Víbora & ruso (1/2)

372 34 1
                                    

Chiara

El lugar está desolado y el mar se ve a unos cuantos metros, el frio me mueve y me encamino al otro lado mientras mis hombres se escabullen por el lugar. Sé más o menos como es Santino y el porque me liberó, cree que yo solo quiero venganza, pero está equivocado, esa es una pequeña parte de lo que quiero. Es por eso que cree que el ataque es por parte de Duman, me cree incapaz de atacarlo y ese es su punto débil, su talón de Aquiles, el subestimar. Y lo sé, porque después de unas dos horas veo llegar las camionetas rusas de donde baja Duman el cual lleva una gabardina larga color negro y unas gafas que sinceramente lo hacen ver demasiado sexy.

—Estamos aquí —me avisa Edik por el intercomunicador. Están en las fábricas italianas a la espera de mi orden para volarla.

—Está bien, yo les aviso —advierto y después de su respuesta me concentro en el ruso el cual habla con el jefe de la tripulación.

Veo como el ruso se altera y sonrío, por laguna razón siempre me gusta verlo enojado. El ruso se mueve dando órdenes y a lo lejos diviso las camionetas italianas cosa que segundos después le avisan a Duman quien manda a sus hombres a revisar. Yo estoy en la torre del faro abandonado a unos metros del puerto el cual también se supone debe estar abandonado o eso creen los del gobierno, se hacen los que no ven, es lo que les conviene.

Veo como el líder de la tripulación corre en dirección al buque, pero le hago una señal al francotirador del otro lado y este le vuela la cabeza haciendo que Duman se gire en su dirección dándome la espalda. Los italianos se toman en lugar y observo con tranquilidad la guerra de balas que baja más cabezas italianas que rusas y salgo del faro encaminándome al lugar donde se posan los líderes de los dos clanes respaldados por los que quedan de sus hombres y me mantengo a unos metros entre los contenedores con las manos metidas en los bolsillos de mi abrigo.

— ¡Creí que te había dejado claro que no te metieras conmigo! —exclama Santino y el ruso suelta una risa cargada de demasiada burla.

— ¡Sabes muy bien que me importa una mierda tus malditas amenazas! —responde Duman y relamo mis labios al notar como lleva su camisa desabrochada y una cadena cuelga de su cuello, pero mi atención se va al anillo de esmeralda que resalta en su dedo.

—Maté a tu padre y supongo que ya sabes quién me ayudó, es por eso que te digo que te andes con cuidado porque lealtad por parte de tus hombres no tienes —suelta el líder de los Destruzione y frunzo el ceño.

—Ekaterina ya tuvo su castigo, supongo que sus padres los cuales se proclamaron tus seguidores, ya recibieron mi regalo y créeme que haría lo mismo contigo, pero casualmente me cargue a tu padre...y a tu madre —suelta causando que el italiano levante su arma en dirección al ruso que hace lo mismo.

Sonrío cuando todos se apuntan contra todos y llevo mi mano al intercomunicador el cual zumba antes de mandarle mi señal al otro francotirador el cual está sobre una de las grúas. El ambiente es tenso, el olor a muerte se perpetúa al igual que el silencio el cual, es interrumpido con el zumbido de un disparo que da de baja al consejero italiano el cual cae al suelo con un orificio en la frente. Los dos líderes de los clanes se miran con odio y ahí, conmigo a solo metros. Las balas centellan dejándome ver de cerca la pelea cuerpo a cuerpo entre Santino y Duman, lo cual termina con el ruso estampadle la cabeza al italiano contra el concreto. Sonrío antes de dar la orden la cual produce que otro zumbido se escuche por encima de las voces y que impacte contra el brazo del italiano el cual grita y aparta al ruso el cual se levanta. Doy otra orden y dos estallidos se escuchan a lo lejos, todos se giran hacia la nube de humo que suelta el buque que ya había salido y otro se escucha explotando una camioneta de los italianos.

Todos parecen desconcertados y el ruso mira al piso antes de dispararle a los italianos que la siguiente explosión que deja hecho añicos una de las bodegas, los espanta y después de dar la orden, se retiran. Veo al cobarde de Santino correr a una de las camionetas que podría explotar ahora mismo, pero deseo verlo suplicar. El ruso permanece en su sitio mirando el buque en llamas y sonrío antes de salir de entre las sobras, el sonido de mis botas contra el concreto lo hace girarse y le dedico una sonrisa retadora cuando sus ojos se posan en los míos.

Bárbaro [E #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora