Yarost'

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Chiara.

El sol ilumina el jardín de una manera extraña, es eso o que yo amanecí con más calor de lo normal, bueno, teniendo en cuenta el tiempo creo que el problema soy yo. El moreno aparece en mi campo de visión y resoplo harta de este tipo.

— ¿Cómo es tu nombre? —pregunto haciendo los respectivos estiramientos.

Se mantiene callado aunque le vuelvo a preguntar y contengo la respiración así como las ganas de pegarle.

— ¿Qué problema tienen aquí con los nombres? —pregunto a la nada mientras escucho sus indicaciones.

Lo sigo a través del jardín y ruedo los ojos al ver la enorme llanta a unos metros de mí, según él es día de fuerza y por eso me ordena llevar la enorme llanta a través de un maldito campo de tiro no sin antes correr una hora alrededor de este. Mis músculos se tensan y trato de dar todo de mí, pero solo logro avanzar dos pasos con la llanta antes de que esta caiga ruidosamente sobre el césped el cual se levanta. Gruño enfurecida ante sus insultos y dejo salir un suspiro antes de continuar, las horas pasan y no sé cómo, pero logro llevar la llanta dos veces a través del campo. Las extremidades me duelen y por eso termino tendida en el suelo, la tarde llega y un potente chorro de agua impacta contra mi cuerpo mientras los gritos del hombre me perforan los tímpanos. Me pone a correr con unas pesas de unos veinte kilos a través del campo para después hacer sentadillas con las mismas. Las piernas me duelen y tengo que cerrar los ojos con fuerza cuando las ganas de llorar aparecen. Me pone a correr otra hora y me permite comerme dos manzanas antes de seguir. Las horas pasan y los días lo hacen igual, termino con los brazos adoloridos por cortar tanta leña, las persecuciones de los perros vuelven al igual que las horas dentro del bosque con los silbidos que poco a poco se van convirtiendo en un sonido horrible.

Ceno en mi cuarto y al día siguiente me ponen a correr por horas mientras disparo a objetivos que aparecen de repente, poco después me ponen a maniobrar armas de alto calibre para luego agregarle una navaja que debo aprender a manejar, tajar cuellos se convierte en algo de todos los días al igual que enterrar balas en sus cráneos. No he visto a nadie además de Fedor en estos días y no sé qué pasa ya que todos se comienzan a mover demasiado rápido. Los entrenamientos siguen y esta vez debo dar tres vueltas con la enorme llanta para después hacerlo con los sentidos alerta cuidándome de que no me maten, es fácil; no dejes caer la llanta y no te dejes rebanar el cuello y así lo hago, maniobrar las navajas se vuelve pan comido al igual que las armas de alto calibre. El tiempo se extiende a otra semana ya que Duman no ha vuelto, eso de estar pendientes a que los italianos no tumben los cargamentos lo mantuvo lejos de mí y estoy feliz por eso.

Un día estoy comiendo tranquilamente en mi cuarto y en otro soy lanzada a la piscina con los grilletes llevándome al fondo mientras evito ahogarme y que tampoco me maten ya que varios hombres se lanzan a la piscina con la clara intención de matarme, pero el agua se tiñe de sangre y no de la mía. Otro día llega y tengo que volver al bosque con la mente hecha mierda ya que ese hombre se ha encargado de meterse en mis sueños y de paso el jefe de los kops se ha encargado de meterme en la cabeza que mi única misión es matar. De un día a otro me veo a mi rodeada de hombres con hachas, navajas y hasta katanas, me concentro y me voy contra ellos con solo una navaja, termino con el rosto golpeado y con una herida en el brazo, pero con los cuerpos a mis pies.

El fin de semana llega y a solo dos días del encuentro con Duman, este aparece y no me mira, solo le hace una señal a Fedor el cual manda a una mujer por el atuendo que me coloco para volver a cenar con esa gente, pero esta vez noto que es algo más preparado y no hablo de la cena, sino de mi atuendo; una vestido con un escote bastante pronunciado, unas botas que cubren mis piernas y una gabardina color beige. Salgo de la habitación sintiéndome rara, al subir las escaleras me encuentro con las mismas cinco personas, tomo asiento mientras la mujer no deja de mirarme. Ekaterina le susurra cosas a Duman y a mí el dolor de cabeza no me deja estar bien. La comida trascurre en silencio a excepción de las veces que Ekaterina le habla a Duman.

— ¿Ya se resolvió todo con los italianos? —pregunta la rubia sin nombre y levanto la mirada encontrándome con la de Duman la cual me tensa cada musculo de mi cuerpo.

—Ya casi, falta poco —responde con seriedad mientras yo juego con la comida.

El postre llega y me apresuro a comerlo tratando de ignorar los susurros de la pelinegra y dejo caer el cubierto cuando una punzada atraviesa mi cabeza, las miradas se vuelven hacia mí y cierro los ojos tratando de recuperarme.

— ¿Estás bien? —pregunta el hombre de edad lo cual me desconcierta ya que desde que lo vi no me ha dedicado ni una mirada.

—Sí, solo estoy un poco cansada —respondo dejando de lado la comida.

—Ve a descansar, necesito que estés bien para mañana —ordena Duman y no tengo ánimos de refutar, es por eso que me levanto y bajo la mirada de todos, salgo del lugar.

Al llegar a mi habitación me deshago de las botas y la gabardina para después dejarme caer en la cama, cierro los ojos y por instantes mi mente se desconecta, pero cuando mis ojos se entreabren veo una silueta sobre mí, mi cuerpo se estremece cuando el roce de una mano acaricia mi rostro, jadeo por lo pesada que tengo la cabeza y trato de hablar cuando siento como acarician mis labios. La silueta se mueve de aquí para allá pero no logro reconocerla, me remuevo tratando de tomar la mano que me tiende pero el mundo se me oscurece por instantes y cuando por fin puedo abrirlos bien, no hay nadie.

Mi mente se vuelve una asco cuando los recuerdos con mis padres se me vienen a la mente y todo se revuelve con los recuerdos de mi vida en América, alguien susurra en mi oído y no sé cuándo estoy soñando y cuando no, mi cuerpo se siente pesado mientras las secuencias de mis entrenamientos se repiten en mi mente junto con el sonido de la arena cayendo, de un momento a otro me veo sumida en mi vida antes de irme a América y es poco lo que veo, pero una enorme mansión se postra frente a mí, pero antes de poder hacer algo, la oscuridad me sume.

Bárbaro [E #1]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora