Engendros

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Chiara

—Caes a sus pies —término por él recordando lo que me dijo hace tiempo mientras estaba bajo su barbaridad.

La ira solo aumenta al ver su sonrisa arrogante como si tuviera el mundo agarrado de los huevos, me molesta el que siempre se crea superior, me molesta su maldita existencia. El hecho de que me haya dejado en estado crítico durante dos semanas debido a los dos balazos que me mando solo me reiteran que esperar a que me diga la verdad es estúpido y es por eso que vine.

— ¿Creíste que podías destruirme? Lo único que conseguiste fue adelantar tu muerte —cuestiono divertida y él ríe.

— Pero ¿qué dices? Quiero divertirme un poco más, que tal si me dejas tomarte una vez más, ¿te parece? —suelta y la ira me toma haciéndome mandarle un rodillazo que lo mueve y no dudo en apartarme de él.

— ¡Ultima oportunidad para decirme la verdad! —grito, furiosa y él no hace más que burlarse de mí.

— ¡Esto es guerra, víbora, y una que ganaré! —exclama extendiendo sus brazos y mis ojos caen sobre su camisa llena de sangre y el cuerpo en el suelo.

— ¡¿Por qué simplemente no me lo dices y terminas toda esta mierda?! —Grito ahogándome en mi propio veneno— ¡yo no quiero matarte, solo quiero saber la verdad! —agrego en un grito que me hace arder la garganta.

—Yo no le hago favores a nadie, yo no me sacrifico por alguien que no lleve mi sangre —responde tranquilamente y niego— ¡derramaste sangre Ivanov y vas a pagar!

— ¿Y tú no has derramado mi sangre acaso? Esto es me jodes y te jodo —suelto y él ríe.

— ¿Sangre Greco? —Pregunta con desdén antes de reír poniéndome a tragar mal—¡yo me ensucio las manos con basura!

La ira me revuelve el estómago y me hace estrellar mi mano contra su rostro, él no tarda en tomar mi muñeca y grito cuando mi espalda vuelve a impactar contra el suelo y algo tibio la cubre, el asco me toma y trato de quitármelo de encima, pero aprisiona mis manos con sus piernas.

—No tenía planeado matarte tan rápido, pero el derramar mi sangre merece un castigo —masculla demasiado cerca de mi rostro. El olor nauseabundo de la sangre me hace remover y libero una mano mandándola a su rostro.

— ¡Suéltame, malnacido! —grito mandándole golpes que enrojecen su labio, pero no se defiende, solo se concentra en mi rostro.

Mis ojos se llenan de lágrimas por la maldita impotencia y la ira que quema mis venas, vengo a mis padres, pero no sé su verdad y es que no me basta, no es suficiente para mí estar en la cima si los de abajo se ríen de mi ignorancia.

— ¿Tanto deseas la verdad? —pregunta y mando mi codo a su rostro haciéndolo apartar.

Mi respiración es un desastre y deseo solo gritar, pero verlo ahí y saber que él puede aclarar todas las malditas dudas que tengo, me hace enfurecer porque lo peor de odiarlo es saber que lo necesito. Retrocedo sacando mi arma con la mente nublada mientras él se levanta limpiándose el rostro.

—Tengo la mitad de mis memorias en blanco, no sé quién soy y no sé quiénes eran mis padres —digo más para mí que para él—solo recuerdo mi vida en América y estoy harta ¡Harta de no saber nada y de que tú lo sepas todo! ¡Solo te pido que me lo digas! —agrego como un último recurso porque sin él, no sé a quién recurrir.

Me muevo alejándome de él y este solo se inclina con el rostro contraído mientras quito el seguro de mi arma. Su cuerpo está cubierto de sudor haciendo que su frente brille y el cabello se le pegue en esta. Mi cabeza comienza a doler y él se lleva las manos al abdomen antes de soltar una ola de vomito que cae a sus pies, retrocede y frunzo el ceño ante su palidez.

Bárbaro [E #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora