigan, ¿Y Dalia? — preguntó Grettell buscando a la chica

— ¿Quién? — preguntó Lorenzo. Conocía a Dalia pero no podía ser esa extraña chica que no sale de noche por que claramente era muy tarde.

— ¡Déjanos en paz! — salió Dalia de la tienda con un bate de béisbol en manos dispuesta a golpear a Lorenzo

— ¡NO! — gritaron todos pero fue en vano, Lorenzo ya había recibido el golpe en la cabeza pero gracias a que Dalia no era una persona muy atlética y su impulso fue el mínimo el golpe no lo derrumbó

—¡Auch! — se quejo Lorenzo tocando su frente

— Vaya, no pudiste derrumbar a este imbécil y pensabas salvarnos de un ladrón — carcajeo Grettell

Dalia había quedado perpleja al ver a quien le había proporcionado tremendo golpe, su rostro demostraba verguenza, el chico no le era familiar pero si sus amigos le conocían le parecía de mal gusto el haberlo golpeado con un bate.

— Lo lamento — hablo apenada mientras jugaba con su cabello

— No fue nada Dalia — hablo el chico mientras se sentaba en una banca del lugar

— Iré a un puesto de comida, deben tener hielo para el golpe de este niño — hablo Lorena con las llaves de su tío en mano

Dalia se quedo frente a el mordiendo su labio, no sabía como reaccionar, tal vez no le había hecho un gran daño pero de seguro le saldría un enorme chichón en la frente.

— Hoy he parecido piñata — rompió el silencio Lorenzo

— Ah claro — hablo sin prestar mucha atención Dalia

Si de indiferencia se hablaba ella era la reina. No era apática o "mamona" como dicen, solo era distraída, tímida y no le gustaba gastar su tiempo tratando de agradarle a los demás por eso solo acudía a Grettell cuando de socializar se trataba, si alguien pedía su ayuda se la daba pero no esperen a recibir una amistad llena de anécdotas de su parte, eso solo lo prescenciaba Grettell».

Lorenzo abrió los ojos de golpe, el cielo ya no se veía nublado, dirigió su visto al reloj en su buro que marcaba las ocho y media de la mañana, se paro demasiado rápido, no podía seguir faltando a la primera hora de clases, la señorita Susan lo tenía en la mira. Se arreglo de manera apresurada aunque sabía que ya no llegaría quedaban menos de diez minutos.

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